Vivimos en una época en la que la industria del cine ha decidido convertir en género los llamados biopics. A Complete Unknown es la historia de los primeros años de éxito de uno de los genios de la música contemporánea, Bob Dylan. No es la primera vez que el cine se acerca a su figura, ya que este artista grande y revolucionario da mucho de sí pese a ser un personaje huraño y antipático, pero hasta eso se le consiente.

Aún estoy aquí, de Walter Salles, es una película extraordinaria por varios motivos: principalmente por su temática, por la interpretación de Fernanda Torres y, finalmente, por la dirección. Es, sin duda, la mejor película de su director.

Esta semana os quiero hablar de La tutoría, una película nórdica muy inquietante. Debo reconocer que el cine que llega de estos lares, así como las series, me producen mucho desasosiego y a veces malestar, pero me revuelven y me dejan fijo a la pantalla y eso me pasa esta vez. Debo advertir que desconozco cuáles son las reglas escolares de niños de seis años en nuestro sistema educativo, aunque me parece, y no lo afirmo, que no deben de estar muy lejos de la historia que se plantea en La tutoría, como eje central y desencadenante en el debut de Halfdan Ullmann Tøndel, nieto de Liv Ullmann e Ingmar Bergman, que logró reconocimiento en Cannes.

El director de origen chileno Pablo Larraín vuelve a ofrecernos un nuevo biopic centrado en la figura de uno de los mayores mitos de la ópera, María Callas. El cineasta niega que quisiera formar una trilogía junto a Jacqueline Kennedy y Lady Di, sus dos anteriores películas. Al igual que éstas, en María Callas se centra en momentos concretos de su vida, aunque con una propuesta más clara. Todo comienza con el cadáver de la Callas, de tan sólo 53 años, en su piso de París, donde vivió sus últimos años. A continuación rebobinamos a la última semana de vida de la diva donde la veremos acompañada de su mayordomo y criada.

De nuevo empiezo estas líneas con toda una declaración de intenciones: me gusta y mucho el cine que realiza el director Daniel Calparsoro por muchos motivos. En primer lugar, porque es un especialista en el cine de acción o thriller, pocos como él saben llevar al máximo este tipo de cine que nada tiene que envidiar al de sus colegas norteamericanos. Sabe dotar a éstos de buenas tramas con los suficientes giros como para atrapar a cualquier espectador que le guste este tipo de películas. Además, dirige a sus actores de una forma ejemplar, exprimiéndolos al máximo y sacándoles a su mayoría de su zona de confort. Y, por si fuera poco, sabe convertir en héroes a auténticos perdedores.

Puede ser que a algunos les asuste la duración de la película. Sí, es verdad, son algo más de tres horas y media, más intermedio. Yo vi The Brutalist en el Festival de Valladolid y al enterarme de la duración me dio mucha pereza, pero venía avalada por muy buenas críticas, así que me metí de lleno en la proyección.

Lo primero que tengo que deciros de Babygirl es que si decidís ir a verla hay que hacerlo sin ningún tipo de prejuicios. Es una película que empieza con una masturbación sobre la alfombra de la casa de la protagonista mientras contempla porno en su ordenador, que ya es por lo menos totalmente incorrecto. Babygirl no engaña a nadie con una historia de por sí inquietante, la de una alta ejecutiva ya madura, en apariencia feliz en su matrimonio, que se engancha a una relación sexual no convencional con su joven becario. Sus consecuencias pronto van a atrapar, o a espantar, al espectador. Eso lo dejo a vuestro juicio.

Los que leéis habitualmente estas líneas sabéis que siento una cierta debilidad ante las mal llamadas películas pequeñas, una calificación que me cuesta entender ya que a veces las historias son mucho más grandes que las de esos títulos de abultados presupuestos con resultados, aunque no siempre, que dejan mucho que desear. Desmontando un elefante, la recomendación de esta semana, me ha gustado mucho. Aunque el tema central no pretenda conmover, remueve una serie de sentimientos que una vez fuera del cine te invita a reflexionar y a rellenar los distintos puntos suspensivos que deja pendiente.

Inauguramos el año con la película Vivir el momento, que clausuró el pasado festival de cine de San Sebastián. Lo hizo con buenas críticas y una excelente recepción por parte del público. Vivir el momento se inscribe en ese género que ha surgido últimamente en el que la historia que se cuenta se fragmenta y no tiene una continuidad clásica en la que el tiempo y las acciones van ligadas cronológicamente. De esta forma, la historia de esta pareja a lo largo de los años va a ir hacia atrás y hacia adelante dificultando saber a veces dónde estamos.

Esta semana quiero recomendaros Oh Canadá, la nueva película de Paul Schrader, el que fuera guionista de la mítica Taxi Driver y responsable de un buen número de buenas películas. En esta ocasión ha querido acercarse a la novela Los abandonados, de su buen amigo Russell Banks, y rendirle un homenaje póstumo. Para ello ha contado en su rol protagonista con el ahora madrileño Richard Gere (digo esto porque se acaba de mudar a la capital con su mujer española) al que descubrió a lo grande cuando le dio el papel principal de American Gigoló hace nada más y nada menos que 40 años.