
Esta semana quiero recomendaros Oh Canadá, la nueva película de Paul Schrader, el que fuera guionista de la mítica Taxi Driver y responsable de un buen número de buenas películas. En esta ocasión ha querido acercarse a la novela Los abandonados, de su buen amigo Russell Banks, y rendirle un homenaje póstumo. Para ello ha contado en su rol protagonista con el ahora madrileño Richard Gere (digo esto porque se acaba de mudar a la capital con su mujer española) al que descubrió a lo grande cuando le dio el papel principal de American Gigoló hace nada más y nada menos que 40 años.
En esta ocasión nos cuenta una historia laberíntica y demoledora de un hombre atormentado por la culpa y los remordimientos, o cuento, al menos yo lo veo así. Un famoso documentalista norteamericano afincado en Canadá que padece un cáncer terminal decide conceder una larga entrevista para hablar, en principio, de su obra a dos antiguos alumnos. Éstos no saben que lo que realmente quiere hacer es vaciar su conciencia delante de su mujer, a la que impone durante el rodaje (magnífica Uma Thurman).
Asistimos como espectadores a esta narración final sin saber muy bien si lo que está contando es del todo cierto o los propios medicamentos que está tomando le llevan al delirio de lo vivido. O incluso si imagina que pudo ser real. Por lo tanto, la narración está fragmentada y a veces cuesta seguirla porque es lo que quiere el director, que nos adentremos en la personalidad y en los actos de un hombre perseguido fundamentalmente por la culpa. Un hombre que huyó de las responsabilidades y que busca ahora la redención ante unos hechos nada loables: tres mujeres, un hijo del que nunca le habló a su actual pareja y al que abandonó para marcharse a Canadá y una huida para no participar en la guerra de Vietnam haciéndose pasar por gay. Sucesos que provocaron consecuencias no sólo para él, sino para aquellos que formaban parte de su vida.
En busca del perdón
Yo veo a un ser egoísta que antepuso su 'yo' a todo lo demás sin ningún problema de conciencia. Es ahora cuando este hombre, a punto del abismo final, intenta que le perdonen, aunque realmente lo que busca es perdonarse a sí mismo. Por eso el pasado está claramente siendo desafiado, trastocado y socavado y hace que Oh Canadá se convierta en una película profunda y un tanto dispersa, eso sí. El espectador tendrá que tomar una actitud concreta ante las decisiones del protagonista, ya que la vida de este hombre está contada como si de un rompecabezas se tratase. ¿Está inventando o mintiendo? Hay una frase en la película que lo explica cuando dice "tanto si crees en Dios como si no, no mientes".
Es un film donde asistimos a la vida de un hombre, como señalaba, atormentado por la vergüenza y el fracaso ante una verdad que ocultamos por conveniencia, pero sobre todo por cobardía. ¿Es esto que estoy contando verdad? Pues no lo sé, vosotros decidís si vais a ver Oh Canadá con un Richard Gere magnífico ya en plena madurez que sabe cómo dar vida con auténtica maestría a este personaje tan complejo.
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