El director de origen chileno Pablo Larraín vuelve a ofrecernos un nuevo biopic centrado en la figura de uno de los mayores mitos de la ópera, María Callas. El cineasta niega que quisiera formar una trilogía junto a Jacqueline Kennedy y Lady Di, sus dos anteriores películas. Al igual que éstas, en María Callas se centra en momentos concretos de su vida, aunque con una propuesta más clara. Todo comienza con el cadáver de la Callas, de tan sólo 53 años, en su piso de París, donde vivió sus últimos años. A continuación rebobinamos a la última semana de vida de la diva donde la veremos acompañada de su mayordomo y criada.
En el aire queda la pregunta de qué le pudo llevar a esta muerte tan prematura. No es que Larraín nos de explicaciones, pero sí nos la muestra como una adicta a las pastillas de todo tipo y sin la fuerza vocal de la que hizo gala durante toda su carrera. El director nos muestra a una Callas con una delgadez extrema y alejada voluntariamente del mundo mientras recordamos con ella varios fragmentos de su vida: su lucha por no estar gorda, algo que le obsesionaba, sus conciertos y sobre todo su amor con el magnate griego Aristóteles Onassis, el gran amor de su vida con el que nunca llegó a casarse. También vemos cuando la abandonó por una Jacqueline Kennedy en la cima de su popularidad y a la que sí hizo su mujer.
El romance de ambos es, a mi juicio, demasiado insistente en la película dejando de lado otros aspectos que hubieran sido más interesantes. La cinta juega con el blanco y negro y el sepia para los recuerdos, reservando el color para lo que pasa en el presente en el apartamento de la artista. Asistimos, asimismo, a sus conversaciones con un documentalista imaginario que da pie a los distintos pasajes de la vida de la Callas. La película está llena de recreaciones musicales, la mayoría de ellas interpretadas por la actriz Angelina Jolie, que al parecer se entrenó durante meses para poder realizar un trabajo digno. Es imposible después de verla no reconocer el gran trabajo de la actriz, una interpretación en algunos momentos asombrosa, sobre todo por su contención, transmitiendo una alta gama de registros y emoción cuando incluso su personaje apenas controla su deterioro mental y físico.
Una mujer clave del siglo XX
Es posible que algunos piensen que van a salir del cine sabiendo mucho de la vida de María Callas, si es así pueden sentirse un poco defraudados. Pero eso no es óbice para ver una historia lo suficientemente sólida como para imaginar lo que pudo ser su vida. Hay documentales y películas, como la que dirigió el italiano Franco Zeffirelli con Fanny Ardant, que se ajustan más al relato clásico, algo que no le interesa a Larraín. Como ya hizo con Jackie y Spencer, nos muestra el retrato de una mujer clave en el pasado siglo XX y cómo fueron esos últimos momentos con una mente enajenada, de lo que fue y en qué se convirtió en los últimos momentos. Es una historia trágica donde el destino al que se ha visto abocada no puede controlarlo, es de alguna forma su propio verdugo ya que sufre de una incapacidad extrema para cumplir sus promesas. Es casi como una ópera, una última ópera con un final desgarrador, la historia de una mujer que sólo pudo encontrar la paz cantando con el corazón.
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