Evasión

Andrés Arconada recomienda 'Babygirl', un relato mordaz del deseo femenino con una Nicole Kidman insuperable

Lo primero que tengo que deciros de Babygirl es que si decidís ir a verla hay que hacerlo sin ningún tipo de prejuicios. Es una película que empieza con una masturbación sobre la alfombra de la casa de la protagonista mientras contempla porno en su ordenador, que ya es por lo menos totalmente incorrecto. Babygirl no engaña a nadie con una historia de por sí inquietante, la de una alta ejecutiva ya madura, en apariencia feliz en su matrimonio, que se engancha a una relación sexual no convencional con su joven becario. Sus consecuencias pronto van a atrapar, o a espantar, al espectador. Eso lo dejo a vuestro juicio.

Romy, nuestra protagonista, siempre en mi opinión, es mala en todos los sentidos: como madre, como jefa y, por supuesto, también como esposa. Algunos han señalado que Babygirl es una sátira a todos esos thrillers pseudoeróticos que se hicieron en los años 90, por poner un sólo ejemplo estamos hablando de películas del estilo de Instinto Básico. Hay que reconocer que, a diferencia de aquellas, Babygirl tiene una visión de la sexualidad bastante clara y la trata, además, sin ningún tipo de vergüenza. Es como una diversión perversa en una película de las que ya no abundan, tanto que perdura en nuestra memoria una vez vista y no te abandona.

Asistimos a un retrato provocador del sexo y del poder que puede resultar para algunos algo tóxico, aunque la protagonista no lo viva así. Lo que más sorprende de Babygirl es que todo esto esté tan equilibrado en lo que todo funciona tan bien. Se convierte casi en un milagro, ya que podría haber resultado todo lo contrario y haber sido una película horrenda y mala. De hecho, sinceramente, opino que se convierte en un relato mordaz sobre el deseo sexual femenino, sobre el propio matrimonio y por supuesto sobre las distintas dinámicas del poder en varios ámbitos.

Puede parecer que Babygirl sólo explora los pactos vergonzosos de los actos de una mujer, digamos complicada, de aquellas cosas que nunca contaría. Y sin embargo, el espectador la entiende, no sólo en la forma en la que actúa, ya que nos permite entrar en sus secretos y emociones más íntimas porque ella misma se entiende a la perfección. En parte es así porque la directora de la película, Halina Reijn, nos la cuenta cómo si estuviéramos observando a los protagonistas a través de un espejo de dos caras.

Nicole Kidman, insuperable

Todo ello es posible por una interpretación superlativa de todo el elenco, incluyendo a Antonio Banderas, que interpreta al marido. Pero lo de Nicole Kidman es insuperable, magnífica de principio a fin. Cuando sale, arde la pantalla. No me extraña su premio en Venecia, su nominación a los Globos de Oro y, a buen seguro, en los Oscar. Atreveos con Babygirl, no os dejará indiferente.

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