Tengo que advertir antes de nada que no soy ningún fan del cine de Almodóvar, aun así cuando veo una de sus películas voy sin ningún tipo de prejuicio. Por lo tanto, reconozco que hay films que me han gustado mucho, otros menos y algunos nada. En el caso de La habitación de al lado, la última del cineasta manchego, tengo sensaciones encontradas: hay partes que me apasionan y otras que me echan para atrás, por ejemplo ese discurso político que ha tomado en los últimos tiempos y que incluye cada vez que puede, no sólo en su cine, sino en su vida pública. Algo que me produce cansancio, no lo voy a negar, por lo que desconecto cuando me incluye diálogos donde aprovecha para colocarme su ideología. No obstante, no me parece mal ya que como responsable máximo de sus películas puede hacer lo que quiera.