Televisión

Andrés Arconada recomienda la película 'Marcello Mio': "Es el homenaje de una hija a su padre"

Esta vez os propongo una recomendación muy particular, Marcello Mio. Sé de antemano que no es una película a priori muy popular y no estoy muy seguro de que lleve a mucha gente al cine. Además, a mis compañeros de la crítica no les ha entusiasmado especialmente. ¿Por qué entonces Marcello Mio?, os preguntaréis. Porque es un homenaje de una hija a su progenitor, uno de los grandes del cine europeo de todos los tiempos, Marcello Mastroianni, y porque ha contado con la complicidad de su madre, la que fuera pareja del actor y otra grande del cine: Catherine Deneuve.

Chiara Mastroianni se ha atrevido con este juego en el que todos los que salen en la película se interpretan a sí mismos, jugando con lo ficticio y lo verdadero, dejando al espectador que sea el que juzgue, opine y saque sus propias conclusiones. Chiara Mastroianni es una actriz reconocida que ha trabajado con grandes directores pero nunca ha dejado de ser 'la hija de'. Un día, después de un casting tortuoso, decide que va a ser su padre debido al gran parecido con éste: se caracteriza como él, se viste como él, anda como él y toma sus poses. En definitiva, decide ser Marcello. Al principio todos se lo tomarán como un juego, como un chiste, pero ella sólo es Marcello.

Entramos entonces en un extraño juego, o sueño, en una inmersión benévola en la complicada cuestión de la presencia genética y en una comedia dramática sobre la crisis de identidad al tiempo que realiza un recorrido por el trabajo cinematográfico de su padre. Nos deja la sensación, en los paseos nocturnos del personaje, que la encarnación del mismo no deja de ser un acercamiento al mito para hacer las paces con él.

Excepcional Catherine Deneuve

La verdad es que Marcello Mio es una película que se deja ver con facilidad, mezclando la nostalgia y el amor familiar. Su protagonista realiza un valiente trabajo haciendo de su padre, pero sin perder su propio yo. Los actores y personajes que la acompañan cumplen de sobra con su cometido, destacando a Catherine Deneuve que está realmente excepcional.

Como excepcional es también el inicio en la Fontana di Trevi de Roma donde Marcello Mastroianni rodó La Dolce Vita, doblemente homenajeada en el metraje, y las referencias a los programas de telebasura que ponen a prueba la inteligencia del espectador. Me gusta especialmente porque al final desaparece lo amargo para abrirse a la esperanza. O así lo entendí yo.

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