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Thu, 29 May 2025 14:25:19 +0200
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Hay verdad, y mucha, en la obra de Carlos Ares. También raíz, fuerza, misterio. Nacido en A Coruña, en 1997, el productor y cantautor se coronó el año pasado como una de las grandes promesas del panorama musical con el lanzamiento de Peregrino (BMG), su primer álbum, tras más de una década colaborando en los proyectos de Paula Cendejas y otros artistas. Estos trabajos le permitieron crearse un colchón económico con el que financiar su debut, y el resultado fue fantástico: recibió el Premio MIN a Mejor Álbum de Pop "por su propuesta orgánica y vanguardista". El disco le brindó muchas alegrías, pero no es oro todo lo que reluce. El éxito, más allá de su atractivo, puede ser problemático, algo así como quedarse un rato largo dentro de la boca del lobo. Así se llama, de hecho, el segundo disco de Ares, un trabajo de diez canciones que aterriza como su reflejo, ahora que su vida se acelera y la exposición pica algo más. "Ha sido difícil lidiar con las expectativas, pero he intentado ser fiel a mi libertad creativa y guiarme por el instinto más que por complacer a nadie", avanza.