Evasión

Carlos Ares se entrega al personaje en su nuevo disco, 'La Boca del Lobo': "He cogido miedo al éxito"

Hay verdad, y mucha, en la obra de Carlos Ares. También raíz, fuerza, misterio. Nacido en A Coruña, en 1997, el productor y cantautor se coronó el año pasado como una de las grandes promesas del panorama musical con el lanzamiento de Peregrino (BMG), su primer álbum, tras más de una década colaborando en los proyectos de Paula Cendejas y otros artistas. Estos trabajos le permitieron crearse un colchón económico con el que financiar su debut, y el resultado fue fantástico: recibió el Premio MIN a Mejor Álbum de Pop "por su propuesta orgánica y vanguardista". El disco le brindó muchas alegrías, pero no es oro todo lo que reluce. El éxito, más allá de su atractivo, puede ser problemático, algo así como quedarse un rato largo dentro de la boca del lobo. Así se llama, de hecho, el segundo disco de Ares, un trabajo de diez canciones que aterriza como su reflejo, ahora que su vida se acelera y la exposición pica algo más. "Ha sido difícil lidiar con las expectativas, pero he intentado ser fiel a mi libertad creativa y guiarme por el instinto más que por complacer a nadie", avanza.

De nuevo, el folk de Ares llega como el resultado de un trabajo genuino y cuidadísimo que apunta a la música desde el respeto. Un año después de Peregrino, La Boca del Lobo (BMG) amplía el repertorio que el artista quería conseguir para jugar un poco más en sus conciertos. El proceso de creación ha sido un camino de intuiciones y meticulosidad. "Suelo ser bastante paciente, tanto a la hora de crear como a la de dar por finiquitado un trabajo. A veces me cuesta más llegar al resultado que busco y otras menos. Intento darle a cada canción el tiempo que necesita, puedo extenderme semanas sumando pequeñas capas de detalles, confiando en que alguien las escuche... Me suele costar lo de dar algo por terminado", cuenta el músico a Evasión.

Un pulso entre la libertad y la complacencia

Ares insiste en la importancia de crear desde la "libertad creativa". ¿Es fácil respetarla? "Es muy delicada. Yo mismo sin darme cuenta he coartando mi libertad en muchas ocasiones. Pretender obtener un beneficio económico, o satisfacer al oyente en vez de a ti, o querer entrar en un determinado circuito, en una radio, en las playlists… todas estas premeditaciones condicionan al artista y a su libertad, le contracturan hasta el punto de no poder moverse más que dentro de unos márgenes estrechísimos. Personalmente intento que mi música esté libre de pretensiones y atienda únicamente a lo que me emociona en cada momento", afirma.

¿Qué hay de la complacencia? El oficio de la música conecta directamente al artista con el público. En La Boca del Lobo, su autor aborda cuestiones como el ego: "Hay que mandarse recordatorios constantemente. Pienso que al público suele gustarle más que el artista sea genuino a que intente complacerle".

Galicia, un hogar

Al igual que sucedía con Peregrino, sus raíces gallegas están muy presentes en su segundo álbum. "Es una tierra muy particular, te marca", sostiene. Galicia es el refugio donde encuentra la tranquilidad que necesita cuando Madrid se vuelve demasiado hostil. La capital es juego, estímulo. A Coruña es hogar, al fin y al cabo. Y allí, con su familia, en los lugares de siempre, en la montaña, el nervio se suaviza. Ares ha hablado en más de una ocasión de sus problemas de ansiedad, que se han visto agravados en esta última etapa a raíz de su trabajo. Entre los elementos de la portada del disco hay una máscara con la que Ares se cubre el rostro. "Es una forma de caricaturizarme, es el personaje artístico al que he terminado por entregarme", señala.

"La boca del lobo es el 'éxito' que tantos perseguimos, y al que le he cogido miedo últimamente. El personaje quería que transmitiera algo inquietante, que se correspondiera con mis sensaciones en esta etapa de mi vida. La construcción de detrás es una palloza, típica del noroeste peninsular. Y las xocas (los cencerros que cuelgan del torso) son un elemento sonoro que me ayudó creativamente a anunciar la llegada del álbum, representan la supuesta llegada del 'éxito' y sus temidas consecuencias, y de La Boca Del Lobo", añade el artista.

Vivir de la música: ¿sí o no?

Ares ha llegado a definir su profesión como una etapa, algo pasajero, y ha fantaseado con marcharse lejos y trabajar en otra cosa, quizás más sencilla y menos ruidosa. De momento, esperará: "La música ahora mismo es mi vida. Está siendo una experiencia tremendamente intensa y bonita para mí. Pero hace no mucho, reflexionando, me pregunté si esto iba a ser lo que me definiera el resto de mis días… La verdad que me pareció más atractiva la idea de, una vez vividas todas las experiencias en un ámbito, cambiarme a otro totalmente distinto. Me pareció hasta revolucionario".

El artista figura entre los cabezas de cartel de festivales como Sonrías Baixas, Granada Sound, Vida Festival, BBK Live o Portamérica. Este viernes, 30 de mayo, inaugurará su gira en el festival Tomavistas de Madrid. Lo celebra: "Espero seguir mirándome con los que me acompañan sobre el escenario, y también con quienes nos acompañen desde abajo. Nuestra voluntad será emocionarnos y emocionar. Ser felices, poco más".

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