Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

El mercado de bonos se encuentra ante un momento extraño y decisivo. Cuando la Fed y el BCE se lanzaron a sus frenéticas subidas de tipos de interés, en noviembre de 2023, la rentabilidad del bono a diez años de EEUU llegó a situarse por encima del 5% y la de los títulos de deuda europea ascendían de forma paralela. En aquel momento, los inversores hablaban de esto como una oportunidad única para aprovechar estos bajos precios y altos retornos y tomar posiciones antes de que los tipos bajasen e irremediablemente, este pico se difuminase. Han pasado once meses desde aquel momento en el que los focos del mundo apuntaron a la deuda y ya con los tipos cayendo… las rentabilidades siguen subiendo, con algunos analistas volviendo a apuntar al 5%. Ahora los inversores se preocupan por lo que viene próximamente.

Año 2023, a priori los bancos iban a disfrutar de una edad dorada gracias a la frenética subida de los tipos de interés. Sin embargo, algo que pocos preveían desató un auténtico terremoto. Silicon Valley Bank anunciaba que sus cuentas estaban cargadas de pérdidas no realizadas ante un desplome de los bonos en los que habían depositado toda su estabilidad financiera. Con escaso margen para respirar la firma reconoce que tiene problemas de liquidez y el pánico se apodera de sus clientes. Ahora el banco, con la necesidad de devolver depósitos, ve como las pérdidas no realizadas se convierten en reales y el resultado fue su final.

La Unión Europea ha puesto la energía nuclear en el centro de su estrategia de cara a su futuro eléctrico. Actualmente, la energía de fisión representa cerca del 22% del suministro del continente. A diferencia del gas y del petróleo, esta energía podría servir como complemento a la solar, fotovoltaica, hidrógeno verde… que son baratas y no contaminan pero que cuyo almacenamiento es un problema. En ese sentido desde la Comisión Europea, dieron a la nuclear la etiqueta de energía 'verde' por sus bajas emisiones. Además, las centrales nucleares ofrecen un suministro independiente de terceros países, algo que puede dotar una estabilidad que se ha echado de menos en situaciones como la guerra de Ucrania.

Materias primas

El mercado petróleo está viviendo unos meses extremadamente convulsos fruto de las fuerzas encontradas que están vapuleando su precio de un lado para otro. La fortaleza de la oferta ajena a la OPEP (EEUU, Canadá, Guyana…) llevó recientemente a los precios del crudo Brent, de referencia en Europa, a perder los 70 dólares por barril. Sin embargo, días después, el crudo llegó a coquetear con los 80 dólares, un salto de diez dólares producto de un ataque de Irán a Israel con misiles balísticos y el miedo a una respuesta frontal de Israel. Sin embargo, esta semana, el crudo cotiza de nuevo en los 73 dólares. Esta montaña rusa, que ahora parece haber vuelto a coger una cuesta abajo, tiene además dos alicientes extra que pueden poner todo patas arriba: Arabia Saudí tiene la capacidad de generar una tromba de petróleo (su capacidad ociosa) que hunda los precios del crudo en un mercado en el que la demanda está flojeando. Esta combinación de factores sería y inédita, generando un gran impacto que llevaría al precio del crudo incluso a los 30 dólares por barril, menos de la mitad del precio actual, según apuntan los expertos de Capital Economics.

El debate sobre hasta dónde puede llegar el 'rally' de Wall Street ha entrado en una nueva dimensión. A pesar de que ya pocos dudan de la dimensión de las subidas de este año, ahora cada vez más analistas se suman a una nueva teoría: estamos a las puertas de una nueva era de bajos rendimientos y lo que se vive en el mercado hoy será la traca final. El último en mencionar esta opción ha sido Goldman Sachs, el banco norteamericano ha dicho que espera que la próxima década la rentabilidad del S&P 500 se ralentice hasta una media del 3%. Esto supondría un fuerte retroceso de la rentabilidad desde el 13% anualizado de la última década o del 11% que lleva registrado desde la Segunda Guerra Mundial.

Mucho se ha hablado de los factores fundamentales que están sosteniendo el precio del barril y agitándolo en múltiples direcciones desde hace meses. Ahora mismo, la materia prima se encuentra en un delicado baile entre un mercado sobrecargado, ante la enorme inyección de EEUU y una demanda menor de lo esperado, y un temor geopolítico en Oriente Medio. El reciente miedo de un ataque de Israel hacia la infraestructura petrolera iraní ha encendido los ánimos del mercado, aunque parece calmarse los últimos días. Sin embargo, tras los últimos días de potentes caídas, el crudo se enfrenta a un abismo técnico. El pulso de los inversores se acelera a medida que el barril se aproxima a un punto límite, tras caer a los 74 dólares a pocos días de haber cotizado en los 80 que abriría la puerta a un desplome acelerado: los 70 dólares.

El IPC de España sorprendió a propios y extraños. Los últimos datos del INE relativos a septiembre ha mostrado un avance de la inflación del 1,5% interanual. Si bien el mercado esperaba que lograse conquistar el objetivo de inflación, situándose en el 1,9%, este descenso tan pronunciado ha supuesto un gran alivio, especialmente dado que la buena marcha de la economía podría dejar entrever unos precios más difíciles de atar. Sin embargo, algunos expertos señalan que el próximo mes marcará un punto de inflexión clave para analizar la evolución de los precios en España, marcado por dos elementos.

Los mercados de deuda se encuentran ante un momento paradigmático. Tras una frenética subida de tipos de interés por parte del BCE y la Fed ahora comienza la era de los recortes. Todo esto aderezado con una actividad histórica en las emisiones por los altos déficits y unas condiciones de mercado cargadas de incertidumbre por la política y la débil economía de la UE. Así lo ve Owen Murfin, gestor de carteras de Renta Fija Institucional en MFS Investment Management. El estratega en MFS desde 2017 estuvo 15 años en BlackRock como director gerente y gerente de cartera de renta fija global. Previamente ha estado por el equipo de renta fija global de Goldman Sachs durante un lustro. El experto ofrece su visión del mercado que enfrenta este giro clave que puede afectar tanto a inversores como a la sostenibilidad de una región marcada por múltiples desafíos, como Trump, Oriente Medio, el golpe en la industria y la era de los grandes déficits.

El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado la tercera bajada de tipos de interés de este año en la reunión de octubre celebrada este jueves. Aunque los mercados habían descontado esta rebaja, la decisión ha sido un tanto controvertida dentro del Consejo de Gobierno, puesto que en un principio octubre iba a ser un mes de transición, pero las 'prisas' de Reserva Federal por acelerar los recortes (aunque luego se ha echado atrás 'traicionando' al BCE y dejándole solo) y los malos datos económicos han llevado al banco central a implementar este movimiento. El BCE ha rebajado los tipos en 25 puntos básicos, los tres tipos de interés clave se quedan de la siguiente forma: la tasa de depósito (donde los bancos acumulan su liquidez) cae al 3,25%, el tipo principal de refinanciación en el 3,40% y la facilidad de crédito (ventanilla de emergencia) en el 3,65%. En cuanto a la rueda de prensa, Christine Lagarde, presidenta del organismo, ha dejado claro el forward guidance (futuro de los tipos): "No nos comprometemos a seguir ningún camino con los tipos de interés". Esta es la frase que ha resumido la comparecencia de la banquera gala.

Mientras la economía española está rindiendo bien, en el norte de Europa la industria está sufriendo, sacudida por unos mayores precios de la energía. Los costes energéticos se han convertido en un dolor de cabeza permanente para el sector secundario y una de las claves para entender quién podrá tener un mejor desempeño en el futuro. Es por ello que los países se han lanzado a ambiciosos planes energéticos para garantizar este frente. Sin embargo, desde Mckinsey han puesto el foco en que España (y Portugal) tiene el potencial para convertirse en los grandes ganador de la nueva era energética. Una serie de ventajas estructurales están dejando a la nación ibérica ante la posibilidad de una potente "reindustrialización" que dispare su PIB y genere una oleada de empleo. Sin embargo, desde la consultora advierten de que el país se encuentra "retrasado" en factores clave para aprovechar esta oportunidad".