El pasado 18 de marzo Pedro Sánchez acudía al Congreso para detallar a los partidos el estado de alarma que su Gobierno había decretado por el coronavirus. En su discurso apeló a la unidad política y puso de ejemplo los acuerdos suscritos en los Pactos de la Moncloa de 1977. Un par de semanas después, con un Ejecutivo cuestionado desde todos los frentes y más solo que nunca, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, ha rescatado la comparación.
En una entrevista a RNE este jueves, Ábalos afirmaba que tanto el presidente como el resto del gabinete "verían bien" emular ese espíritu. "Si nos planteamos un proyecto de país, de carácter nacional, de acuerdo... vienen muy bien, porque la unidad y el compromiso siempre fortalecen estos proyectos de carácter nacional", ha dicho el también número tres del PSOE.
Pero... ¿en qué consistieron los Pactos de la Moncloa? En realidad fueron dos acuerdos globales -uno de corte económico y otro relativo a libertades públicas- que el entonces Gobierno de Adolfo Suárez firmó con las principales fuerzas políticas del momento, los sindicatos y la patronal. Estos pactos se suelen considerar el germen del consenso democrático en España, timbrado un año después en las páginas de la Constitución.
Tras celebrarse elecciones constituyentes el 15 de junio de 1977, Alfonso Suárez, líder de la UCD, constituyó un Gobierno monocolor que no contaba con mayoría absoluta en el Congreso y que acometía grandes retos en una muy complicada coyuntura tras el progresivo desmantelamiento de la dictadura.
Además de la cuota de conflictividad social que acompañó a la Transición, Suárez se encontró sobre la mesa una frágil coyuntura económica derivada, no solo pero sobre todo, de la crisis del petróleo de 1973. España tardó más en sufrir los efectos de este azote mundial que fue la decisión de los países árabes de la OPEP de no exportar petróleo a EEUU y sus socios de Europa Occidental por haber apoyado a Israel en la Guerra del Yom Kipur ese mismo año.
Suárez tanteó al PCE de Santiago Carrillo y al PSOE de Felipe González -el orden es importante- para buscar un marco de estabilidad
Con una inflación que había superado ya la tasa del 26% y se acercó al 30% durante el año, unos tipos de interés que llegarían a sobrepasar el 20%, la amenaza de fuga de capitales y un paro que había pasado de 300.000 personas a más de 700.000 en cuatro años, Suárez tanteó al PCE de Santiago Carrillo y al PSOE de Felipe González -el orden es importante- para buscar un marco de estabilidad entre las principales fuerzas políticas a la vez que su vicepresidente, Enrique Fuentes Quintana, le aconsejaba y exploraba las opciones existentes.
Tras prolijas negociaciones, el 25 de octubre de 1977 se firmaron en el Palacio de la Moncloa los dos grandes acuerdos. El pacto económico incluyó medidas como un límite de incremento salarial del 22% (tasa de inflación prevista para 1978), despido libre para un máximo del 5% de las plantillas de las empresas, el derecho a la asociación sindical, una política monteria eficaz para contener la galopante subida de los precios, las bases de un moderno sistema tributario que desembocaría en el IRPF o la implantación de un nuevo sistema financiero vertebrando la acción del Banco de España.

En materia de libertades públicas, el acuerdo contempló la eliminación de aspectos legislativos que habían preponderado en el franquismo. Así, se eliminó la censura previa en la prensa, se dio paso a una apertura legislativa en lo que a materia de secretos oficiales se refería, se creó el delito de torturas y se ampliaron derechos como el de reunión, asociación política o libertad de expresión. También se despenalizó el delito de adulterio o amancebamiento que entonces existía contra las mujeres.
Más allá de los dimes y diretes surgidos durante la negociación -el PSOE tuvo que aceptar, pero se sintió emparedado entre la UCD y el PCE-, del lado político finalmente UCD, PSOE, PCE, PNV, CiU y otros partidos circunscritos a la órbita socialista como el Partido Socialista Popular de Enrique Tieron Galván suscribieron los acuerdos. La Alianza Popular de Manuel Fraga no suscribió el acuerdo de libertades pero sí el económico.
Del lado de los agentes sociales, el sindicato CCOO, vinculado al PCE, suscribió los pactos, si bien no todas sus secciones sindicales. Por su parte, UGT, ligado a los socialistas, se negó en un primer momento, pero después lo firmó. La CNT, sin embargo, rechazó los acuerdos.
Aunque el traslado de esa coyuntura a la actual presente numerosas diferencias, el Gobierno busca un relato similar impulsando el acuerdo entre las principales fuerzas para hacer frente al reto sanitario y económico que ya sufre el país por la pandemia del coronavirus. Pese a que nadie se le escapa la necesidad de unión en estos momentos -miles de muertos, colapso sanitarios y terroríficas perspectivas de empleo-, parece difícil que el fragmentado escenario actual conceda un respiro.
La oposición y las comunidades acusan al Gobierno de actuar unilateral y fallidamente sin apenas consultar, mientras que los socios del Ejecutivo que permitieron la investidura también ponen pegas. ERC, sin ir más lejos, ha dicho en las últimas horas que no contempla dar su apoyo a otros 'Pactos de la Moncloa'. El PNV, otro puntal para el Gobierno de coalición, está enojado. Desde Ciudadanos, sin embargo, Inés Arrimadas sí que ha recibido de buen grado la idea de reeditar un acuerdo similar al de 1977, si bien ha pedido a Sánchez que primero se aleje de la "receta económica" de Pablo Iglesias.