Opinión

La próxima crisis financiera empezará en París

  • El Gobierno caerá y el presidente Macron tendrá que buscar otro primer ministro o convocar nuevas elecciones
  • Unas nuevas elecciones podrían dar lugar a un gobierno centrista capaz de iniciar la ardua tarea de controlar el gasto
Foto: Dreamstime
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Sus deudas están fuera de control. Queda muy poco margen para seguir subiendo los impuestos. Y la clase política no se pone de acuerdo en nada, salvo en posponer toda la cuestión durante uno o dos años más. Es una descripción que podría aplicarse a muchos países, entre ellos Reino Unido. Pero en este momento, es la que mejor se ajusta a la situación de Francia. Con otro Gobierno a punto de caer y con el CAC-40 en apuros, la verdadera pregunta es la siguiente: ¿será París el epicentro de la próxima crisis financiera? El primer ministro francés, François Bayrou, tomó esta semana la valiente, aunque imprudente, decisión de convocar al Parlamento el 8 de septiembre para una moción de confianza. El jefe de Gobierno galo está luchando por aprobar un presupuesto que establecería algunos controles modestos en el gasto público —no recortes, por supuesto, sino una ralentización en la tasa de aumento del desembolso— así como algunos gestos simbólicos, como la supresión de dos días festivos. La respuesta parece ser un rotundo no. El Gobierno caerá y el presidente Macron tendrá que buscar otro primer ministro o convocar nuevas elecciones.

No es de extrañar que los inversores estén cada vez más nerviosos por la deuda de Francia. Se prevé que el déficit supere el 5% del PIB este año y que rebase el 6% poco después. El crecimiento económico se ha estancado. Las subidas de impuestos decididas el año pasado no han servido para solucionar el agujero en las finanzas del país, mientras que la ratio deuda/PIB ha superado el 110% y el gasto público representa ahora el 58% de lo que produce en su conjunto la economía. Muchos países europeos son adictos al gasto público, pero Francia está a la cabeza. Ya tiene la tercera mayor deuda pendiente del mundo, después de las economías mucho más grandes de Estados Unidos y Japón, y todavía se permite aumentarla. Los inversores están preocupados por la posibilidad de que vuelva a caer otro gobierno. El índice de referencia CAC-40 cayó en picado el lunes, mucho más que cualquier otro mercado importante. El rendimiento de la deuda a 10 años del país se encuentra ahora entre los más altos de la zona euro. Ya ha superado a Grecia y Portugal, países que se vieron muy afectados por la última crisis, y está a punto de superar a Italia.

Las acciones de los principales bancos franceses, como Société Générale y BNP Paribas, que los inversores consideran muy expuestos a la deuda pública francesa, están sufriendo por las decisiones de los inversores. Los fondos de cobertura están claramente apuntando a Francia, y vender en corto acciones bancarias es la forma más fácil de aprovechar esa operación. El escenario de alto riesgo es que los mercados de bonos se desplomen, uno o más de los principales bancos se queden sin dinero y el BCE tenga que intervenir con un rescate. Una vez que eso suceda, nadie sabe cómo se desarrollará la situación. Pero una cosa está clara: será muy complicada.Por supuesto, es posible que todo se calme, como ha ocurrido en el pasado. El presidente Macron podría encontrar un primer ministro capaz de elaborar un presupuesto. O unas nuevas elecciones podrían dar lugar a un gobierno centrista capaz de iniciar la ardua tarea de controlar el gasto. Pero, en este momento, no parece muy probable. Nadie sabe dónde comenzará la próxima crisis financiera. Pero París parece cada vez más el detonante.

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