
Hoy volvemos a celebrar el Primero de Mayo, día internacional de los trabajadores y trabajadoras, en un momento esperanzador. Empezamos a ver la luz al final del túnel de una pandemia que ha dejado dolor, enfermedad, muerte y destrucción durante más de un año. Un año en el que millones de trabajadores y trabajadoras de los llamados sectores esenciales, desde la sanidad hasta la limpieza, de los transportes al comercio, de la agricultura a la industria, desde la comunicación a la seguridad, cuidaron de todos nosotros. Este 1 de Mayo debe ser un reconocimiento a todas esas personas. Pero ese reconocimiento debe ser explícito y, como dice nuestro lema de este año: ahora toca cumplir, porque este país está en deuda con su gente trabajadora.
Es el momento de sacar lecciones de lo que hemos vivido y ponerlas en práctica. Hace dos días conocíamos los datos de la Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al primer trimestre del año, en los que se destruyen 137.500 empleos, muestran un claro impacto negativo de la tercera ola de la pandemia sobre el empleo, lo que pone en evidencia una vez más que mientras no se controle la pandemia no es posible recuperar la economía y el empleo y el debate entre salud y economía es falso. Esa es la primera lección. Por eso UGT, exige a los Gobiernos central y autonómicos que refuercen las medidas preventivas frente al COVID-19 y redoblen sus esfuerzos en vacunar cuanto antes al conjunto de la población y de manera inmediata a los trabajadores y trabajadoras de los servicios esenciales.
Segunda lección: A pesar de esta destrucción de empleo, afortunadamente, la extensión de los ERTE –que no son ningún chollo para los trabajadores y trabajadoras, que sólo cobran el 70% de su salario base- de forma consensuada entre Gobierno y agentes sociales, junto a otras medidas de protección social, ha conseguido evitar que esas cifras sean muchísimo más altas. A diferencia de la crisis de 2009, estos mecanismos han logrado evitar que la menor actividad se traduzca en destrucción de empleo. Por ello, para UGT es imprescindible la prolongación de las medidas de ajuste temporal acordadas en la prórroga de aplicación de los ERTE hasta el 31 de mayo, junto al resto de medidas del escudo social, para proteger los empleos y el tejido productivo de nuestro país.
No podemos salir de la crisis con políticas de empobrecimiento del conjunto de la sociedad y deterioro de los servicios públicos como ocurrió en 2010 y 2012. Ni podemos permitir que sectores como la banca, a los que salvamos con cuantiosas ayudas públicas, pretendan saldar esta crisis con destrucción de puestos de trabajo mediante una legislación laboral mezquina basada en facilitar y abaratar los despidos.
La tercera lección es que no es suficiente con lo que hemos hecho. La desigualdad y la pobreza crecen y vemos como en las calles hay cada día más personas viviendo y hay más gente en las colas de los bancos de alimentos para poder llevar comida a la mesa de sus hogares, decenas de miles de trabajadores y trabajadoras pobres que en ningún caso son unos "mantenidos", como les llama la candidata a la Comunidad de Madrid Isabel Ayuso. Precisamente, como señala la EPA, más de 1.200.000 hogares con todos los miembros en paro y otro millón de familias sin ingresos, mientras un tercio de los trabajadores y trabajadoras tienen unos ingresos anuales inferiores al SMI. UGT exige reforzar la red de protección social que hemos creado y considera urgente proteger a las personas más vulnerables, los jóvenes, las mujeres, y los mayores de 55 años desempleados y los parados de larga duración. La mitad de nuestros jóvenes están en paro y la mitad de nuestros desempleados no cobran prestación. Y el IMV, como está concebido no es suficiente y hay que reformarlo y reforzarlo.
La cuarta es que hay que tomar soluciones inmediatas por justicia social y porque son compromisos políticos del Gobierno tiene que cumplir, comenzando por aumentar el SMI (porque afecta a los que menos ganan, a las personas trabajadoras más pobres), derogar la reforma laboral (para acabar con la temporalidad, la precariedad y el fraude laboral y de contratación y luchar contra la siniestralidad laboral y la desigualdad) y la de pensiones de 2013 (para que las pensiones se vuelvan a revalorizar con el IPC, se derogue el factor de sostenibilidad que empobrece a los pensionistas presentes y futuros, y afianzar financieramente el sistema).
Y quinto: para sostener nuestro sistema, para proteger a las personas, para tener unos servicios públicos suficientes son necesarios impuestos que los sostengan. Y para ello UGT insta a realizar una reforma fiscal integral, para que pague más el que más tenga y que acabe con el fraude, la elusión y la evasión que cuesta 80.000 millones de euros al año a nuestro país, más de la mitad de lo que vamos a recibir de los fondos Next Generation para la recuperación y la reconstrucción.
En definitiva, el Gobierno tiene cumplir sus promesas y rescatar a las personas, y para eso tiene que adoptar medidas que ayuden a todos, sin dejar a nadie atrás de verdad, a salir de esta crisis sanitaria, económica y social, y construir un futuro sólido y sostenible, basado en la solidaridad, la justicia y la cohesión social. Ahora toca cumplir.