
Valga el título de la laureada película de Francis Ford Coppola, el apocalipsis ahora, para describir la situación real de una economía española que, empujada por el imparable crecimiento de los rebrotes de la COVID, se precipita aceleradamente hacia el abismo. Una economía que con los datos del último informe de la Fundación de Cajas de Ahorro (FUNCAS), corroborado un día después casi textualmente por el Banco de España, venía a confirmar el doble sentido que la historia y los lingüistas dan a la palabra apocalipsis: el de revelación y el de "situación catastrófica que evoca la imagen de la destrucción total", como la describe la Real Academia de la Lengua.
En un análisis impecable en cuanto a sus números y conclusiones FUNCAS ha empeorado hasta el 13% su previsión de hundimiento de la economía española durante este año. 3,2 puntos más que en sus informe precedente y empeorando en cuatro puntos las previsiones del Gobierno. Retroceso que el supervisor eleva hasta el 12,6% con unos rebrotes en 2021 que no serán suficientes para compensar el retroceso al menos hasta 2023.
El desplome de la economía con los crecimientos del déficit público y la deuda pone en grave riesgo el estado de bienestar
Desplome de la economía que se complementa con un déficit de las Administraciones Públicas del 12, 2% del PIB y una deuda pública que, también esta semana hemos sabido, supera ya el 105% de nuestro producto interior, lo que como ocurriera en 2009 con el gobierno de Rodríguez Zapatero, pone en grave riesgo el estado de bienestar. Y esto en un país que lidera la caída del PIB y la destrucción de empleo de los países europeos, que, entre los 3,8 millones de parados, los 812.000 trabajadores afectados por los ERTE y los más de 1,5 millones de autónomos en cese de actividad tiene hoy a 6 millones de españoles inactivos y en situación de precariedad extrema. O lo que es lo mismo, que en sólo siete meses hemos perdido todo el empleo que se había recuperado en los últimos seis años gracias, entre otros factores, a la reforma laboral de Fátima Báñez, que ahora se quiere derogar.
Y no es solo FUNCAS, los datos del INE y de los servicios de estudios públicos y privados muestran también como la inversión extranjera en España ha caído un 64,2% en el primer trimestre, que la confianza empresarial y la confianza de los consumidores llevan seis meses consecutivos de caída con un descenso anual del 15,5 y del 21,1%, respectivamente. En el mismo periodo las matriculaciones de automóviles se han hundido el 40, 6%, además de que la caída de las exportaciones acumula un 15,8% en el año.
Sólo en siete meses hemos perdido todo el empleo que se había recuperado en los últimos seis años
Un escenario apocalíptico en el que la previsión de un aumento de 26.000 millones de euros en el gasto público con un desplome de 72.000 millones en la recaudación obliga al gobierno a acometer una política de recortes en la inversión, y a esa congelación del sueldo de los funcionarios, de las pensiones y el endurecimiento de las condiciones de jubilación que ya se están lanzando desde algunos ministerios como globos sonda para ir concienciando al personal de que deberá apretarse, más aún, el cinturón para pagar las ineficiencias de un Gobierno dividido que, por el contrario, ni se rebaja los sueldos, como han hecho otros en Europa, ni adelgaza una administración elefantiásica, con 23 ministerios y un sinnúmero de asesores y enchufados cuyo coste es directamente proporcional a la incapacidad de muchos de quienes los dirigen.
Pero eso sí, para ellos lo importante ahora es hablar y debatir sobre la memoria histórica o la memoria democrática para distraer al ciudadano contando los muertos de hace ochenta años cuando no saben contar los muertos de estos últimos meses por su más que deficiente gestión de la pandemia y que nos lleva a ser el país que lidera la incidencia del COVID en Europa. Pues eso, Apocalypse now.