Mientras el capitán Sánchez decide tomarse un descanso en medio de la tormenta de rebrotes del coronavirus y de las embestidas de la recesión, en el barco del PSOE, que hasta ahora navegaba con el viento a favor de las encuestas, empiezan a abrirse vías de agua que, de momento no parecen graves pero sí lo suficientemente importantes para obligar a un cambio de rumbo que evite el hundimiento, no sólo del partido sino del país entero que, como apunta Juan Luis Cebrián ", se estancará" por la ausencia de democracia interna en los partidos y la carencia de políticos de prestigio.
Dos vacíos que hoy padece el PSOE, pero no sólo el PSOE, y que son las grietas que amenazan al sanchismo, empezando por las presiones que el presidente empieza a recibir por parte de los barones regionales y de importantes miembros del Gobierno para que rompa la coalición con su socio podemita, al que acusan de "deslealtad y de hacer oposición al Gobierno desde dentro del Gobierno" para recuperar la imagen y el electorado perdido en Galicia, en el país y en las encuestas y para tapar la podredumbre de sus causas judiciales, a las que se suma hora las prácticas delictivas detectadas por el Tribunal de Cuentas.
Son voces como las de las tres vicepresidentas, Calvo, Calviño y Ribera, con las que Iglesias está enfrentado y mantiene diferencias irreconciliables. O las de presidentes autonómicos, como Lambán, García-Page o Fernández Vara, a las que se suman también las bases del partido como muestra la encuesta de Sigma Dos que muestra cómo son ya el 41,4 por ciento de los votantes del PSOE quieren a Podemos fuera del Gobierno.
La necesidad de reforzar las instituciones para hacer frente a los momentos más dramáticos a nivel sanitario y económico de nuestra reciente historia y de aprobar unos Presupuestos que permitan gestionar con eficacia los dineros que vengan de Bruselas son los argumentos de los antipodemitas que, exigen también una reacción firme de Moncloa frente al "vocerío inconsciente" de los cachorros de las Juventudes Socialistas que siguen jugando a un republicanismo tan infantil como ignorante.
Desconfianza en el equipo sanitario
Lambán y García-Page son también promotores de una segunda vía de agua por el lado de los rebrotes de la COVID, denunciando el primero el improvisado plan de desescalada del Gobierno y la falta de instrumentos jurídicos para poder establecer confinamientos parciales. Y manifestando el segundo su falta de confianza y entusiasmo por el doctor Fernando Simón y el equipo gestor de la pandemia.
Pero el desperfecto mayor y de mayores consecuencias viene por el lado del reparto de los fondos europeos. El control de los 140.000 millones de euros de la UE por Sánchez y su mentor Iván Redondo "apesta a corrupción y a pucherazo", apuntas dirigentes socialistas en coincidencia con los partidos de la oposición que temen un reparto "con criterios políticos, premiando a los independentistas y castigando a los de siempre". De hecho, el lehendakari Urkullu ya se encargó de recordar durante la conferencia de presidentes en La Rioja que había comunidades de primera y de segunda.
Un cambalache de dinero por votos para aguantar la legislatura contra el que ya han mostrado sus recelos los citados Lambán y García-Page, desde Aragón y Castilla-La Mancha, además del extremeño Fernández Vara y el valenciano Ximo Puig, que de momento piden "equidad y gobernanza compartida", mientras se debaten entre seguir sumisos y serviles a la voluntad de Sánchez o posicionarse en defensa de los intereses de la comunidades que gobiernan.
La pelota en los tres frentes está ahora en el tejado de La Moncloa, y Sánchez debe decir entre dar un giro hacia la moderación y el acercamiento a Ciudadanos y al PP para el fortalecimiento de las instituciones, el modelo sanitario y unos Presupuestos basados en un programa económico coherente o seguir en su deriva hacia el naufragio.