Podemos desaparece del Parlamento gallego y pierde casi la mitad de sus escaños en Euskadi. Ese es el resultado de las urnas tras seis meses de Gobierno, en el que sus propuestas y medidas no han encontrado ningún eco entre los ciudadanos. A las últimas filtraciones del caso Dina, que tiene contra las cuerdas a Pablo Iglesias, se le suma la gestión de la pandemia que le ha correspondido al líder de Unidas Podemos, las residencias, y las medidas económicas radicales que no tienen el respaldo de la población, como han dicho claramente las urnas. En directo | Todo sobre la noche electoral del País Vasco y Galicia.
Las propuestas y medidas de Podemos en apenas medio año de Gobierno ya han tenido la primera valoración de los ciudadanos. No quieren a los morados con responsabilidades de Gobierno y en el caso de Galicia ni siquieran lo contemplan como opción política. Las urnas han dado un premio a la moderación. No quieren estridencias, como las propuestas que inducen a la nacionalización de ahorros u otras medidas similares, que hicieron hasta que la propia ministra de Economía, Nadia Calviño, amenazara con su dimisión en los primeros compases de Gobierno.
Los ciudadanos de País Vasco y Galicia han votado experiencia y políticas liberales que den un impulso a la actividad privada como arma principal para la reactivación de la economía. El PP de Feijóo y el PNV de Urkullu han sacado los mejores resultados de sus formaciones en la historia reciente, una señal que demuestra que el problema no es tanto la pandemia en sí, como las recetas para dejarla atrás. Los ciudadanos no han tumbado ningún Gobierno, han apostado más si cabe por la continuidad en dos autonomías donde el pragmatismo supera a las aventuras ideológicas.
Dos son los mensajes más claros que han llegado a Madrid desde Galicia y Euskadi. La alianza entre el PNV y el PSOE se mantendrá durante los próximos años y Casado deberá acercarse a los postulados más centrados de Feijóo que a su pugna electoral con el líder de Vox, Santiago Abascal, sobre todo desde que Ciudadanos ha dejado libre el sitio tras sus últimos acercamientos al Gobierno.
Pero el líder popular gallego no solo mandó un mensaje que retumbó en Génova. También lo hizo en Moncloa. El PSOE casi arrebató el primer puesto al PP en Galicia en las elecciones de noviembre y tan solo ocho meses después ha visto como los apoyos de entonces se han esfumado. Se ha convertido en la tercera fuerza, sorpassado por el BNG y con la desaparición total de Podemos. Castigo mayúsculo para los integrantes del Gobierno en una comunidad que ha decidido que su mano izquierda debe estar liderada por nacionalistas.
La historia en el País Vasco es similar, aunque cambien los actores. Ganan las posiciones del centro derecha, en esta ocasión encarnadas por el PNV, y el liderazgo de la izquierda la ostenta Bildu (ambos partidos salen reforzados con los mejores resultados de su historia). Por detrás, el invento del PP y Ciudadanos no ha funcionado y la suma de PSOE y Podemos también ha sufrido un retroceso, sobre todo marcado por los de Iglesias y sus posiciones más radicales en el ámbito económico. Las posturas del Gobierno central no convencen tampoco en esta comunidad, que sin embargo rearma al PNV para seguir la misma estrategia que hasta ahora en Madrid.
El cierre de las urnas abre el debate de Presupuestos. A él llegan las posiciones del Gobierno tremendamente debilitadas frente a las posiciones moderadas del centro derecha. La suerte para Sánchez es que su necesidad de sumar al PNV es recíproca, por lo que serán aliados. El resultados de Feijóo insta a tomar muchas de las medidas que se han obviado en la Comisión de Reconstrucción y, a la postre, en las negociaciones para los Presupuestos.
Esta es la parte fácil del puzzle y no conviene olvidarla de cara a los juegos aritméticos que debe alcanzar el Gobierno. No se piden ni subidas de impuestos ni políticas que maniaten la iniciativa privada, por lo que ahora el resto del partido se juega en Moncloa, entre Sánchez e Iglesias. Sumar a ERC, es decir, hacer caso al lider de Podemos, radicaliza un mensaje que ya ha sido derrotado en las urnas de dos comunidades autónomas. Sumar, en cambio a Ciudadanos, puede ser mucho más coherente con la voz de las urnas, toda vez que no haya demasiada guerra por un cupo vasco que le cierra las puertas de Euskadi al partido de Arrimadas cada vez que se produce una cita electoral allí.
Vox entra en el Parlamento vasco
Los resultados electorales también han traído una sorpresa en el otro extremo del tablero político. Vox consigue un escaño por Álava y estará representado en el Parlamento vasco por la diputada Amaia Martínez. La formación de Santiago Abascal obtiene alrededor de 17.000 votos y gracias al límite del 3% por provincia consiguieron ese escaño. (sacaron un 3,84%) . El resultado también responde a la caída en escaños de la suma del PP y Ciudadanos, que en esta elecciones decidieron concurrir juntos y sus resultados no han sido nada buenos para los populares, no así para la formación de Inés Arrimadas, que se asegura representación en una arena que era muy difícil para su partido, atendiendo resultados anteriores.