Opinión

La crisis que viene

  • Múltiples indicadores desmienten el optimismo de Sánchez
  • La teoría pronostica un cambio de ciclo en 2020

Quienes tienen memoria de la historia reciente todavía recuerdan con pavor las declaraciones del entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, negando la crisis económica y proclamando que España tenía el sistema financiero más sólido de Europa y uno de los mejores del mundo. Mentiras, que muchos creyeron y ya vimos la que nos cayó después.

Pues ahora Pedro Sánchez nos invita a una segunda edición de aquél engaño y tras su protocolaria entrevista con el Rey en Marivent no tenía escrúpulos en felicitarse por la "buena marcha de la economía". Pues, ¡que Dios le conserve el doctorado!

Porque los indicadores, que como el algodón no engañan, muestran una economía que se ralentiza y crece sólo el 0,5 por ciento en el segundo semestre; un déficit público que se dispara hasta el 2,7 por ciento en el primer semestre, el peor dato desde el rescate bancario; un sector exterior que vuelve a números rojos al pasar de un superávit de 113 millones de euros en los cinco primeros meses de 2018 a un déficit de 3.257 millones este año; una caída de las ventas de coches del 11 por ciento en julio por vez primera desde 2012; también el peor dato desde 2012 se apuntan las compras y ventas de viviendas con un descenso del 9 por ciento en junio; unas ventas estancadas en el comercio minorista que suben sólo el 0,3 por ciento en junio; un descenso de la productividad aparente del trabajador del 0,4 por ciento entre enero y marzo, por segundo trimestre consecutivo; y una pérdida de competitividad de 1,4 puntos hasta mayo.

Y si miramos al mercado laboral y siendo el segundo trimestre del año tradicionalmente el mejor para el empleo, en este de 2019 la EPA revela que el paro desciende sólo en 123.6000 personas, que se han creado 136.000 puestos de trabajo menos que en los mismos meses del año precedente y es también la primera vez desde la recuperación en 2014 que sube el paro en términos desestacionalizados entre marzo y junio, un 0,53 por ciento, el peor dato en cinco años. A todo esto se une que la creación de empresas ha vuelto a caer un 8,5 por ciento en junio y encadena tres meses consecutivos de descensos.

Y tampoco pintan bien las cartas dese el exterior que avisan de que Boris Jonhson no tiene intención de renegociar el Brexit, con graves perjuicios para nuestras exportaciones y turismo –el Reino Unido es nuestro quinto cliente comercial y el primer mercado emisor de turistas hacia España. Que Europa es la perdedora de la guerra comercial EE UU-China y se refleja ya en la producción industrial alemana que ha sufrido en junio la mayor caída desde 2009, un 8,5 por ciento menos. Mientras el FMI ha bajado las previsiones para la zona euro del 1,9 al 1,3 por ciento. Incluso en el BCE confirman que ya no pueden permanecer pasivos y los cambios en su marco normativo son un certificado para volver a la manguera de la financiación.

Esto es lo que el doctor Sánchez define como "buena marcha de la economía" olvidando, si es que alguna vez lo supo, que la expansión de la economía empezó en 2013 y la teoría de los ciclos nos sitúa en seguir creciendo hasta 2020, donde se iniciaría nuevamente el deterioro de todos nuestros indicadores. Y en España cuando los indicadores anticipan crisis, históricamente se precipita la recesión provocando anomalías en el crecimiento económico de sectores expuestos a la competencia y vinculando la caída de la competitividad a la destrucción de empleo con el desequilibrio en la balanza de pagos y en las cuentas públicas

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