
Con el año a punto de acabar, los analistas del mercado hacen repaso. El 2023 también ha venido marcado por las turbulencias geopolíticas que ya agitaron 2022. La guerra en Gaza se ha sumado a la guerra en Ucrania, complicando el escenario internacional. En términos más puramente económicos, el crecimiento de EEUU vuelve a sorprender al alza un año después. Por el contrario, la inflación deja mejores titulares que hace 12 meses mientras que los mercados financieros mostraron divergencias de fondo. Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac, ha resumido el 2023 en 10 titulares.
- El crecimiento de EEUU sorprende al alza. Se esperaba que la mayor economía del mundo se estancara al entrar en 2023. De hecho, este año volverá a crecer por encima de su potencial, cerca del 2,5%.
- Sin embargo, en el caso de China, ocurrió todo lo contrario. Las esperanzas de la reapertura duraron poco y la economía se estancó.
- La desinflación continuó. El índice de precios al consumo (IPC) pasó de cerca del 10% en la zona euro a menos del 2,5% en los últimos 12 meses (y del 6% al 3% en EEUU). Todos los componentes bajaron, aunque los servicios no se desaceleraron tan rápidamente como los demás.
- Los tipos de interés oficiales de los mercados desarrollados alcanzaron su nivel más alto en 23 años y se han mantenido en ese nivel.
- Los mercados de renta fija se debatieron entre los temores de recesión, las esperanzas de recuperación (y los temores) y la desinflación. En el caso de los bonos soberanos, se registraron movimientos diarios (+2% en ciertos días) no vistos desde la Gran Crisis Financiera.
- La volatilidad de la renta variable y la renta fija divergieron. La volatilidad de la renta variable volvió a los niveles previos a la crisis, mientras que la de la renta fija se mantuvo en niveles récord, una deriva habitual a medida que avanzaba el ciclo alcista.
- Los mercados de renta variable desarrollados avanzaron, alcanzando máximos históricos. Los mercados de renta variable estadounidenses se vieron notablemente favorecidos por los llamados Siete Magníficos (las siete tecnológicas de gran capitalización) y los valores de tratamiento de la obesidad, que subieron un 100% (¡solo el bitcoin lo hizo mejor, con un 160%!). Por su parte, los sectores defensivos, como las utilities, los productos básicos y la atención sanitaria (excluidos los fabricantes de medicamentos contra la obesidad) registraron rentabilidades casi negativas, al igual que la energía.
- La dispersión fue el tema clave del año, tanto en los mercados de renta variable como en los de crédito. El aumento del coste del capital y el cambio radical de las narrativas a lo largo del año mantuvieron en vilo a los mercados. Fue un entorno ideal para los inversores en renta variable y renta fija, siempre que se situaran en el lado correcto de la curva de dispersión.
- El carry fue el motor de rendimiento más favorecido este año, y con razón. Los mercados de crédito con grado de inversión y de alto rendimiento en euros rindieron un 7,5% y un 12% respectivamente este año. Con una volatilidad muy limitada, la clase de activos reclama el primer puesto en términos de rentabilidad ajustada al riesgo para el año.
- La correlación entre la renta variable y la renta fija experimentó alocadas oscilaciones, pasando de ser agradablemente negativa, cuando se hundieron algunos bancos regionales estadounidenses, a ser positiva en el peor de los casos, y en el mejor, cuando el año terminó con un 'rally de todo'.