
El miedo y la codicia son las dos grandes fuerzas que gobiernan los mercados y que influyen en las decisiones de los inversores. En momentos de euforia, como el actual, donde la bolsa ha experimentado un rápido ascenso, es crucial analizar la situación desde una perspectiva más cautelosa.
Hace apenas unas tres semanas les aseguro que había muchos inversores que estuvieron a punto de claudicar ante el temor de ver mayores caídas en bolsa y, recuerdo, que por aquel entonces indiqué de un modo muy vehemente que no había que claudicar ni irse todavía a los cuarteles de invierno hasta que el índice fuerte del mercado, como es el tecnológico Nasdaq 100, no perdiera el soporte crítico de los 13.800/14.000 puntos.
Estuvimos cerca, mínimos en los 14.058 puntos, pero afortunadamente ese soporte resistió, como también lo hizo el del Dow Jones Industrial, algo que no ocurrió con el soporte análogo de los 4.200 puntos del S&P 500, que les aseguro que era el que muchos estaban siguiendo. Esto último está claro que pudo asustar a más de uno, pero mi experiencia de más de 25 años delante de las pantallas me enseñó hace mucho tiempo que hasta que el mercado fuerte no da su brazo a torcer no hay que encender las alarmas ni sacar la bandera roja.

Dicho esto, vayamos a la situación que nos preocupa ahora. La reciente subida meteórica del mercado ha desencadenado un sentimiento de codicia entre muchos inversores, entendiendo como codicia el temor a quedarse fuera de la subida. Esto está impulsando a comprar a muchos inversores, que hace unas semanas querían vender cuando nos estábamos aproximando a las zonas de soporte que durante mucho tiempo venía señalando que había que esperar para realizar nuevas compras, como los 4.000 puntos del EuroStoxx 50.

Ni en ese momento había que claudicar, tras algo más de un diez por ciento de caída, ni ahora considero que haya que volverse loco comprando después de un 10% de subida que ha llevado a las bolsas a entrar en un estado de sobrecompra que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de este auge. Tengo claro que el mercado puede seguir subiendo y hacerlo de forma vertical, pero en términos de ecuación rentabilidad-riesgo soy partidario en estos momentos de esperar a que se forme una consolidación de la última alza antes de plantearse nuevas compras.
Los inversores astutos comprenden que las correcciones son parte integral de los ciclos de mercado y esperar una consolidación tras una fuerte subida es esencial para mantener la estabilidad a largo plazo. Ignorar las señales de sobrecompra nos expondría a riesgos y volatilidad innecesarios. La disciplina en momentos de codicia desenfrenada es clave para evitar disgustos y construir un portafolio resistente.

