
Las acciones mundiales terminaron el año con un descenso del 18%, mientras que los bonos cayeron un 16%. Esto supuso la mayor tormenta del mercado en décadas, en medio de la inflación y los bancos centrales de línea dura. Pero las conmociones históricas de 2022 -guerra, inflación galopante y una tormenta de mercado perfecta- conforman unas valiosas lecciones de inversión para el nuevo año que los analistas del BlackRock Investment Institute del el mayor gestor de inversiones del mundo han querido recoger.
En su primer análisis del año, el equipo conformado por los estrategas Jean Boivin, Wei Li, Alex Brazier y Vivek Paul hace repaso del inusitado 2022, lleno de sacudidas. Empiezan por la concentración de tropas rusas en la frontera ucraniana, que desembocó rápidamente en una guerra total que aún continúa. Esto disparó los precios de la energía, avivando una inflación ya de por sí elevada por las restricciones de producción inducidas por la pandemia. La inflación general de EEUU se disparó a máximos de 40 años, lo que llevó a la Reserva Federal a embarcarse en la senda de subidas de tipos más pronunciada desde principios de la década de 1980. Hace un año, los mercados esperaban que los tipos subieran hasta el 1% a finales de año, recuerdan estos analistas. Ahora son cuatro veces más, y vemos más por venir, advierten.
Otras sacudidas, como la crisis de los bonos del Reino Unido, subrayan, mostraron el regreso de los llamados vigilantes de los bonos: "Fuerzas del mercado que castigan los derroches fiscales con rendimientos más altos y divisas en picado". El Banco de Japón también sorprendió a los mercados al relajar su política de control de rendimientos pocos días antes de fin de año, agregan. Todo ha estado ha conducido a "una rara liquidación conjunta de acciones y bonos que solo se ha producido en otros dos años (2015 y 2018) desde que se inició la serie de índices de bonos agregados mundiales de Bloomberg en 1990".
Como de la necesidad hay que hacer virtud, los expertos de BlackRock piden al inversor que amplíe la perspectiva de los posibles escenarios y tenga cuidado con la inercia y otros sesgos de comportamiento. También que no subestime el riesgo geopolítico y que tenga en cuenta el nuevo régimen de mayor volatilidad macroeconómica y de los mercados. De esta síntesis salen las tres lecciones que dejan para el inversor de cara a este 2023.
Lección 1: Reacciones rápidas
"La primera lección: debemos ampliar la perspectiva de los posibles escenarios, porque el nuevo régimen de mayor volatilidad macroeconómica y del mercado implica una gama más amplia de resultados. Y exige reacciones rápidas. Debemos luchar contra los prejuicios de comportamiento, como la inercia, que dificultan la adopción de cambios o la realización de acciones demasiado pequeñas para marcar la diferencia. A veces sabemos que algo está ocurriendo, pero no queremos creerlo, ya sea por un sesgo de memoria o por pura incredulidad", señalan los economistas de BlackRock.
Lección 2: Cuidado con la geopolítica
"Nuestra segunda lección: el riesgo geopolítico justifica ahora primas de riesgo persistentes en todas las clases de activos, en lugar de ser algo ante lo que los mercados solo reaccionan cuando se materializa. Vemos un mundo fragmentado de bloques en competencia que sustituye a una era de globalización y cooperación geopolítica", inciden.
"En nuestra opinión, ahora es la geopolítica la que dirige la economía, en lugar de la economía la que dirige la geopolítica. Creemos que la guerra en Ucrania y la competencia estratégica entre EEUU y China son riesgos geopolíticos a largo plazo, y no solo impulsores del mercado de ventas efímeras. La fragmentación también podría crear más desajustes entre la oferta y la demanda a medida que se reasignan los recursos. Creemos que esto mantendrá la presión inflacionista más alta que antes de la pandemia y contribuirá a la volatilidad de los mercados", agregan.
Lección 3: Un nuevo manual de inversión
"Nuestra última lección: necesitamos un nuevo manual de inversión en el nuevo régimen. Esto significa no dejarse llevar por la idea de que lo que funcionó en el pasado funcionará ahora, como comprar automáticamente las caídas. Vemos cómo se desvanecen los repuntes bursátiles basados en la esperanza de rápidos recortes de tipos", continúan.
¿Por qué?, se preguntan los propios analistas. "Es improbable que los bancos centrales acudan al rescate en las recesiones que ellos mismos han provocado para reducir la inflación hasta los objetivos políticos. En nuestra opinión, las expectativas de beneficios aún no reflejan plenamente la recesión. Pero los mercados están valorando ahora más los daños que vemos y, si esto continúa, allanaría el camino para que nos volvamos más positivos respecto a los activos de riesgo", responden.
"No contamos con los bonos del Estado a largo plazo como diversificadores. Esperamos que los bancos centrales pausen las subidas cuando los daños económicos sean más evidentes, pero que mantengan los tipos en niveles elevados. También vemos que los rendimientos a largo plazo aumentan a medida que los inversores exigen más compensación por el riesgo de mantenerlos en medio de una inflación persistentemente alta y niveles de deuda récord", plantean.
"Consideramos que la inflación de los servicios se mantiene firme debido a la escasez de trabajadores, que impulsa el crecimiento salarial. Y vemos factores a largo plazo que mantienen las presiones inflacionistas más altas que antes de la pandemia: el envejecimiento de la población, la fragmentación geopolítica y la transición a emisiones cero. Todas estas expectativas alimentan nuestro nuevo manual de inversión, con visiones granulares y cambios frecuentes de cartera", concluyen los cuatro expertos de BlackRock.
Un consejo final
El equipo de la importante gestora de activos no quiere despedirse sin una conclusión que se asemeja a un consejo: "Estamos ampliando nuestra visión de los escenarios, teniendo en cuenta el riesgo geopolítico y utilizando un nuevo libro de jugadas para 2023. Infraponderamos tácticamente la renta variable de los mercados desarrollados y la deuda pública a largo plazo. El crédito con grado de inversión, los valores respaldados por hipotecas estadounidenses y los bonos del Tesoro de EEUU a corto plazo ofrecen ingresos atractivos. Y preferimos los bonos ligados a la inflación a sus homólogos nominales".