El primer ministro británico, Rishi Sunak, sigue con su trabajo de podar las ambiciosas aspiraciones de sus predecesores del Partido Conservador. Si su más acuciante tarea fue apaciguar a los mercados trayendo una dosis de sensatez fiscal, ahora ha tenido que rebajar las pretensiones de una desregulación financiera que iba a convertir al país en el "Singapur del Támesis" y a dar un espaldarazo a la City de Londres que sacase al país del marasmo tras su traumático divorcio de la Unión Europea.
Bautizadas como las Reformas de Edimburgo, las 30 medidas avanzadas por el gabinete de Sunak suponen un trasunto del plan 'Big Bang 2', con el que la breve primera ministra Liz Truss y su canciller económico, Kwasi Karteng, pretendían emular las drásticas reformas de los años 80 que convirtieron a Londres en un centro financiero mundial. Siempre presente Margaret Thatcher.
Hay cierto consenso en que la salida de Gran Bretaña de la UE ha dañado la competitividad financiera del país. Reuters ha informado de que Londres ha perdido miles de millones de euros en operaciones diarias con acciones y derivados en favor de las bolsas de la UE tras su salida del bloque. Investigadores de la London School of Economics afirmaron a principios de año que los servicios financieros serán uno de los sectores más afectados por el Brexit.
El plan más light de Sunak y su canciller Jeremy Hunt -ya es revelador que le hayan quitado el grandilocuente nombre de 'Big Bang'- pasa por una relajación de las normas de capitalización para aligerar la carga de los bancos más pequeños y planes para reemplazar la regulación de la UE en áreas como la divulgación de los productos financieros, según ha avanzado el Tesoro. El Gobierno también ha dicho que revisará "las prepotentes normas de la UE que disuaden a las empresas de cotizar en bolsa en el Reino Unido".
Como parte de los cambios en el régimen de separación de la banca -que exige a los grupos bancarios separar sus servicios de banca minorista de sus actividades de banca de inversión e internacional, una norma implantada tras la crisis en 2008-, el Tesoro consultará sobre el aumento del umbral a partir del cual se aplica el régimen de separación a 35.000 millones de libras de depósitos minoristas, lo que supone un aumento de 10.000 millones de libras.
Otorgar a los reguladores financieros del Reino Unido un objetivo secundario formal para promover el crecimiento y la competitividad internacional del sector es otra de las iniciativas. Otras de ellas es la revisión del Régimen de Altos Directivos y Certificación en el primer trimestre del próximo año. Este régimen, introducido en 2016, implica que las personas en las empresas reguladas pueden enfrentarse a sanciones por mala conducta, cultura en el lugar de trabajo o toma de decisiones.
Asimismo, se han adelantado planes para derogar la normativa Solvencia II de la UE y permitir a las aseguradoras invertir en infraestructuras británicas. También se revisará el régimen de prospectos para que resulte más atractivo a las empresas cotizar en Londres. Los cambios anunciados en el paquete también incluyen una revisión de las normas sobre las ventas en corto, el modo en que las empresas cotizan en bolsa, los balances de las aseguradoras y los fondos de inversión inmobiliaria.
Del mismo modo, se revisará la prestación de servicios de análisis de inversiones en el Reino Unido, incluidos los efectos de la prohibición impuesta por la directiva europea MiFID II a los bancos de agrupar los costes de análisis de empresas con otras comisiones. Una de las medidas avanzadas por Kwarteng en su momento que sobrevive es la eliminación de un tope a los bonus de los banqueros.
Los analistas: "No parece que se vaya a volver al mundo anterior a la crisis financiera"
"La salida de la UE nos brinda una oportunidad de oro", ha dicho Hunt en el comunicado del Tesoro. "Estamos ofreciendo un régimen regulador ágil, proporcionado y propio que desbloqueará la inversión en toda nuestra economía".
El Gobierno británico está intentando aprovechar las oportunidades regulatorias del Brexit, tratando de cambiar las normas para liberar los mercados de capitales y atraer negocios a la City de Londres. Pero sus recientes intentos de cambiar las normas de la City han avivado en ocasiones la polémica, como la propuesta de un nuevo poder de intervención sobre los reguladores que fue descartada por el ministro de la City, Andrew Griffith.
El alcance más técnico de las Reformas de Edimburgo es una muestra del papel protagonista que ha desempeñado el Reino Unido en el diseño de gran parte de la normativa de servicios financieros de la UE, lo que significa que hay poco margen para cambios inmediatos.
"Es importante que no se exagere: no parece que se vaya a volver al mundo anterior a la crisis financiera", afirma Jonathan Herbst, responsable mundial de regulación de servicios financieros de Norton Rose Fulbright. "La mayor parte del régimen regulador del Reino Unido refleja compromisos internacionales o políticas desarrolladas a lo largo de muchos años para reflejar las lecciones de la experiencia. Por tanto, hablar de un 'Big Bang 2' puede ser exagerado".
"No se trata de desregulación", ha dicho en Bloomberg Television Chris Hayward, cabeza visible de las políticas de la City de Londres, que ha celebrado los cambios, aunque ha señalado que son mucho más marginales en comparación con el 'Big Bang' de los años 80.