
El Banco Central Europeo (BCE) se reúne este jueves para ejecutar, probablemente, una subida de tipos histórica. A grandes rasgos son dos las razones (cada una de ellas tiene diferentes ramificaciones) que fuerzan al BCE a anunciar la mayor subida de tipos de su historia: una de ellas es una inflación en máximos históricos, que lleva ya más de un año rebasando el objetivo del BCE. La otra es la debilidad del euro, sobre todo en su cruce contra el dólar. Para intentar poner fin a estas dos tendencias, que además se retroalimentan, el BCE tiene que elevar el precio del dinero, al menos, al mismo ritmo que la Reserva Federal de EEUU, es decir, implementar una subida de tipos de 75 puntos básicos, un movimiento sin precedentes en la historia del BCE.
La inflación se ha situado en agosto en el 9,1% interanual, una tasa de variación que no ha visto en la corta historia de la zona euro. Además, se espera que el IPC marque otro máximo histórico en septiembre y se mantenga por encima del objetivo del BCE en los próximos meses y quizá años. Además, el sector servicios ha comenzado a ser uno de los principales contribuyentes en la tasa de inflación mensual en la Eurozona, por lo que el endurecimiento de la política monetaria parece algo necesario en este caso.
Sin embargo, el debate sigue abierto en lo que se refiere al tamaño de la subida. Mientras que algunos expertos como los de Nomura o Goldman Sachs hablan ya de "una gran subida de tipos de 75 puntos básicos (pb)", otros como los de CaixaBank Research creen que el banco central se decantará por un movimiento más conservador. El debate sigue abierto. La institución también publicará las previsiones económicas con una marcada rebaja del crecimiento.
"El grueso de la reunión probablemente se centrará en alcanzar un consenso sobre el tamaño de la subida, con los comentarios más recientes de algunos miembros del Consejo de Gobierno mostrando una clara divergencia entre aquellos que apoyan mantener el ritmo al ya aprobado en julio (de 50 pb) y otros que están a favor de ajustarlo al alza (hasta los 75 pb). Pensamos que, en suma, se alcanzará una mayoría para subir los tipos en 50 pb, lo que daría más tiempo al Consejo para evaluar la evolución de la situación en el mercado del gas y el posible impacto de la crisis energética", sentencian los expertos de CaixaBank Research.
Sin embargo, hay otro factor clave que puede inclinar la balanza a favor de la subida de 75 puntos básicos: la debacle del euro frente al dólar está ayudando a mantener y agudizar este shock inflacionario, encareciendo las importaciones, sobre todo aquellas que están denominadas en dólares, como es el caso de todo el componente energético.
Tras varios meses de debilidad, el euro ha caído con claridad por debajo de la paridad con el dólar. Además, esta es una tendencia que podría tener aún recorrido atendiendo al duro invierno que le espera a la zona euro y al diferencial de tipos de interés entre ambos bloques económicos. Esta debilidad de la divisa habría sido recibida como agua de mayo en casi cualquier momento de los últimos diez años, pero justo ahora, un euro débil es más un problema que una solución, lo que deja al Banco Central Europeo (BCE) en una posición compleja.
La debilidad del euro frente al dólar fuerza al BCE a seguir la estela de la Reserva Federal para impedir que la moneda única siga distanciándose de la paridad (hacia abajo). Sin embargo, los expertos dudan de que la economía de la Eurozona pueda resistir unas subidas de tipos de interés y una política monetaria tan restrictiva como la que quiere implementar la Fed. La Eurozona es una región con demasiadas vulnerabilidades, diferencias y un elevado endeudamiento (acumulado en los países más débiles) que complica y mucho el giro monetario que se está gestando a nivel global.
En unos pocos meses la situación ha dado un giro drástico e inesperado. Los países avanzados han pasado del whatever it takes (lo que sea necesario) en el sentido de flexibilizar y expandir la política monetaria hasta donde haga falta para lograr inflación a lo que podríamos denominar whatever it takes inverso: haremos lo que sea necesario para poner coto a una inflación descontrolada. El problema es que para esto último se necesita una situación económica sólida para no generar un desastre económico. Por ahora, los bancos centrales, incluido el BCE, parecen preferir incluso el desastre económico (una recesión) a dejar que la inflación siga campando a sus anchas, una decisión que dará sus frutos a largo plazo, pero que puede ser muy dolorosa en el corto.
"La continua debilidad del euro puede aumentar la perspectiva de una mayor inflación importada, mientras que las exportaciones europeas podrían tener dificultades para beneficiarse de cualquier depreciación a medida que continúan las interrupciones en la cadena de suministro y la economía mundial se desacelera, reduciendo así la demanda externa", aseguran desde Nomura.
Los últimos estudios de ING también revelan que, frente a otras ocasiones, esta vez la debilidad del euro no está ayudando a las exportaciones europeas, que se están viendo dañadas por el encarecimiento brutal de los inputs con los que trabajan las empresas europeas (sobre todo los relacionados con las energías). La mayor factura por la adquisición de estos inputs no parece estar compensada por la 'ganancia' de competitividad que se produce con la caída del euro.
Esto es lo que parece estar ocurriendo en la zona euro. De modo que la debilidad del euro está contribuyendo a incrementar la inflación, mientras que no está ayudando a las empresas europeas. Esto podría inclinar la decisión del BCE hacia el lado de los 'halcones', que ya han salido a defender un alza de tipos de 75 puntos básicos.
"Aunque la debilidad del euro puede no ser el tema más importante en la agenda del BCE (en el pasado el Consejo ha repetido que el BCE no tiene como objetivo la moneda), no obstante es otro factor que se suma a las presiones inflacionarias al alza, que pesará en la mente de los Miembros del Consejo de Gobierno", reconocen los economistas de Nomura.
Con todo ello, Nomura ha publicado un informe en el que eleva sus previsiones sobre los tipos para la Eurozona: "Ahora esperamos un aumento de 75 pb en las tasas de política en la reunión de septiembre del BCE, cambiando nuestra previsión anterior de 50 pb. En nuestra opinión, las continuas sorpresas alcistas en los datos de precios desde la última reunión, la inflación subyacente y de los componentes más core (centrales) marcadamente elevada, así como las continuas preocupaciones sobre un desanclaje de las expectativas de inflación, obligarán al Consejo de Gobierno del BCE a endurecerse más agresivamente en el corto plazo", aseguran los economistas del banco de inversión japonés.
Estos mismos expertos creen que tras septiembre "veremos alzas de 50 pb tanto en octubre como en diciembre (anteriormente teníamos 25 pb en diciembre) para un pico del 2% en febrero de 2023, además hemos retrasado el inicio de los recortes de los tipos (desde mediados de 2023 hasta septiembre de 2023), lo que significa que esperamos que las tipos se reduzcan 75 pb, hasta el 1,25% para finales de 2023 (donde permanecerá durante 2024)", sentencia el informe de Nomura.
No solo Nomura, también Bank of Amercia Merrill Lynch, Goldman Sachs, JP Morgan o Axa IM han elevado su previsión a los 75 puntos básicos. Esto dejaría el tipo de interés de la tasa de depósito en el 0,75%, el principal de refinanciación en el 1,25% y el de la ventanilla de emergencia (marginal de crédito) en el 1,5%.
Pese al cambio en su previsión de los grandes bancos internacionales, los mercados aún dudan. Los derivados sobre tipos de interés con los que trabaja Bloomberg revelan esta lucha. Poco a poco, día a día, estos swaps parecen estar más cerca de la subida de 75 puntos básicos, aunque siguen sin conquistar por completo. Aunque los 75 parecen más cerca que los 50, algunos miembros clave del banco central todavía respaldan públicamente una política basada en movimientos constantes, pero a un ritmo sostenible y estable (eufemismos para pedir un endurecimiento menos drástico y más progresivo). Este fue el mensaje enviado por Philip Lane, economista jefe del BCE.
¿Nueva sorpresa del BCE?
Este jueves se resolverá el misterio. El BCE tiene la oportunidad de 'sorprender' al mercado otra vez con un alza de 75 pb, aunque en esta ocasión el impacto será inferior al de la reunión de julio, cuando muy pocos apostaban por una subida de 50 pb (todo el mundo hablaba de 25 pb).
No obstante, una subida histórica parece algo necesario, sobre todo ahora que el euro está a punto de perder la zona de los 99 centavos de dólar y la Reserva Federal parece estar lista para volver a subir los tipos en otros 75 pb. Si el BCE no sigue el ritmo de la Fed, el diferencial de tipos se seguirá ampliando, lo que podría ampliar la sangría de la moneda única frente al dólar y agudizar el shock de inflación en la Eurozona.