
La caída del euro en lo que va de año añade cerca de 8 puntos porcentuales a las inversiones en Wall Street y en otros activos denominados en dólares y encarece las importaciones, por ejemplo de petróleo o de otras materias primas.
La rentabilidad bruta del S&P 500 en 2021 alcanza el 25%, y con el efecto favorable del tipo de cambio desde la eurozona se va al 33%. En el caso del Nasdad 100 pasa del 23% al 31%.
La pérdida definitiva del soporte técnico de los 1,12 dólares, que perforó temporalmente este miércoles, abriría la puerta a otro 5% más de depreciación del euro, hasta el cruce mínimo con el billete verde de la pandemia, los 1,06 dólares del 20 de marzo de 2020.
La moneda común se deprecia ya un 9% desde el máximo de la pandemia, los 1,23 dólares que registró en enero de este 2021. En este periodo, el índice dólar, que mide el comportamiento de la divisa estadounidense frente a los principales pares de todo el mundo, sube algo más de un 8%, lo que significa que en el retroceso del euro hay más de fortaleza del dólar que de debilidad propia.
Esta fortaleza del billete verde está relacionada con el ciclo adelantado de Estados Unidos respecto a la recuperación económica, el pico de inflación y la retirada de estímulos monetarios, que ya ha anunciado la Fed, mientras el BCE todavía no se ha pronunciado.
Los miembros de la Fed enfatizaron la necesidad de mostrar flexibilidad en el ritmo de la reducción -tapering- de su programa de compra de bonos, según recogen las actas de su última reunión, que fue antes de que los datos mostraran una aceleración del ritmo de inflación en el país.
En estos momentos, la estimación más pesimista para el euro de cara a 2022 es la de ABN Amro, que la baja hasta los 1,05 dólares. La siguiente es la de BNP Paribas, en 1,09. La media de las previsiones del consenso de expertos que reúne Bloomberg se queda en los 1,16 dólares y no justifica coberturas pese al impacto que tiene en las importaciones y a que el coste de protegerse es bajo, cercano al 1%, sobre todo respecto al 3% que alcanzó a finales de 2017, cuando el euro llegó a intercambiarse por 1,25 dólares, o frente al 3,5% al que se fue en noviembre de 2018, cuando el rendimiento del bono de Estados Unidos superó el 3% y los mercados temblaron.
El coste de cobertura del 1% habla precisamente de estos dos últimos aspectos. Por un lado, que sea barato proteger el cruce entre el euro y dólar podría entenderse como un síntoma de que no se espera una caída mucho mayor de la moneda común.
Por otra parte, esta misma circunstancia significa que no se estima una ampliación del diferencial entre los tipos de interés de Estados Unidos y de la eurozona, pese al pico más intenso de inflación en el primer polo económico respecto al segundo.
Actualmente, el rendimiento de la referencia del mercado de deuda al otro lado del Atlántico, el bono a 10 años o T-Note, es del 1,65%, tras haber subido desde el 1,3% de mediados de septiembre. Su homólogo el Bund de Alemania tiene una rentabilidad negativa del -0,25%.