España debutará durante el segundo semestre de este año como emisor verde soberano. El objetivo es que el bono, según explicó el pasado noviembre el secretario general del Tesoro, Carlos San Basilio, alcance una liquidez de unos 20.000 millones de euros, no en una primera emisión, sino a lo largo de su vida. La primera colocación, que previsiblemente veremos en septiembre u octubre, será de entre 5.000 y 10.000 millones.
Si esa primera colocación alcanzase los 10.000 millones, más que duplicaría, por sí sola, todo el papel verde emitido en España en 2020. El año pasado se colocaron 9.123 millones de euros en bonos verdes, según las cifras publicadas este viernes por el Observatorio Español de la Financiación Sostenible (Ofiso) en su informe anual. Por su magnitud, el estreno de España en este mercado está llamado a marcar un antes y un después en su papel como emisor global de deuda climática.
Incluso sin el Tesoro, es quinta
Incluso sin haber llegado todavía esa mega colocación soberana, España se sitúa ya como el quinto país de Europa en emisiones, y como el décimo colocador mundial, de acuerdo con los datos de la Climate Bonds Initiative (CBI), la organización de referencia a nivel global.

En 2020 se posicionó, en la Unión Europea, solo por detrás de Alemania, Francia, Países Bajos y Suecia (ver gráfico), todos ellos países que ya han emitido deuda verde soberana. El dato que facilita la CBI apunta a un volumen de colocaciones en España de 8.700 millones de dólares, 7.170 millones de euros al cambio actual, cifra que difiere en casi 2.000 millones de la calculada por Ofiso, pero, en cualquier caso, ambas cantidades dejan a este país como el quinto, por detrás de Suecia. Por otro lado, España logró en 2020 escalar dos posiciones en el ranking mundial, pasando del decimosegundo puesto al décimo.
Es previsible que el día que la emisión del Tesoro se haga efectiva, las cifras se modifiquen sustancialmente, como ya ha ocurrido con otros países (como, por ejemplo, Alemania). De lograr adelantar a Suecia, España se situaría cuarta de Europa, es decir, en su puesto natural, dado que también ocupa el cuarto lugar por PIB de la UE.
En palabras de Julián Romero, presidente de Ofiso, teniendo en cuenta la esperada pauta de crecimiento de este mercado, "que el Tesoro Público se incorpore al grupo de emisores podría colocar a España entre los siete países más relevantes en las finanzas sostenibles" a nivel mundial. De hecho, si se tiene en cuenta el volumen emitido total (la cifra acumulada), España ya es la séptima del mundo, destaca Romero. Y esa séptima posición, con 34.000 millones de dólares emitidos, es llamativa teniendo en cuenta el tamaño del PIB del país. Por delante de ella se sitúan gigantes como EEUU y China (con 211.700 y 127.300 millones de dólares emitidos), Francia, Alemania, Países Bajos y Suecia.
"Esta emisión sin duda dará una gran visibilidad a este país y a lo que su Gobierno está haciendo para afrontar las cuestiones ligadas al cambio climático", comenta, por su parte, Caroline Harrison, analista senior de CBI.
La escalada de Alemania
No es casualidad que Alemania haya escalado tres posiciones en el ranking global de emisores en 2020: a primeros de septiembre, se estrenaba con su primer bono verde soberano de 6.500 millones, siguiendo los pasos de Francia, Polonia o Suecia. Su éxito fue brutal: la demanda quintuplicó la oferta.
Según una reciente encuesta de la CBI entre 19 emisores soberanos, los bonos sostenibles reciben, en promedio, una demanda muy superior a la obtenida en las tres anteriores emisiones estándar. En declaraciones a elEconomista hace unos meses, Gonzalo Gómez Retuerto, director general de BME Renta Fija y experto en bonos verdes, explicaba que el mercado es pequeño todavía para lo que pide el inversor, y advertía que oferta y demanda tardarán en casar: "Tengo la sensación de que esto continuará así mucho tiempo", señalaba.
Italia, Reino Unido, Dinamarca, Ucrania y Eslovenia ya han anunciado emisiones similares a la española de cara a 2021, y Países Bajos, Francia y Alemania también volverán a recurrir a los mercados para financiar sus políticas contra el cambio climático.
Los bancos, líderes en España
Casi la mitad de esos 9.123 millones de euros de deuda climática emitidos en España el año pasado -4.370 millones- la subastaron entidades financieras. Destacaron Santander, BBVA y CaixaBank, cada una de las cuales se llevó un 11% de esa tarta verde, con una emisión de 1.000 millones cada una. Iberdrola, pionera en este tipo de colocaciones, subastó un bono de 750 millones en marzo.
Si ampliamos el foco a toda la deuda sostenible, en 2020 se emitieron en este país 15.024 millones de euros en bonos verdes, sociales y sostenibles, un 54% más que el año anterior, según los datos de Ofiso. De esa cifra, la mayoría (un 63,2%) correspondió a la deuda climática. Los bonos sostenibles (que combinan las características de los verdes y los sociales), por su parte, supusieron el 19,2%, y los bonos sociales, los únicos que ganaron peso, en torno al 18%.