
La emisión de bonos verdes, sociales y sostenibles se dispara en España. La cantidad emitida por empresas e instituciones este año, con datos hasta el 15 de julio, ya supera a la de todo 2019: alcanza los 10.646 millones de euros, frente a los 9.756 millones del año pasado, según recoge el Observatorio Español de la Financiación Sostenible (Ofiso). Y todavía quedan por delante (presuponiendo que no se produzcan más emisiones hasta septiembre) cuatro meses de mercado.
Llama la atención, en particular, el crecimiento de las emisiones sociales (destinadas a financiar proyectos sanitarios, de empleo, de servicios sociales...): en 2019 representaron un 15% del importe total emitido, y este año suponen ya un 26%.
Las colocaciones verdes (aquellas en las que la financiación captada se emplea en un proyecto que genera beneficios medioambientales) siguen siendo las más habituales, al acaparar un 56% de lo emitido (el año pasado, un 65%), y las sostenibles alcanzan un 18%, cifra bastante parecida a la del ejercicio previo. El término sostenible suele utilizarse para referirse a todo tipo de inversión con criterios ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno), y en lo relativo a los bonos se denomina así a aquellos que combinan aspectos verdes y sociales.
"Las emisiones sostenibles remontan el confinamiento, y esperamos que alcancen o superen ligeramente la emisión récord de 2019, con una notable contribución a la recuperación económica", señala Julián Romero, presidente de Ofiso, que destaca "la cuota de los emisores públicos y entidades financieras sobre el total de emisiones, ya que suponen el 75% del total, por el auge de los bonos sociales sanitarios".
Los principales emisores
Entre los emisores de bonos sociales en 2020 se encuentran la Comunidad de Madrid y el Instituto de Crédito Oficial (ICO), pero también grandes bancos. BBVA emitió uno a finales de mayo, y CaixaBank otro en julio (dirigido a financiar a pymes domiciliadas en las regiones más desfavorecidas), en ambos casos por importe de 1.000 millones de euros, y enfocados a mitigar los efectos de la pandemia.
BBVA repetiría después, en julio, con un Coco (bono contingente convertible), en este caso verde. En conjunto, la banca española ha colocado 4.845 millones de euros en bonos responsables este año. Por su parte, Iberdrola emitió el 31 de marzo un bono verde (es líder mundial en este tipo de deuda) por 750 millones. La eléctrica, sumando las líneas de crédito con criterios de sostenibilidad y los préstamos verdes sucritos con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el ICO, acumula 22.600 millones en financiación sostenible.
De lo 'verde' a lo social
El Covid-19 ha desviado el foco, dentro de la inversión responsable, desde lo climático a lo social. "La pandemia ha puesto de manifiesto de la forma más dolorosa la necesidad de financiar las cuestiones sociales y dejar de centrarse en las climáticas", comenta Andrea González, subdirectora de Spainsif.
Esta experta también apunta a que si durante años se ha priorizado el impulso a la inversión climática ha sido, en parte, porque esta es más fácil de categorizar y estandarizar; de hecho, la Comisión Europea, dentro de su Plan de Acción para las Finanzas Sostenibles, ha empezado por lo ambiental, hasta el punto de que ya ha sacado adelante una taxonomía para los activos financieros verdes y ultima su estándar de bono verde (que establece qué requisitos debe reunir una emisión para denominarse así a ojos de la UE). Con la pata social todavía no ha empezado, aunque se prevé que empiece a abordarla a finales de 2021. Y el Covid-19 no ha hecho sino acelerar todo este proceso.
"Las iniciativas sociales son todavía mucho más diversas que las medioambientales, por lo que tipificarlas y categorizarles supondrá un trabajo titánico", advierte Andrea González. Por ahora, está generalizado el uso de un estándar privado para los bonos sociales.