La fiebre del ASG (la inversión en base a criterios ambientales, sociales y de buen gobierno) ha cobrado una especial relevancia en 2020 pero, en realidad, lleva tiempo dejándose notar en la cotización de los valores vinculados a las energías limpias, la digitalización o la salud.
Ya en 2018, una encuesta de Bank of America (BofA) revelaba que el 87% de los millennials (nacidos entre 1981 y 1999) consideraban importante la sostenibilidad en sus decisiones de inversión. Dicha generación, junto a la siguiente, la Z, "intensificará el enfoque sostenible en el universo de la inversión cuando alcance la mayoría de edad", advertían los analistas del banco, y sumarán "4.400 millones de personas en todo el globo, cerca del 60% de la población", señalaban.
En aquel año, 2018, se produjo un cambio estructural en el mercado. Cobró fuerza la moda -por llamarla de algún modo- del ASG. A valores que ya estaban en las carteras generalistas, como Iberdrola, se les empezaron a abrir además las carteras verdes, que integraban desde blue chips hasta compañías mucho más pequeñas como, por ejemplo, Solaria (que en septiembre de 2018 no llegaba a los 700 millones de valor bursátil y que hoy, con 2.300, cotiza en el Ibex). Con el Plan de Acción para las Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea ya sobre la mesa, se imponía la necesidad de tener valores ligados al medio ambiente en cartera.
Si nos fijamos en los gigantes del sector en Europa -región que ha dominado la corriente de la inversión responsable-, observamos que, en poco más de dos años, su capitalización se ha disparado un 38%. Las 10 eléctricas más grandes (Enel, Iberdrola, Orsted, National Grid, Electricité de France, Engie, Endesa, E.ON, RWE y Verbund) capitalizan actualmente 390.00 millones de euros, frente a los 283.200 millones de cierre de septiembre de 2018, momento en el que, según fuentes del mercado, la corriente ASG empezó a alcanzar un peso contante y sonante en las cotizaciones. En el mismo periodo, el valor bursátil conjunto de las empresas del EuroStoxx 50 ha crecido solo un 6%.
Buena parte de todo el dinero que se ha dirigido a los valores responsables ha llegado de la mano de inversores institucionales con mandatos sostenibles, como los fondos públicos de pensiones escandinavos, fondos soberanos y aseguradoras. Francia y Holanda son dos potentes inversores en ASG.

La tendencia no para, todo lo contrario. Los fondos con sello ASG alcanzarán el 57% del total de activos bajo gestión de los vehículos de inversión en Europa en cinco años, según el estudio The Growth Opportunity of a Century, de la consultora PWC Luxemburgo. Este porcentaje implica que el volumen total de los fondos ASG pasaría de los 1,6 billones que tenían el año pasado a los 7,6 billones en 2025, lo que supondría un crecimiento anualizado de casi el 29%.
Las grandes valen un 67% más
Llama la atención cómo se ha disparado la capitalización de las dos eléctricas más grandes de Europa, que son Enel (que vale unos 75.000 millones de euros en el parqué) e Iberdrola (unos 68.000 millones). Ambas han elevado su valor en la misma medida, en un 67%, desde septiembre de 2018.
La filial de renovables de la italiana, Enel Green Power, aportó en 2019 más de un 26% de su resultado bruto de explotación (ebitda). En cuanto a los ingresos, esta pata de negocio es la que más los ha elevado en los tres últimos años (con datos de Bloomberg hasta el cierre de 2019): los incrementó un 12,6%. Los millones que ha ganado en el parqué le han permitido escalar posiciones en el ranking de capitalizaciones del EuroStoxx 50. Hace dos años, ocupaba el puesto 30, y hoy es la undécima. Iberdrola , por su parte, ha pasado del 31 al 17.
Pero el salto más brutal lo ha dado la danesa Orsted, la tercera eléctrica del Viejo Continente y la mayor propietaria de parques de energía eólica marina de Europa, Asia Pacífico y América del Norte. Su valor se ha disparado un 140%, hasta los 59.000 millones de euros. Si estuviese en el EuroStoxx, habría pasado de la posición 45 a la 21.
Las españolas
Iberdrola presentó este jueves su plan estratégico hasta 2025, con una clara apuesta por las renovables. A ellas destinará la mayor parte de las inversiones, que alcanzan los 75.000 millones. El giro hacia el verde que el grupo lleva ejecutando desde la llegada de Ignacio Galán (quien convirtió este viraje en un empeño personal) se aprecia al fijarse en la evolución del ebitda de la compañía: en 2019, las renovables aportaron ya un 24% del mismo, y con las inversiones anunciadas supondrán un 31% en cinco años.
Iberdrola espera que, en 2025, las renovables aporten ya casi un tercio de su resultado bruto
Desde la compañía -que se ha propuesto ser neutra en emisiones en 2030 en Europa- explican que ha sido "esta apuesta por un desarrollo sostenible" lo que la ha "consolidado no solo como uno de los líderes del Ibex, sino como una de las dos principales utilities europeas y una de las tres mayores del mundo por capitalización, en contraste con el puesto 18 que ocupaba hace 20 años". El pasado julio, Iberdrola llegó a arrebatar a Inditex el primer puesto del Ibex por valor bursátil. Hoy es la segunda, por 2.500 millones.
La escalada de Endesa
No es Iberdrola la única eléctrica que ha escalado puestos dentro del índice español de referencia. A cierre del tercer trimestre de 2018, Endesa no estaba ni en el top 10 por valor bursátil; hoy es la quinta (ver gráfico). Además, y a pesar de que acaba de perder la recomendación de compra (recibe un mantener), gusta a los analistas más que Iberdrola, algo que no ocurría desde hacía siete años.
Las renovables son la clave en el futuro de la compañía, que reducirá su payout del 100% al 70% precisamente para acometer inversiones en este ámbito. En una reciente entrevista, el director financiero del grupo, Luca Passa, explicaba a elEconomista que la Península Ibérica es la zona con más oportunidades ligadas a la transición energética de Europa. "Las inversiones que llegarán al sector van a ser brutales", aseguraba.