
Actualmente, en el mundo hay algo más de 80 billones de dólares bajo gestión -cerca de 60 veces el PIB de España-. Un 25% de esta cantidad inmensa de dinero, 20 billones, están colocados en estrategias socialmente responsables, ya sean acciones, bonos de empresas o deuda soberana, según la tendencia internacional de la ISR, cuyo crecimiento ha sido fulgurante en los últimos años. Y BofAML calcula en un informe de perspectivas que otros 20 billones seguirán el mismo camino hasta 2030, prácticamente lo mismo que capitaliza hoy el S&P 500.
La firma de inversión norteamericana califica esta inclinación de los inversores hacia los criterios ecológicos y feministas o a la mayor preocupación por las condiciones laborales o por la ética en la gobernanza como "capitalismo moral" y lo sitúa como uno de los 10 temas que marcarán los próximos ejercicios. "La década que arranca en 2020 será clave para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU [establecidos precisamente para 2030], y vemos que la inversión ISR va a transformar el enfoque tradicional de inversión", explica el equipo de analistas de BofAML.
Una encuesta realizada por el propio banco en 2018 refleja que el 87% de los millennials y el 64% del conjunto de las mujeres consideran importante en sus decisiones de inversión los criterios de sostenibilidad. Dicha generación, que engloba a los nacidos entre 1981 y 1999, representa actualmente el 16% de la riqueza privada mundial y junto a la Z, la inmediatamente posterior -"que intensificará el enfoque ISR en el universo de la inversión cuando alcance la mayoría de edad y se integre en la economía productiva", según continúa BoFAML-, suma 4.400 millones de personas en todo el globo, cerca del 60% de la población total.
Esto implica que las empresas deben tener ambiciones más allá de los beneficios y que los gobiernos y las instituciones supranacionales están obligadas a endurecer la regulación en este sentido. "Es probable que los firmantes del Acuerdo de París renueven su compromiso contra el cambio climático en 2020", prevé la agencia de calificación de deuda Moody's, que considera que "las nuevas políticas aumentarán los riesgos de transición para los sectores más expuestos al CO2".
De momento, eso sí, las nuevas generaciones no están viendo que el despertar de su conciencia sea capaz de batir al mercado: el Dow Jones Sustainability, el índice de bolsa que se ha convertido en uno de los mayores exponentes de la inversión socialmente responsable, sube un 20% en 2019, mientras que el MSCI World repunta un 22% en el mismo periodo. Esta selección global de compañías se queda más atrás en los últimos cinco años, en los que acumula un retorno del 25% frente al 32 de la referencia mundial.
Cambio de paradigma
De todas formas, el cambio de paradigma es indiscutible y amenaza directamente a compañías relacionados con el juego, el alcohol o el tabaco y, efectivamente, también exige la transformación de negocios que dependen de los combustibles fósiles, como la automoción o el transporte comercial, o a los que el cambio climático pone en riesgo, como las inmobiliarias, las hoteleras o las aseguradoras, "por su exposición a las catástrofes naturales", según continúa Moody's, que además avisa del desafío que supone "la escasez de agua" para numerosos gobiernos.
Los ejemplos del impacto de este nuevo contexto se van acumulando: la industria del automóvil arrastra el dieselgate desde que estalló en el seno de uno de los mayores grupos del mundo, Volkswagen, en 2015; la del petróleo combate la oposición al fracking casi en cada rincón del planeta; y la agroquímica, con Monsanto como enemigo público número uno, amontona cientos de denuncias.
El 87% de los 'millennials' cree que los criterios de inversión sostenible son importantes
"Algunas grandes gestoras, fondos de pensiones y aseguradoras que administran cerca de 11 billones de dólares ya se han comprometido a excluir de sus inversiones las actividades que tienen que ver con el carbón, el petróleo y el gas", advierte la agencia de calificación, que recuerda que, "mientras tanto, 46 bancos centrales y reguladores se han unido en una red para hacer más verde el sistema financiero".
Pero hay casos menos evidentes. Por ejemplo, el negocio de la alimentación está padeciendo también la amenaza de la conciencia social sobre la supervivencia del medio ambiente que están armando las generaciones más jóvenes de clase media de las sociedades occidentales. Hace algunas semanas, Danone sufrió en bolsa las consecuencias de la reivindicación social de un consumo y un crecimiento económico responsable liderado por el movimiento Fridays for Future: llegó a perder 6.400 millones de euros de capitalización en un solo día tras recortar del objetivo para el cierre del ejercicio ante la amenaza que supone para sus productos el auge de las alternativas veganas a los lácteos y el rechazo a los envases de plástico.
Otro movimiento en auge, el feminismo, ha dejado su impronta en el mercado recientemente. La cancelación del desfile de los ángeles de la famosa marca de lencería Victoria's Secret ha sido la prueba de la claudicación de una estrategia de marketing que se ha encontrado con la oposición del movimiento MeToo, y los daños son visibles en bolsa: L Brands, la matriz de Victoria's Secret y otras marcas de moda y cosméticos estadounidenses como Bath & Body o Pink, lleva una caída de 25% en el año.
La igualdad impulsaría el PIB global
Los avances en igualdad elevarían un 31% el PIB global hasta 2025, en 28 billones de dólares -el tamaño de las economía de Estados Unidos y China juntas-, según calcula BofAML. En su informe sobre la próxima década, el banco de inversión resalta los beneficios de las reinvidicaciones del feminismo y destaca que en 2020 se espera que las mujeres tengan 72 billones de activos financieros, el doble que en 2010 y que los acumularán 1,5 veces más rápido que los hombres.