
Mientras asistían como público a la subida de otros sectores como alimentación, servicios financieros o construcción, de repente las compañías petroleras -que llevan un año sin grandes alharacas en la bolsa- fueron llamadas a improvisar una función en la que resultaron ser las actrices protagonistas. Tras el ataque a las instalaciones de Aramco en Arabia Saudí el pasado fin de semana, las ganancias iniciales del lunes han dado paso a unos avances mucho más moderados. Sin embargo, el panorama se sigue calentando porque Arabia Saudí dice haber confirmado que los ataques se perpetraron con armamento de Irán, a lo que se suma que EEUU vaya a mandar tropas al país tal y como anunció Donald Trump.
El crudo Brent, que llegó a repuntar casi un 15% en una sola sesión, acabó la semana -a cierre europeo- con un alza del 7,8%, en los 64,9 dólares. El Stoxx 600 de petroleras y gasistas cerró siendo el más alcista de la semana en Europa, con un avance del 4% -Repsol subió un 1,6-. Y la pregunta que ronda la cabeza de los inversores es: ¿realmente es sostenible en el tiempo?

Para los analistas de Citi el rebote del crudo viene a saldar un "descuento" que perdura ya "meses" y que "está penalizando al petróleo al cotizar unos 10 dólares por debajo" de lo que debería ser su precio "ante la vulnerabilidad [como se ha visto] de las instalaciones petroleras de Arabia Saudí". A este contexto hay que sumar la crisis en Venezuela, entre los diez mayores productores de petróleo del mundo. Desde la firma estadounidense reconocen que no es descartable una subida de entre 5 y 10 dólares hasta finales de año, de la que ya ha logrado casi la mitad en esta semana. De ser así, Jefferies calcula que "por cada incremento de 5 dólares en el precio del barril, éste reduce 20 puntos básicos el multiplicador de beneficios al que cotizan las petroleras".
La acción de Repsol recoge un PER por debajo de las 9 veces, en zona de mínimos desde 2011, con beneficios crecientes y un precio de mercado en 14 euros, casi un 20% por debajo de los máximos del último año. Comparado con las grandes petroleras europeas -BP, Eni, Shell, Total y Galp-, la española es la firma más barata, con un descuento del 33% respecto al PER medio del sector en las 13,3 veces.
"El comportamiento de las petroleras en bolsa está rezagado respecto a lo que crecen sus ganancias", apuntan en Barclays que confían en que "los beneficios encontrarán un apoyo en un petróleo al alza, tanto por recortes en la producción como por tensiones geopolíticas". ¿Qué petrolera saldrá más beneficiada? Los expertos apuntan, principalmente, a la italiana Eni. "Considerando un escenario de subidas en el petróleo motivadas por ataques [como el sufrido por Aramco], Equinor [petrolera estatal noruega], Eni y Galp son las más sensibles a repuntes de precio en el corto plazo", señalan los analistas de Santander. Para Mediobanca, no sólo se beneficiarán firmas como Eni y Galp, sino que salpicará a "firmas de servicios petroleros como Saipem -subsidiaria de Eni- y Tenaris -filial de la argentina Techit, que fabrica tubos de acero". Su homólogo español, Tubos Reunidos, sube en la semana más del 20% -se trata de una acción calderilla, en 26 céntimos-. Técnicas Reunidas se deja un 0,2% en la semana.
Eni, eso sí, cuenta con la peor recomendación de las grandes petroleras europeas. Sólo la italiana tiene un consejo de mantener frente -y por este orden- a las compras que ostentan Total, Repsol, BP y Royal Dutch Shell. Sin embargo, el crecimiento del beneficio de Eni duplicará el de sus comparables en el trienio. El consenso espera que en 2019 logre ganancias de unos 3.840 millones que serán un 34% superiores para 2021, sobre los 5.140 millones.
Retos para el futuro
Más allá de rebotes momentáneos en el precio del petróleo, los analistas consideran que, a más largo plazo, los retos para las petroleras cada vez estarán menos vinculados al oro negro y sí a energías no contaminantes.
"Cuando una industria se enfrenta a un riesgo existencial, las valoraciones a las que ha cotizado históricamente no son capaces de ejercer de suelo para el precio de la acción", afirman, muy pesimistas, desde Redburn, una casa de análisis británica especializada en el sector y de la que los banqueros de Rothschild son accionistas minoritarios. ¿Cuál es ese riesgo? La legislación europea que aspira a que en 2050 las emisiones de CO2 hayan desaparecido. "Creemos que las grandes petroleras se transformarán con éxito en grandes energéticas, líderes de la nueva era", afirman, mucho más optimistas, los expertos de Goldman Sachs. "La mitad de su gasto en inversiones está destinado a actividades bajas en carbono", concluyen.
Repsol
"Vemos menos nubes en el horizonte de Repsol que en cualquier otro momento de los últimos 20 años", apuntan en Credit Suisse. En su opinión, la petrolera tiene "un balance fuerte, diversificado y, previsiblemente, sorprenderá al mercado cuando presente sus nuevos objetivos a partir 2020", año en el que finaliza su plan estratégico que, por cierto, parte de la hipótesis de un petróleo a 50 dólares.
Pero si hay una fortaleza que los analistas destacan en Repsol es su dividendo. "El anuncio de un programa de recompra de acciones [por el 4,4%] reforzó nuestra apuesta por Repsol", dicen en JP Morgan. La rentabilidad de los pagos de Repsol está en máximos de cuatro años, cerca del 7% y bate el 8% con la previsión para 2020.