
CaixaBank, una vez absorbida Bankia, tiene previsto abonar en los próximos meses 216 millones en dividendo con cargo a las cuentas de 2020, en base a las recomendaciones del BCE al sector de no distribuir más del 15% del beneficio. De esta manera, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) percibirá 34,5 millones, de acuerdo con su participación del 16,1% en la entidad recientemente fusionada.
La intención del banco, que celebrará este martes el primer consejo de administración, es mantener esta política y no repartir ninguna remuneración a los accionistas en concepto complementario una vez culmine el veto del regulador en septiembre, tal y como ha señalado este fin de semana su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, en una entrevista a este periódico.
Sin embargo, CaixaBank podría avanzar ya la estrategia para las ganancias de 2021 y retomar el dividendo habitual poco a poco, por lo que no se descarta que en noviembre, como viene siendo habitual, entregue el primer dividendo con cargo al ejercicio presente. El objetivo es alcanzar en el medio plazo el 50% de pay out.
La cuantía que recibirá el Frob servirá para intentar recuperar parte de las ayudas concedidas a Bankia durante su rescate. Desde 2012, cuando se nacionalizó la entidad, Bankia ha podido devolver 3.300 millones de euros por dividendos y dos colocaciones en el mercado de paquetes accionariales. Sin embargo, estos importes no han ido a parar a las arcas del Estado, sino que se han utilizado para abonar indemnizaciones a accionistas por la salida a bolsa, preferentistas y otros agujeros por la entonces matriz, BFA (que poseía hasta el viernes el 62% de la entidad).
Este lunes, antes de que el consejo adopte las primeras decisiones de la nueva CaixaBank, su presidente y consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri y Gonzalo Gortázar, se reunieron de manera telemática con 8.000 directivos para lanzar algunos mensajes de apoyo y realizar algunas peticiones.
Unidad y generosidad
En su estreno en CaixaBank, Goirigolzarri, reclamó "unidad" y "generosidad" a los trabajadores. Un reclamo que se produce en vísperas de que inicie las conversaciones con los sindicatos para abordar el ajuste de personal, que podría afectar a unos 8.000 empleados.
Goirigolzarri, señaló que "debemos afrontar esta nueva etapa con una actitud abierta al cambio y a la transformación". "Una fusión entre dos grandes entidades exige grandes dosis de colaboración, de lealtad hacia el equipo y de una gran generosidad", apuntó
Por su parte, Gortázar animó a la plantilla a que se vuelque en el servicio al cliente. "Su satisfacción ha sido y será la clave de nuestro éxito", indicó.