
Los bancos extranjeros sin ficha nacional, es decir, que operan en nuestro país, consiguen ser rentables a pesar de la pandemia y la recesión económica, a diferencia del resto de entidades, entre las que destacan los 12 mayores grupos. En concreto, según los últimos datos del Banco de España, el colectivo de sucursales bancarias obtuvo a finales de septiembre una rentabilidad sobre recursos propios (ROE) del 10,3%.
Según las exigencias de los inversores y de los supervisores, un banco es rentable cuando tiene un ratio de entre el 8% y el 10% como mínimo de retorno sobre el capital, un umbral que no alcanzan ni las entidades más significativas (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Sabadell, Bankinter, Kutxabank, Abanca, Unicaja, Ibercaja, Liberbank y Cajamar) ni las más pequeñas (principalmente cooperativas y cajas rurales) ni las filiales de conglomerados internacionales.
Las 78 firmas que operan como sucursal son una amalgama que se dedica principalmente a determinados nichos de actividad, como es la gestión de activos, el negocio corporativo o de inversión o especializada para dar servicios a los clientes de sus países de origen, aunque también se encuentran grupos con un enfoque más global o minorista. Entre todas ellas destacan los holandeses ING y Triodos; los franceses BNP Paribas y sus diferentes filiales, Société Générale, y Natixis; los chinos ICBC y CCB; y el portugués Novo Banco, que se encuentra en venta en estos momentos. También se sitúan en este colectivo los bancos de compañías automovilísticas (especializadas en créditos para la compra de coches), como Opel y Volkswagen, además de los nuevos jugadores online, como Orange Bank o N26.
Debido a su heterogeneidad, no todos ellos son rentables y sus cifras dependen del tipo de actividad. De hecho, esta especialización es uno de los factores que hacen que presenten mayores retornos para sus matrices que la banca tradicional, que por norma general requieren menores niveles de provisiones en época de crisis como la actual y están centrados más en un modelo de comisiones por servicios, en vez de en cobro de intereses por préstamos.
Además, suelen contar con una estructura de costes muy inferior, al no disponer de grandes redes de sucursales para funcionar. Pese a esta menor carga cuentan con niveles de eficiencia peores a los mayores bancos del sistema, con un ratio del 58%, frente al 51%.
Hucha para impagos
La clave de su rentabilidad reside principalmente en el volumen de dotaciones para hacer frente a las pérdidas por morosidad, que es el lastre más significativo que están teniendo las principales entidades de nuestro país como consecuencia de la crisis de la pandemia. Según los datos del supervisor, las sucursales llevaron a cabo solo provisiones contra los resultados por importe 476 millones, una cantidad que contrasta con los 34.000 millones de los doce principales grupos. Aún así, hay que tener en cuenta que el volumen de activos también es muy inferior en el caso de las firmas que operan sin ficha nacional (127.000 millones, frente a casi 3,5 billones de las significativas).
El esfuerzo para adelantarse al alza de la morosidad y los ajustes de valoración de franquicias en el extranjero ha llevado a la gran banca española a sufrir abultadas pérdidas y por tanto ser nada rentables. También se están viendo afectadas por el entorno de tipos negativos, con un euribor en mínimos históricos. Su retorno es negativo, del 3,6%, debido en parte a los deterioros del Santander y de BBVA.
Estrategia a seguir
Para sobrellevar esta compleja situación las entidades han puesto en marcha distintas medidas extraordinarias, entre las que destacan el cierre masivo de sucursales y expedientes de regulación de empleo y una nueva oleada de fusiones, que por ahora está protagonizada por CaixaBank-Bankia y Unicaja-Liberbank.
De igual modo, están llevando a cabo un proceso de transformación para impulsar los negocios más rentables, basados en mayores comisiones, como los realizados por las sucursales, como son la banca de inversión, la banca privada y la financiación al consumo, además de potenciar la digitalización.
En contraposición, las sucursales generaron un beneficio en los nueve primeros meses del año pasado de 133 millones. Unas ganancias, eso sí, que fueron ampliamente superadas por los 49 bancos de pequeño tamaño, que obtuvieron un resultado positivo de 677 millones. No obstante, la rentabilidad de las cajas rurales y las cooperativas se limita a menos del 5%, la mitad de las exigencias del mercado.
En cuanto a las 17 filiales de grupos extranjeros que operan en España, sus beneficios alcanzaron hasta septiembre 409 millones y su rentabilidad se situó en el 2,82%, también muy por debajo de las exigencias de los inversores.