CaixaBank-Bankia tendrá que multiplicar por once su valor actual en bolsa, que ya recoge la prima del 30% que asumirá la primera para absorber la segunda, para que el Estado recupere todas las ayudas inyectados al grupo nacionalizado, que ascienden a 24.000 millones. Ahora, por separado, la capitalización de ambos grupo suma algo más de 16.000 millones, de los que 4,200 corresponden a la entidad que fue rescatada en 2012. Una cantidad que está muy lejos de los 175.000 millones que tendría que alcanzar el conglomerado resultante para que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) pudiera recaudar todo el apoyo otorgado.
De acuerdo con las negociaciones que están ultimando CaixaBank y Bankia, este organismo dependiente del Ministerio de Economía ostentará una participación del 14% en el campeón nacional que se cree con la integración. En la actualidad, posee el 62% de la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri.
Economía ha señalado por activa y por pasiva que la posición del Gobierno con respecto a esta operación se cimentará sobre la maximización de la inversión realizada. Pero, es consciente de que será prácticamente imposible que vaya a poder recuperar todas las ayudas. De hecho, el presidente Pedro Sánchez, indicó hace unos días que "estamos lejos" de lograr el dinero del rescate.
Desde hace algún tiempo, las autoridades son conscientes de que apenas solo se podrá recuperar una parte a través de la desinversión de la participación que vence en diciembre de 2021. Un periodo que se puede ampliar, como ya ha sucedido en dos ocasiones anteriores, para contar con más margen de maniobra para que la cotización despegue y recoja toda la rentabilidad que incluya el plan de negocio que se diseñe.
Esta estrategia de ganar tiempo se refuerza con el hecho de que Bruselas rebajará su presión para que el Estado salga de la entidad, ya que dejará de tener la mayoría del accionariado.
De esta manera, además, Sánchez puede disminuir la tensión que ha generado la fusión en el seno del Gobierno, ya que el vicepresidente y líder de UnidasPodemos, Pablo Iglesias, no fue informado previamente de la operación que entierra su plan de hacer de Bankia una auténtica entidad pública.
Dividendos
Mientras el erario público espera a que la cotización suba, el Estado podría ir, previsiblemente, recuperando parte del rescate a través de los dividendos. Aunque Bankia ha repartido en los últimos ejercicios retribución a los accionistas y se vendieron dos paquetes de títulos de un 14,5% del capital, la matriz BFA (100% del Frob) no ha podido reembolsar los 3.000 millones conseguidos a las arcas del Estado. Dicho importe ha sido utilizado para sufragar las indemnizaciones por la salida a bolsa de 2011 y la venta de preferentes, además de para sanear el balance del holding.
Los equipo negociadores de la integración están teniendo en cuenta futuros costes de los litigios que se avecinan para afinar la ecuación del canje y las proyecciones de rentabilidad futura del nuevo grupo. En la actualidad se enfrenta en los tribunales a procesos por los gastos hipotecarios, las cláusulas suelo, las tarjetas revolving y, en el caso de Bankia, al proceso penal por su debut bursátil.
En el mercado se descuenta que CaixaBank-Bankia vaya a ofrecer dividendos desde el primer momento, a pesar de las recomendaciones del BCE al conjunto del sistema de suspender la remuneración a los accionistas para reforzar sus balances tras la crisis del coronavirus. En primer lugar, porque se confía en que el organismo supervisor flexibilice su posición en enero, cuando revisará la orden dada en marzo. Y en segundo lugar, porque CaixaBank fue la única entidad que ha logrado este año aprobar en junta y repartir dividendos después de la exigencia de la institución supervisora.
Obra Social
El reparto de ganancias es vital para La Fundación la Caixa, dueña del 40% de CaixaBank y del entorno al 30% del grupo resultante de la integración. Con los ingresos que recibe anualmente puede llevar a cabo sus inversiones en Obra Social que ascienden a 500 millones en cada ejercicio.
La política de dividendos de CaixaBank fija en la actualidad la entrega del 30% de las ganancias para 2021 en efectivo, un porcentaje que fue revisado a la baja tras la pandemia. Antes estaba en el 50%. Con cargo a los resultados de 2019, el banco ha podido distribuir un 24,5% de sus beneficios antes de impuestos.
Previsiblemente, el plan estratégico del campeón nacional incluirá este factor, determinante para el valor suba en bolsa. La cantidad, eso sí, dependerá de los resultados que vaya cosechando.