La previsible subida de tipos de interés a partir de verano puede ser un antídoto para contener la inflación pero también implica una amenaza de primer orden para la demanda interna en nuestro país. En este aspecto, tras una pandemia en el que el ahorro embalsado ha registrado récord, el consumo, que supone en torno al 60% del PIB, se retraerá como efecto de un dinero más caro y de unas condiciones financieras más duras.
Un horizonte menos favorable de esta índole restará un 1,1% al crecimiento previsto en el consumo para este año, prácticamente un 25% menos respecto al pronóstico que hasta ahora manejaba Funcas, uno de los más fiables y actualizados entre las casas de análisis nacionales e internacionales. Es también la referencia que toma el director de coyuntura de la propia Fundación, Raymond Torres, en declaraciones con eE que confirman estos cálculos.

El encarecimiento del precio del dinero está directamente relacionado con el récord de inflación que la Unión Monetaria sufre desde finales de 2021. Esas cotas históricas de precios, por su parte, ya llevan meses minando el poder adquisitivo de empresas y familias. En concreto, la evolución de la inflación lima 16.000 millones de capacidad de compra de los hogares y reduce al 3,8% el crecimiento el consumo final.
Las previsiones que hace Funcas en este contexto muestran un efecto-reacción en las rentas que reduce sus altos niveles de ahorro actuales y eleva la carga que supone su deuda. Ya el INE avanza que el consumo final de los hogares (el privado) ha decrecido un 3,7% rodeado de incertidumbre e inflación pese a que los actuales tipos de interés de la eurozona se mantuvieron en mínimos entre enero y marzo.
Se trata de una muy mala noticia considerando que la demanda interna es el único motor de que dispondrá España para su crecimiento en 2022 y 2023, ahora que el sector exterior volverá a tener una contribución negativa, según asume ya el Gobierno en sus últimas previsiones.
El Ejecutivo, no obstante, se esfuerza por mantener el optimismo. El gasto en consumo final nacional privado crecerá un 4,1% este año según el Ministerio de Asuntos Económicos. Estos datos siguen siendo algo más positivos que las previsiones de Funcas, que no llegan al 4% y se quedan hasta tres décimas por debajo de los augurios que recibe la Comisión Europea.
Con vistas a verano
¿Y qué dicen desde Fráncfort? El Banco Central Europeo prepara varias subidas de los tipos de interés, la primera de ellas a partir de julio, según adelantaba el español Luis de Guindos, vicepresidente del BCE. A partir del primer paso en la nueva hoja de ruta, el eurobanco podría apuntar hasta dos subidas más en su calendario monetario. Cada vez son más los miembros del Consejo de Gobierno y del Comité Ejecutivo que se abren a una subida.
El aumento de tipos que se espera a lo largo de este año está provocando que familias y empresas prefieran invertir en activos como la vivienda y consumir menos en los próximos meses. El empobrecimiento de la capacidad adquisitiva de las rentas a causa del mayor precio del dinero y los créditos más restringidos, provoca que los inversores se lancen a firmar más hipotecas que nunca acogiéndose a los actuales tipos de interés. Este componente de la demanda interna se apoya en la clásica inversión refugio de España: el ladrillo. La vivienda es el actual movimiento predominante de inversión como previsión antes de la subida.
Según datos publicados esta misma semana por el INE, las prisas por apurar los tipos extraordinarios heredados por la pandemia llevan a inscribir en los registros 36.537 préstamos para la compra de vivienda, un 1% más que en enero y un 14,6% más que en el segundo mes del año pasado. No es de ahora: lleva 12 meses al alza y sólo en los dos primeros meses de 2022 las hipotecas registradas acumulan un alza del 21,5%.
En paralelo, el consumo se debilita y, según el investigador de Fedea y Catedrático de Análisis Económico en la Universidad Valencia, José Emilio Boscá, "la subida de tipos afecta directamente al consumo de crédito a largo plazo y a corto plazo". "Con la subida restringes la capacidad de compra de las familias, lo que afecta directamente sobre el crecimiento económico por el importante peso del consumo sobre el PIB. En consecuencia, esto se traslada directamente al empleo, que con una peor marcha de la economía tendrá una evolución menos optimista", añade.
Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas (CGE), comparte el temor a que el desembolso privado esté a las puertas de un mayor retraimiento. Pedraza recuerda que este mismo verano comienza la normalización de la política monetaria, y en toda la Unión Monetaria se está produciendo una convulsión ante una situación no vista en los últimos once años.
El economista del CGE echa mano de la confianza de los agentes económicos en Centroeuropa. El dato actual de Sentimiento Económico (ZEW, por su siglas en alemán) registra una lectura más de 40 puntos inferior a cero, lo que explica la incertidumbre del mercado europeo y repercute negativamente sobre el euro. Sin embargo, Pedraza señala que "las actuales previsiones inversoras no son malas" y que los inversores "ven mercado" para continuar sus operaciones.
Con todo, la inflación y la subida de tipos asestarán dos golpes certeros a la renta de las familias. El IPC ya allanó el camino para ese perjuicio al bolsillo de los europeos y, por ende, de los españoles. Sus altos niveles actuales amenaza con incrementar en 800 euros los gastos de una familia dedicados a adquirir bienes y servicios, en total unos 16.700 millones de euros. Según las previsiones que hace la Fundación, este impacto es especialmente dañino a las rentas más vulnerables, ya que las alzas del IPC se ceban con los productos básicos que no tienen sustitutivos.
Calviño y el alza de tipos
Por su parte, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, prepara a España para la subida de los tipos y hace referencia precisamente a las familias. Aseguró esta semana que las familias -junto a las empresas o los trabajadores- están en buena posición para afrontar la subida de los tipos de interés. "Están preparados", aseguró la titular económica, con el movimiento de la Fed de fondo, que subirá tipos en EEUU. Concretamente, la mayor subida de tipos desde el año 2000, un 0,5%.
"La subida de tipos de interés actual no será dañina para las economías familiares, sino todo lo contrario. En los últimos años han rebajado drásticamente la deuda, y la mayor parte de la nueva deuda suscrita está a tipos fijos, con lo cual la subida de tipos va a servir para reducir grasa", explica el economista Javier Santacruz.
Eso sí, han de afrontar que el dinero sea más caro y que, por tanto, haya una mayor dificultad de acceso a créditos que dificulta el consumo. Prevé que el Euribor se vaya a final de año al 1%. Este índice marca la referencia de las hipotecas, y en mayo ya se coloca en el 0,2%.
El efecto adelanto de la inversión en ladrillo y el encarecimiento de esta seña repercute sobre la renta a medio plazo de los compradores. Y es que el propio Santacruz duplica la previsión de los expertos. "A partir de ahí, un coste hipotecario de en torno al 3% en el caso de las hipotecas a tipo variable, y un coste de préstamos al consumo en el entorno del 8%", pronostica Santacruz.
Santacruz pone el foco en el Estado ante el recrudecimiento de las condiciones de financiación. "Quien lo va a pasar muy mal es el Estado, es donde la factura de la subida de tipos se puede disparar enormemente y eso se terminará pagando subiendo impuestos", explica Santacruz. El propio Gobierno ya lo contempla: una subida de tipos del 0,3% desviaría sus previsiones de ingresos públicos un 2,2% este año. Con una deuda pública que prácticamente duplica el objetivo del Banco Central Europeo, España tendría que cubrir ese desfase por la vía de los ingresos presupuestarios elevando la presión fiscal.
Moncloa prevé un recorte: el consumo crecería plano en 2025
El Plan de Estabilidad asume que el consumo privado se desacelerará hasta crecer a un ritmo del 0,3% en 2025 asumiendo una subida de tipos del 0,3% en cuatro trimestres este año algo superior a la planeada por el BCE. En los próximos años, el crecimiento del consumo quedaría en el 2,6% (2023), en el 0,6% (2024) y en un leve 0,3% a medio plazo (2023).
Y es que las perspectivas oficiales que baraja el Ministerio de Asuntos Económicos son claras: el efecto de incrementar 120 puntos básicos al tipo de interés repartida en cuatro trimestres supone una desviación negativa del consumo privado del 0,9% el primer trimestre, ya en 2022, dato similar en el segundo y tercer ejercicio, y tendría un efecto algo menor el cuarto trimestre, con una reducción del impulso del consumo privado del 0,8%.
Este dato se analiza con un modelo que mide el impacto en los principales agregados macroeconómicos de la economía española y se remite a Bruselas. En la previsión, los tipos se mantienen en subida durante los tres años siguientes a la primera alza. Por ejemplo, directamente sobre el Producto Interior Bruto (PIB) real, la subida de tipos del 0,3% en el primero ejercicio supondría una desviación negativa del 0,6% respecto al panorama inicial. En los años sucesivos tendría un impacto negativo del 0,3%, 0,5% y 0,6%, respectivamente.
"El menor crecimiento afecta igualmente al saldo público por la menor recaudación fiscal y el mayor gasto en prestaciones sociales en un entorno donde la demanda interna y la creación de empleo se resienten", recoge el Plan de Estabilidad 2022-2025. El tipo de interés es clave para el escenario macroeconómico y fiscal, según recoge el texto. Por una parte, tiene un efecto directo en las finanzas públicas al influir en la carga financiera de la deuda. Por otra parte, tiene un efecto indirecto al afectar al crecimiento del PIB por su influencia en las decisiones de consumo e inversión de los agentes, según explica el propio Gobierno.
Para simular el escenario de riesgo vinculado al tipo de cambio, se analiza el efecto de un crecimiento de los mercados de exportación cinco puntos porcentuales inferior al supuesto en el escenario base. Este shock entra en acción en el primer año, cuando los mercados de exportación crecen cinco puntos porcentuales menos de lo previsto en el escenario macroeconómico del Programa, para crecer en los años posteriores según la previsión inicial y retornar a su valor inicial más allá del horizonte de previsión.
Un punto y medio. El empleo equivalente a tiempo completo supone una desviación negativa respecto al escenario base caería un 1,5%, protagonizando una de los datos más elevados (negativos) a costa del impacto de la vuelta a la normalidad monetaria. El mercado laboral (clave para las rentas) empeoraría hasta crecer la mitad de lo esperado durante el presente año.
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