Economía

Europa se está adentrando en una ratonera energética ante la incapacidad de reemplazar las materias primas de Rusia

  • Los analistas creen que el mercado tenderá a la dolorosa destrucción de demanda
  • Es casi imposible sustituir el carbón ruso en los países más dependientes
  • Antes de las sanciones, las empresas ya tenían problemas para encontrar carbón
Contaminación del aire generado por las centrales eléctricas de carbón

Europa se está arriesgando y mucho con sus prohibiciones y embargos sobre las materias primas rusas. El último ha sido sobre el carbón ruso. Aunque parece que Bruselas va despacio, lo cierto es que estas decisiones podrían estar metiendo al Viejo Continente en una ratonera energética ante la dificultad para encontrar alternativas a los bienes que provenían de Rusia. Pero la presión sobre Bruselas es muy grande. Tal y como recordaba un tertuliano en un programa de Bloomberg TV esta semana, "¿qué importa el daño a la economía cuando se ven las atrocidades que se están cometiendo en Ucrania? Hay que hacer todo lo que sea por detener esa guerra", espetaba el experto.

Bruselas y el resto de países avanzados están intentando asfixiar a Rusia, una estrategia que sin duda está poniendo en riesgo a la economía del Viejo Continente. El embargo al carbón ruso ha sido la última medida propuesta por la Comisión Europa, una estrategia que podría generar escasez y apagones a la par que intensificar la subida de precios.

Ahora es el carbón, pero cabe la posibilidad de que en un futuro cercano también se prohíban las importaciones de petróleo generando una tormenta perfecta en la factura energética agregada (electricidad, gas y combustibles para transporte). El precio del petróleo está por encima de los 100 dólares el barril, pero la prohibición del crudo ruso podría aumentar aún más el precio del 'oro negro'. El último paso para cruzar la frontera hacia una recesión segura sería el de prohibir las importaciones de gas, algo que por ahora parece descartado.

Principal proveedor de carbón

Rusia es el principal proveedor de carbón térmico de Europa, un tipo de carbón que se utiliza para alimentar las centrales eléctricas. La Unión Europea está adoptando una postura más dura contra la guerra de Vladimir Putin en Ucrania. Los mandatarios de la Unión Europea buscan acelerar sus planes para eliminar gradualmente las importaciones de muchas materias primas que han sido fundamentales durante décadas para generar energía. El problema es que no existe una alternativa clara para esa gran parte del comercio, y el resultado parece destinado a conducir a un efecto dominó que creará una loca carrera mundial por el carbón.

Los precios ya se están disparando en un mercado que ha estado muy ajustado durante meses. El carbón europeo se ha disparado un 14% hasta tocar máximos de las últimas tres semanas después de la noticia de la prohibición propuesta por la Comisión. Los precios de los futuros se han duplicado desde principios de año.

Europa es el gran cliente del carbón ruso
Europa es el gran cliente del carbón ruso

El punto de referencia para el carbón asiático alcanzó un máximo histórico en marzo, mientras que el carbón estadounidense superó los 100 dólares la tonelada la semana pasada por primera vez en 13 años.

"La sanción propuesta sería devastadora para las importaciones europeas de carbón", asegura Fabian Ronningen, analista de la consultora noruega Rystad Energy. "Algo de carbón puede obtenerse de otros mercados, pero en general, el mercado mundial del carbón también es muy ajustado".

No es solo que los suministros son escasos. También hay complicaciones logísticas cuando se trata de cambiar rápidamente a nuevos proveedores. La proximidad de Rusia a Europa ha sido durante mucho tiempo una de sus ventajas en un mercado que depende de envíos de cargas pesadas durante días. Ahora, los compradores europeos tendrán que buscar en otra parte, ampliando la oferta de países tan lejanos como Sudáfrica, Australia e Indonesia, donde la calidad varía.

La ventaja del carbón ruso

"El carbón ruso es el más cercano, el más barato y, en algunos mercados como Alemania, la especificación más adecuada, en términos de contenido de calor y azufre" para alimentar las estaciones de Europa, comenta Jake Horslen, analista de S&P Commodities Insights en declaraciones a Bloomberg. Una prohibición de la UE "plantearía un desafío importante para los compradores que tendrían que buscar alternativas lejanas y caras", asegura.

A largo plazo, las perspectivas no son buenas para el carbón, el combustible fósil más contaminante. Pero en este momento, el mercado está en auge a medida que Europa se enfrenta a una crisis en el suministro de gas natural y aumenta el consumo de combustible en medio de la recuperación pandémica. Las emisiones globales de carbono del sector eléctrico alcanzaron un nuevo récord el año pasado, en parte impulsadas por una mayor quema de carbón, según el grupo de expertos Ember.

Incrementar la producción de carbón para satisfacer la demanda ha sido un desafío. El mercado se ha visto afectado por interrupciones ferroviarias, brotes de covid-19 e incluso una prohibición temporal de exportación de Indonesia, el exportador más grande del mundo.

El último golpe al carbón

"La interrupción del suministro de carbón ruso es solo el último de una ola de problemas de suministro que han acosado al mercado desde principios del año pasado", según revelan los analistas de Bank of America en una nota este mes.

Cualquier sanción al carbón ruso ejercerá presión sobre los ya escasos suministros de Europa. El carbón almacenado en los puertos de Ámsterdam, Róterdam y Amberes sigue siendo el más bajo de la temporada en al menos seis años, según una encuesta semanal de existencias realizada por Argus Media.

Europa compra dos tipos de carbón a Rusia: térmico, el que se usa en las centrales eléctricas, y metalúrgico, que se usa en la fabricación de acero. El peso de Rusia en las importaciones de carbón térmico de la UE es de casi el 70%, con Alemania y Polonia particularmente dependientes.

El continente se ha vuelto cada vez más dependiente de Rusia a medida que su propia producción disminuía. En 2020. La empresa energética alemana EnBW Energie Baden-Wuerttemberg aseguraba el mes pasado que había comenzado a diversificar su adquisición de carbón para reducir la dependencia de Rusia, y que un cambio completo solo sería posible a medio plazo. La compañía depende de Rusia para obtener más del 80% de su carbón intentará adquirir esta fuente de energía de países como Australia y Sudáfrica, aunque reconocen que será mucho más costoso.

Aunque EEUU ha intervenido para ayudar a que Europa abandone el gas ruso, es poco probable que pueda hacer lo mismo con el carbón. Los mineros americanos ya han vendido la mayor parte de su producción bajo contratos a largo plazo y no pueden aumentar la producción porque han estado cerrando minas durante años. Esos problemas se han visto exacerbados por la escasez de trabajadores y los desafíos logísticos que dificultan llevar más toneladas de las minas a los puertos.

"Hay mucha demanda de exportaciones estadounidenses, pero es difícil sacarlas del país", comenta Andrew Blumenfeld, director de análisis de datos de la empresa de investigación de mercado McCloskey.

Incluso antes de las sanciones, las empresas energéticas europeas ya estaban luchando por hacerse con el carbón ruso ante una competencia mundial feroz. Muchos bancos se negaban a financiar el comercio de materias primas, lo que obligaba a algunas de las mayores utilities del continente a comprar carbón en Sudáfrica y Australia. Ahora la situación es mucho más grave.

¿Cómo se reequilibrará el mercado?

"Dado que abundan los problemas de suministro, el mercado tendrá que equilibrarse a través de la destrucción de la demanda", aseguran los analistas consultados por Bloomberg.

Unos mercados ajustados también para el gas natural han creado escasez de energía en un momento en que la energía eólica e hidroeléctrica no están generando la misma potencia que otros años. Europa y Asia han sido los más afectados, con precios disparados, apagones en lugares como India, escasez de energía en China y la amenaza de apagones en otros países. Los precios de la energía también se han disparado en EEUU, aunque ni mucho menos llegando a los niveles de Europa.

Mientras tanto, algunos analistas habían criticado la dependencia de Rusia de algunos países europeos incluso antes de la actual guerra en Ucrania. Alemania, los Países Bajos, Turquía y Polonia juntos recibieron casi una cuarta parte de todas las exportaciones de carbón de Rusia en 2021, según datos de la Administración de Información de Energía de EEUU.

El problema de Alemania

Alrededor del 10% de la electricidad de Alemania se genera quemando hulla y, a diferencia de la vecina Francia, el país tiene poca energía nuclear como opción alternativa, y las últimas plantas restantes se desconectaron este año como parte de la transición energética. Aún así, el ministro de Economía, Robert Habeck, dice que Alemania puede deshacerse del carbón ruso antes de fin de año.

La dependencia de Rusia para la energía limita sobremanera la capacidad de Europa para imponer sanciones a otros combustibles, según Thierry Bros, exanalista de energía que ahora es profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París.

"Ante unas relaciones demasiado estrechas de Alemania y Hungría con Rusia, estamos atascados, solo podemos prohibir el carbón, que es un buen primer paso, pero está lejos de ser suficiente", asegura Bros.

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