Tras la actualización de las perspectivas económicas del mes pasado y la decisión de mantener las herramientas monetarias frente la crisis del coronavirus intactas, se daba por hecho que la reunión de este jueves del Banco Central Europeo (BCE) tendría poca novedad que aportar. Los analistas ya ponían la mente en la cita del 9 de septiembre, con la idea de que las cuestiones que se habían quedado en el tintero no se abordarían hasta entonces. Pero la presidenta del organismo, Christine Lagarde, caldeó la semana pasada el ambiente al asegurar que la de hoy va a ser una reunión "importante", con "algunas variaciones y cambios interesantes". ¿Qué se puede esperar? ¿Dará algún 'bombazo' el BCE?
Se trata de la primera reunión de los 25 miembros del Consejo de Gobierno del BCE después de que la entidad anunciara a principios de mes, casi por sorpresa, las conclusiones de la revisión estratégica de su política monetaria. Un 'autoanálisis' que, según avanzó Lagarde, se repetirá en 2025 y que ha provocado un hito histórico en la institución: ha elevado su objetivo de inflación.
En concreto, el objetivo de inflación del BCE (la base de su 'razón de ser') ha pasado a ser simétrico del 2%. Ello implica una cierta flexibilidad, permitiendo que los precios en la Eurozona suban por encima de dicha tasa sin que el organismo monetario active todas las alarmas. La inflación ahora puede superar el 2% temporalmente y el BCE 'tiene permiso' para mantener sus políticas expansivas, con los tipos de interés como su principal instrumento (eso no ha cambiado). Actualmente los tipos (o el 'precio del dinero') se encuentran en mínimos históricos: el tipo de interés principal, en el 0%; la facilidad de depósito (donde la banca guarda sus reservas), en el -0,5%; y la facilidad marginal de crédito, en el 0,25%.
"Los resultados de la revisión estratégica institucionalizan el reciente giro del BCE de la intensidad a la duración del apoyo a la política monetaria", opina Konstantin Veit, gestor de carteras de Pimco, que subraya el "fuerte enfoque en la persistencia de la acción de la política monetaria cerca del límite inferior de los tipos de interés".
Otra conclusión que han sacado la mayoría de los analistas es que las herramientas hasta hace no mucho 'excepcionales' pasarán a ser una suerte de 'nueva normalidad' en el eurobanco. "Las tasas de depósito negativas y las rentabilidades de los bonos reales profundamente negativas nos acompañarán durante algunos años", señala en este sentido Yves Bonzon, CIO de Julius Baer.
El PEPP, ¿más allá de marzo?
Para Axel Botte, estratega global de Ostrum AM (gestora filial de Natixis IM), el cónclave de este jueves va a permitir a Lagarde presentar la nueva estrategia monetaria de la institución. "La reunión del BCE [de hoy] le ofrece la oportunidad de señalar cómo afectará la nueva estrategia a la dirección de la política monetaria", opinan en el mismo sentido los analistas de Bank of America (BofA).
"La nueva forward guidance debería traducirse en un apoyo monetario [a la economía] más persistente, aunque no más contundente (una especie de "bajo, pero no más bajo por más tiempo")", subraya en otro comentario el analista de BofA Ruben Segura-Cayuela.
Pero, pese a todo, todo parece indicar que hoy en Frankfurt no se van a anunciar novedades en su política monetaria. Al menos en las herramientas que el BCE ya está utilizando, las cuales volverá a dejar intactas con toda probabilidad. "Las nuevas proyecciones macroeconómicas del BCE y la fecha actual de finalización del programa de compras de emergencia para la pandemia (PEPP), en marzo de 2022, ofrecen la oportunidad de realizar una evaluación más holística de la función de reacción de la política monetaria tras la pandemia en septiembre".
En otras palabras: los expertos dan por sentado que los asuntos de 'calado' no se tratarán realmente hasta pasado el verano, o incluso más allá. Aunque Botte señala que la institución podría considerar hoy "ampliar la flexibilización monetaria más allá del plazo previsto en el PEPP, en marzo", desde AXA IM señalan que habrá que " esperar más, a septiembre o incluso a diciembre, para tener claro sobre cuánta flexibilización cuantitativa se volverá a poner sobre el tablero una vez que finalice el PEPP".
Aún es pronto para hablar de tapering
En la misma entrevista a Bloomberg Television en la que Lagarde avisó de que esta reunión es "importante", la banquera central también dejó claro que sigue siendo temprano, en su opinión, debatir sobre cuándo se podría poner fin a los estímulos (lo que se conoce como tapering). "Tenemos que ser muy flexibles y no empezar a crear la expectativa de que la salida [a la crisis económica provocada por la pandemia] está en las próximas semanas, meses", declaró la presidenta del BCE.
Para Segura-Cayuela, el potencial tapering del PEPP es "más un tema de diciembre que de septiembre, permitiendo así más tiempo para acordar las cantidades para el cambio a través de los programas de compra". Y es que el grueso de los analistas considera que cuando el PEPP deje de utilizarse, la clave estará en cómo y cuánto de su volumen se canalizará a 'viejos' programas de compras de activos del BCE, con especial protagonismo del APP.
"El mercado ya está empezando a centrarse en la cuantificación exacta de la QE [expansión cuantitava] el próximo año y más allá", destaca Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM, aunque piensa que "es demasiado pronto para que el BCE se adentre en esta materia".
"Las previsiones ['macro' actualizadas] de septiembre podrían ser un buen momento para profundizar un poco en este frente, una vez que los actuales riesgos a la baja provocados por el resurgimiento de la pandemia encuentren su camino hacia el escenario base del BCE", argumenta Moëc. En todo caso, ante la amenaza que está suponiendo la variante Delta de la covid-19 a la recuperación, quizás septiembre también acabe siendo temprano. "Es posible que tengamos que esperar hasta diciembre para obtener cifras claras", avisa este analista francés. Por ahora, toca ver si el BCE se va de vacaciones dando (o no) alguna sorpresa más a los mercados.