
La mayor economía del mundo se encuentra en una situación un tanto anómala para los países desarrollados, al menos en las últimas décadas. Tras años de baja inflación, exceso de capacidad productiva y debilidad del mercado laboral, la economía de EEUU corre el riesgo (todavía leve) de sobrecalentarse y sufrir una espiral inflacionaria (una subida de precios y salarios que se alimenta a sí misma). Las empresas no encuentran mano de obra y los salarios empiezan a despegar poco a poco (sin efecto composición están subiendo mucho), por lo que una inflación que era de costes y transitoria podría mutar a una inflación autoconstruida más duradera.
El último dato de inflación sitúa el IPC interanual en el 5%, una tasa de variación que no se veía desde agosto de 2008. El IPC subyacente (no pondera alimentos frescos ni energía) se ha establecido en el 3,8%, máximos desde 1992. Es verdad que buena parte de estas elevadas tasas de variación se deben al efecto base (comparar los precios con el año pasado en plena pandemia) producto de las variaciones anuales, pero las variaciones mensuales también están siendo anormalmente altas.
Encuesta NFIB: "Un récord del 48% de los encuestados actualmente tiene puestos que no logra cubrir, lo que representa más del doble del promedio de los últimos 48 años"
"El riesgo de sobrecalentamiento de la economía estadounidense sigue muy presente. La inflación ha repuntado con fuerza en los últimos meses... En este sentido, esperamos que estos efectos se disipen gradualmente en los próximos meses, dando lugar a una moderación de la inflación en torno al 2% a finales del 2022. Siendo este el escenario central, reconocemos que el riesgo de sobrecalentamiento de la economía estadounidense continúa siendo notable. De hecho, numerosos indicadores de precios nos muestran que los registros alcanzados estos últimos meses se sitúan en cotas excepcionalmente elevadas", aseguran desde CaixaBank Research en una nota sobre EEUU.
La inflación se está calentando a la vez que las empresas sufren para encontrar la mano de obra que necesitan, lo que podría desembocar en una subida de salarios en los sectores que no encuentran los perfiles deseados. Esto a su vez incrementaría aún más los costes de producción para las empresas (también en un principio la renta disponible de los trabajadores y la demanda de bienes y servicios), que se verían obligadas a subir precios de bienes y servicios finales otra vez, generando una inflación más duradera que la prevista hasta la fecha.

Ahora mismo hay 9,3 millones de vacantes sin cubrir en el mercado laboral de EEUU, justo la misma cantidad que personas desempleadas. Sin embargo ni todos esos desempleados podrían estar dispuestos a trabajar por el salario que se ofrece, ni todos ellos encajan con las vacantes existentes , lo que puede seguir generando ciertas fricciones en la economía.
¿Qué pasa en el mercado laboral?
Esta falta de acoplamiento en el mercado laboral puede generar espejismos. Aunque el nivel de ocupación se mantiene bastante por debajo de lo normal, otros indicadores del mercado laboral dejan entrever que existe cierta escasez de trabajadores. "Las ofertas de trabajo se encuentran en niveles récord y en abril la tasa de abandonos (personas que dejan su empleo voluntariamente) alcanzó máximos históricos", aseguran Jason Furman, investigador del PIIE, y Wilson Powell, profesor de la Harvard Kennedy School, en una nota publicado en el propio PIIE.
Estos expertos señalan que además, los salarios de los trabajadores han subido un 0,5% en mayo, un aumento que probablemente esconde un incremento muy superior por el efecto composición, ya que se siguen incorporando muchos trabajadores con salarios bajos en sectores como el ocio y la hostelería, que fueron los que más sufrieron durante la pandemia y ahora vuelven a sus puestos poco a poco.
Los salarios aumentan
"Manteniendo constante la composición del mercado laboral, los salarios crecieron un 0,6%, o un 7,2% a una tasa anual, lo que supone que el crecimiento salarial ajustado por composición en abril y mayo fuera el más rápido desde principios de la década de 1980", aseguran estos dos expertos. Las empresas están ya incrementando los salarios para encontrar la mano de obra que necesitan con más urgencia.
Bill Dunkelberg, economista jefe de la federación de pequeñas empresas en EEUU (NFIB por sus siglas en inglés), explicaba en un comunicado la semana pasada que "si los propietarios de pequeñas empresas pudieran contratar más trabajadores para atender a los clientes, las ventas serían más altas y se acercarían más rápido a los niveles anteriores al covid... Además, la inflación a pie de calle está desenfrenada y los propietarios de pequeñas empresas no están seguros de las condiciones comerciales futuras".
El índice de optimismo de la pequeña empresa NFIB decepcionó en mayo, cayendo 0,2 puntos hasta los 99,6 desde los 99,8, y frente a las expectativas de un aumento a 101,0. Resulta extraño que este índica caiga en plena recuperación económica, pero tiene su explicación. "La conclusión principal es que las limitaciones por el lado de la oferta se están intensificando para los propietarios de pequeñas empresas. Un récord del 48% de los encuestados actualmente tiene puestos que no logra cubrir, lo que representa más del doble del promedio de los últimos 48 años que está en el 22%", aseguran desde la firma financiera BCA Research.
Además, el 57% de todos los encuestados aseguró que hay pocos o ningún candidato con la cualificación necesaria para los puestos que estaban tratando de cubrir, y más de una cuarta parte de los encuestados sostuvieron que la calidad de la mano de obra es su principal problema empresarial en estos momentos.
Los economistas de BCA Research creen que "estos resultados sugieren que las expectativas de inflación corren el riesgo de dispararse si estas condiciones laborales estrictas desencadenan una espiral de precios y salarios. Por ahora, el indicador de crecimiento salarial de la Fed de Atlanta indica que no hay evidencia de presiones salariales grandes".
Si las empresas necesitan esa mano de obra de forma urgente tendrán que subir los salarios. La economía y los agentes se mueven por incentivos. Un salario mayor devolverá al mercado parte de la fuerza laboral que ahora se encuentra parcialmente inactiva. No obstante, este incremento de los sueldos también tendrá un impacto sobre los costes de producción y la demanda interna (puesto que generará un aumento de la renta disponible de los trabajadores).
"Dada la fortaleza de la demanda de empleo y el alto nivel de ofertas laborales, los salarios tendrán que aumentar para restaurar el equilibrio del mercado. Por el camino, las presiones inflacionistas temporales podrían persistir o descontrolarse. En este caso, la Fed tendría que endurecer la política monetaria", asegura Bruno Cavalier, economista jefe en ODDO BHF, que además añade que "las prestaciones de desempleo son demasiado generosas, lo que desanima a los parados a buscar trabajo, sobre todo si está mal remunerado. Algunos expertos, llegan a exponer que dicha ayuda se debería eliminar", sentencia este experto.
Este experto se pregunta, ¿qué podemos esperar del futuro? Todo hace indicar que una oferta restringida y una demanda creciente es la combinación perfecta para un ajuste de precios al alza. "A primera vista, la conclusión es que ese ajuste de precios (salarios) se producirá en el mercado laboral. Es una posibilidad, pero no una certeza en absoluto".
Ahora mismo, la demanda de bienes y servicios está superando a la oferta. Las empresas son incapaces de producir, contratar e importar todo lo que necesitan. Todo ello está generando un alza de precios que es transitoria hasta deja de serlo, algo que aún está por ver. "Cuando la demanda que supera a la oferta puede resultar en mayores importaciones y menores inventarios, mayor inflación (transitoria o posiblemente permanente) o mayor productividad. El tiempo dirá cómo encajarán todos estos factores para rectificar los inevitables desequilibrios por los que atraviesa la economía a medida que sigue emergiendo de la masiva disrrupción asociada con la pandemia", sentencian los investigadores del PIIE.