Economía

Los cuellos de botella y la escasez de suministros amenazan la recuperación real de la economía

  • De nada sirve que los consumidores se lancen a gastar si no hay bienes para vender
  • Una inflación mayor puede ser la consecuencia de esta escasez y cuellos de botella
Los contenedores se cargan y descargan de un barco de Maersk en Felixstowe (Reino Unido). Foto de Alamy
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Comprar una bicicleta a día de hoy en España, EEUU o Canadá es casi misión imposible. Este sencillo ejemplo revela el impacto que puede tener la escasez de ciertos materiales y los cuellos de botella en la economía. La demanda está 'reviviendo' de golpe (a golpe de vacuna y de reapertura de la economía), pero si la oferta no logra seguir el ritmo (pasar de casi cero a cien es complicado), el PIB podría crecer mucho menos de lo esperado, al menos el PIB real (producir más bienes y servicios). El resultado puede ser una inflación fuerte que impulse el PIB nominal (contabiliza los precios) sin generar una mejora real de la vida de los ciudadanos.

Fuentes de la industria de la bicicleta confiesan a elEconomista que no estaban preparados para un boom de la demanda tan repentino. Es cierto que los precios están subiendo ante una oferta que es incapaz de seguir el ritmo de una demanda que se ha despertado tras los meses más duros del covid. Hay listas de espera de meses para comprar una bicicleta, mientras que las piezas para repararlas escasean también.

Esta tendencia viene desarrollándose en los últimos meses. Los primeros efectos visibles fueron las fuertes subidas de precios de los inputs o suministros que más escasean, pero ahora se está empezando a ver de verdad el impacto de esa falta de chips, cobre, hierro o contenedores (para transportar todo lo anterior), que está generando escasez de algunos bienes. "Un aumento en los costes de envío de mercancías y la escasez de suministros para la fabricación nos han recordado las vulnerabilidades de depender demasiado de cadenas de suministro eficientes en lugar de resilientes", aseguran desde TD Securities en una nota.

Stephen Foreman, experto en industria de Oxford Economics, explica en un documento que "las tensiones y disrupciones en las cadenas de suministro globales han resurgido en los últimos meses, ya que la escasez de materiales y los retrasos en la entrega de mercancías han dañado la capacidad de los fabricantes para satisfacer el fuerte repunte de la demanda mundial de bienes". El resultado puede ser previsible: si el PIB contabiliza los bienes y servicios producidos en un año, estos retrasos en la producción podrían a su vez restar algunas décimas al crecimiento de la economía en el mejor de los casos.

"Los cuellos de botella son ya una auténtica realidad"

Los analistas de JP Morgan destacan en su informe semanal que los cuellos de botella de los que tanto se ha hablado durante meses son ahora una auténtica realidad y un verdadero escollo para la recuperación económica. "Este año, las conversaciones en torno a las presiones de los cuellos de botella se han centrado en la inflación, pero las presiones están relacionadas en última instancia con restricciones reales que impiden que la oferta se mantenga al día con el crecimiento de la demanda", aseguran los analistas del banco estadounidense.

Por ejemplo, la escasez de chips semiconductores está generando grandes cuellos de botella en la producción de coches y dispositivos electrónicos, lo que ya está afectando de forma visible a la actividad de la industria en EEUU o Alemania.

El ISM manufacturero en EEUU se situó en los 60,7 puntos en abril, un dato expansivo y compatible con tasas de crecimiento económico también muy elevadas, aseguran desde CaixaBank Research. No obstante, el dato se quedó 4 puntos por debajo del registro de marzo. Esta ralentización se debe a que la actividad manufacturera se ha visto afectada por la lentitud en la cadena de suministros, que, en su conjunto, restaron 5,9 puntos al ISM en abril.

Más allá de los chips

"La escasez de inputs va más allá del problema de los semiconductores. Así pues, la fortaleza de la demanda impulsada por los masivos estímulos fiscales y el elevado ritmo de vacunación no se ha podido satisfacer de forma completa por los cuellos de botella que empiezan a observarse en numerosas industrias", según explican los economistas del banco catalán.

"Estos cuellos de botella son muy evidentes, pero más visibles en el sector de producción de bienes. El aumento del Índice de materias primas de JP Morgan en los últimos seis meses ha sido el más rápido en tres décadas, lo que muestran tanto la exuberancia de los mercados financieros como la generación de presiones sobre los precios. La escasez extrema de semiconductores ha pesado en la producción mundial de automóviles, la última evidencia proviene de los datos de empleo de la semana pasada en EEUU y en los últimos datos de producción industrial de Europa", aseguran los analistas de JP Morgan.

La producción de coches no puede seguir el ritmo de las ventas
La producción de coches no puede seguir el ritmo de las ventas

Además de las dificultades de mineras o fabricantes de chips para mantener el pulso a la demanda, se le une la escasez de contenedores de mercancías y un fuerte aumento del precio del transporte marítimo. Los analistas de TD Securities explican que en la primera mitad del año pasado, miles de contenedores vacíos quedaron varados en las costas europeas y estadounidenses como consecuencia de los confinamientos. De repente, la demanda de productos hechos en Asia (material sanitario, ordenadores, insumos...) se disparó a niveles para los que las navieras y los fabricantes de contenedores no estaban preparados.

Una historia de desequilibrios

"En la segunda mitad de 2020, la demanda europea y estadounidense de productos fabricados en Asia se recuperó. Esto provocó un fuerte aumento de los fletes. ¿Por qué? ¡Porque demasiado dinero perseguía muy pocos contenedores! De hecho, el coste de un envío entre China y Europa alcanzó un récord a fines del año pasado debido a la recuperación de la demanda de los consumidores y la escasez de contenedores".

Por si los problemas fueran pocos, el incidente del canal de Suez agravó aún más la escasez de contenedores. El bloqueo del canal obligó a varios barcos y sus contenedores a tomar desvíos más largos y costosos. "Esto ha retrasado la llegada de los contenedores a sus destinos y ha contribuido a un aumento temporal de los costes de envío que ya superan en más tres veces el nivel de hace un año... estos retrasos tendrán un efecto dominó, que repercutirá en las cadenas de suministro mundiales durante los próximos meses", aseguran desde TD Securities.

Para empeorar las cosas, "los fabricantes de todo el mundo están almacenando todo lo que pueden conseguir para reducir la incertidumbre en torno a los envíos futuros. Todo esto ha sido especialmente problemático para la industria automotriz, que ya había recortado la producción debido a la escasez de chips semiconductores. Pero no se detiene ahí, la escasez global de chips también está obstaculizando la producción de otros bienes duraderos como electrodomésticos y ordenadores".

Sohaib Shahid, economista senior, de TD, vaticina que estas interrupciones en la cadena de suministros tendrán consecuencias a largo plazo. "Las empresas ya están reduciendo estas cadenas para protegerse de contratiempos futuros. Aunque esto hará que sean menos vulnerables a futuras interrupciones, también podría hacer subir los precios a medio y largo plazo. Y no olvide que las interrupciones de la cadena de suministro no solo tienen implicaciones para la inflación, sino que también tienen el potencial de frenar la recuperación económica".

Aunque los problemas en las cadenas de suministro globales llevan presentes meses, la reapertura de las economías de EEUU, Canadá y Europa podrían plantear un reto enorme para la industria, pero también para los servicios. Son muchos los bares, restaurantes, lugares de ocio... que han cerrado y reducido su personal al mínimo, por lo que la vuelta repentina a una cierta normalidad también puede generar tensiones en estos sectores al principio.

Para que el rebote de la economía sea sólido y real se necesita que la oferta logre seguir el ritmo de la demanda. De nada vale que los consumidores se lancen a gastar el exceso de ahorro acumulado durante meses si no encuentran la bicicleta o el teléfono que buscan en las tiendas. Los próximos meses serán fundamentales ver hasta qué punto puede lastrar la recuperación la escasez de ciertos insumos y los cuellos de botella.

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