Bruselas lleva años reclamando a Alemania un mayor esfuerzo para reducir su elevado superávit por cuenta corriente (exporta mucho más de lo que importa) con modestos resultados. La Comisión Europea (CE) llegó a iniciar una investigación formal en 2013 para estudiar las razones de este superávit y el impacto en la economía europea, que podría, incluso, haber terminado en un expediente. Si bien es cierto que este superávit se ha reducido desde 2015, sigue sobrepasando de lejos el umbral que la CE considera sano, pero por poco tiempo. La crisis del covid-19 está absorbiendo este superávit por dos vías diferentes: por un lado ha hundido las exportaciones de Alemania, mientras que por otro está llevando al Gobierno germano a implementar los estímulos fiscales más ambiciosos de Europa, lo que probablemente estimulará la demanda y la inversión interna, borrando el superávit fiscal de años pasados (también criticado desde Europa) y ayudando al 'reequilibrio' exterior de Alemania.
Al igual que EEUU los conocidos como 'déficits gemelos' (por cuenta corriente y fiscal) han sido y serán una preocupación, en Alemania ha venido ocurriendo todo lo contrario, unos 'superávits gemelos', que son el orgullo de los alemanes, pero han sido la 'pesadilla' de la Unión Europea. Un superávit por cuenta corriente excesivo es considerado como un desequilibrio macroeconómico por la Comisión Europea (macroeconomic imbalance). Al igual que la elevada deuda pública es catalogada un desequilibrio de la economía española, un superávit por cuenta corriente superior al 6% del PIB (o un déficit superior al 4%) también lo es, porque evidencia cierta debilidad de la demanda interna (poca inversión y consumo frente a un ahorro excesivo) del país, a la par que puede estar entorpeciendo el equilibrio exterior de otros socios del euro en los que la demanda interna juega un papel más relevante en la economía.
Durante años, Bruselas ha enviado recomendaciones a Alemania pidiendo más estímulos a la inversión interna y al consumo para que redujese un superávit por cuenta corriente que llegó a alcanzar el 8,5% del PIB en 2015. ¿Por qué pedía Bruselas esto a Berlín? La teoría dice que si la economía de Alemania está funcionando a pleno rendimiento (empleo, capital...) y se aprueban estímulos (más gasto público, bajadas de impuestos, inversión pública...) al consumo y la inversión, que eleven la demanda interna, se producirá un incremento por fuerza de las importaciones, un descenso de las exportaciones (porque los alemanes consumirán una mayor parte de lo que producen) o una combinación de ambos. Alemania tenía margen para aplicar estas políticas que habrían beneficiado a países cuyo PIB aún presentaba una brecha negativa con su potencial y tenían una tasa de paro alta. Por ejemplo, un incremento de la renta disponible de los alemanes (pongamos a través de una bajada de impuestos) podría haber beneficiado a España a través de un mayor gasto por turismo o con un aumento de los bienes y servicios españoles exportados.
Sin embargo, los tímidos esfuerzos del Gobierno de Alemania (históricamente muy comprometidos con el equilibrio fiscal) llevaron al país a presentar superávits fiscales desde 2013, que han ayudado a reducir la deuda pública, pero han tenido un efecto amplificador sobre el controvertido superávit por cuenta corriente.

Si las empresas ahorran, los hogares ahorran y el Estado empieza a ahorrar también el resultado es uno de los mayores superávits por cuenta corriente del mundo, que ha estado incrementando posición acreedora neta de Alemania frente al resto del mundo. Esto quiere decir que los alemanes tienen muchos más activos (acciones, inmuebles, bonos...) del resto del mundo que viceversa. Esta posición acreedora neta a su vez refuerza el superávit por cuenta corriente a través de la balanza rentas (no todo es exportaciones menos importaciones), que está compuesta de los dividendos, intereses, alquileres... de todos esos activos que tienen los alemanes por el mundo y que suponen una entrada de ingresos más en la balanza por cuenta corriente.
El efecto covid-19
Ahora la situación ha comenzado a corregirse, al menos de forma temporal, con la llegada de la crisis causada por la pandemia del covid-19. El Bundesbank o banco central de Alemania prevé que las exportaciones caigan este año más de un 13%, mientras que las importaciones se reduzcan un 7%. Esto sería coherente en un escenario en el que Alemania sale mejor parada de la crisis que la mayor parte de sus socios comerciales, con los que además presenta grandes superávits comerciales bilaterales. Los datos de abril que muestra Eurostat (la agencia de estadística de Bruselas) presentan una caída interanual del 31% para las exportaciones y del 21% para las importaciones, lo que ha reducido el superávit comercial a unos 3.500 millones de euros y el de la cuenta corriente a poco más de 7.000 millones de euros.
Todo hace indicar que el 'reequilibrio' se va a producir de una forma drástica y casual. El Gobierno de Angela Merkel está aplicando el mayor estímulo fiscal de toda Europa para luchar contra la crisis del covid, que además está muy orientado hacia el consumo, con ayudas directas a las familias y una bajada del IVA para la segunda mitad de este año. También se incluye "un programa para modernizar y hacer más sostenible la economía a través de la digitalización, la mejora de la movilidad y la protección del medio ambiente", señalan desde BNP Paribas. Estas medidas deberían impulsar el consumo, mientras que las ayudas a las empresas y los avales que garantizan el crédito pueden dar un empujón a la inversión interna. Por supuesto, este plan junto a la crisis acabarán con el otro superávit, el fiscal, que se convertirá en un déficit del 7% del PIB, según las previsiones de la CE.
A la par que ocurre esto, varias de las grandes parejas comerciales (Francia, Italia, Reino Unido...) están sufriendo una crisis económica que supera con creces a la germana, lo que a priori debería lastrar las exportaciones alemanas, contribuyendo a reducir el superávit por cuenta corriente. A Alemania le queda la esperanza de que China resista bien la crisis y siga ganando peso como pareja comercial, algo que es bastante factible pero a todas luces insuficiente para contrarrestar la caída de Francia, Reino Unido, Italia y España, que suponen alrededor del 23% de todas las exportaciones alemanas. Ya en el mes de abril se ha podido ver como el superávit por cuenta corriente de Alemania ha caído a unos 7.600 millones de euros, frente a los 20.000 millones mensuales que venía promediando en los últimos años.
A pesar de todo lo contado, este 'reequilibrio' no terminará con el todo poderoso superávit por cuenta corriente alemán, pero sí conseguirá reducirlo hasta los niveles que la Comisión Europea considera como sanos (por debajo del 6%). Desde le Bundesbank, en sus previsiones 'macro', creen que el superávit por cuenta corriente caerá al 5% del PIB, sin embargo, las previsiones de otras instituciones o de bancos privados como Barclays lo sitúan en el 6% del PIB.
No obstante, si finalmente la economía global se recupera y el comercio internacional no sufre una gran transformación o un gran ataque proteccionista, el superávit por cuenta corriente germano podría recuperar algo del terreno perdido de 2021 en adelante, lo que dejaría el 'gran reequilibrio' en algo anecdótico y puntual.