Aunque todavía no se ha puesto en marcha el Gobierno de coalición acordado por el PSOE y Unidas Podemos, a la espera de que se confirme si Pedro Sánchez cuenta con las abstenciones de ERC y EH Bildu ante una eventual investidura, ya se van poniendo los mimbres de la política laboral del futuro Ejecutivo. Según ha podido saber elEconomista, Gobierno y sindicatos ya están estableciendo los primeros contactos para subir el salario mínimo interprofesional (SMI) por encima de los 900 euros en 2020.
Así lo indican fuentes cercanas a la negociación, que matizan que todavía no hay ninguna cifra sobre la mesa para subir el SMI. En cualquier caso, afirman que no esperan que se acerque al alza que se aprobó para 2019, que fue de un 22,3%.
El deseo de las partes es que en esta ocasión la subida se pacte en la Mesa Social, que los sindicatos comparten con la patronales. Cabe recordar que, hace un año, el Gobierno abordó la subida sin que se hubiera acordado allí, generando malestar en los agentes sociales, aunque mucho menos en el caso de los sindicatos, claro, que dan el visto bueno a la subida salarial.
Los contactos entre sindicatos y Gobierno son bien recientes. Como ya contó este medio, hace unas semanas la medida no estaba sobre la mesa del Ejecutivo, aunque no había descartado abordarla.
Programa electoral
La subida progresiva del SMI forma parte tanto del programa electoral del PSOE como del de Unidas Podemos. Ambas formaciones apuestan por que el salario mínimo llegue a suponer al menos el 60% del salario medio para el final de legislatura, que sería en 2024, si se cumpliera un ciclo político normal. En este marco y escenario, la previsión es que el SMI se ponga en los 1.200 euros.

Y para hacerlo no es necesario que el Gobierno esté en plenas facultades. Es decir, que un Ejecutivo en funciones como el actual ya puede aprobar el alza del SMI por su cuenta y riesgo. La clave está en la herramienta legislativa que se emplea para ello: el real decreto. Moncloa puede usarlo sin estar atado a condicionantes. Muy diferente es el caso del real decreto-ley (RDL), una herramienta que los juristas (y la Abogacía del Estado) desaconsejan usar, salvo en caso de extrema necesidad y excepción.
De ahí que sea posible subir el SMI en pleno periodo de interinidad y, en cambio, el Gobierno se resista a confirmar las subidas de las pensiones y de los sueldos de los funcionarios, a las que Sánchez se ha comprometido no solo en campaña electoral sino también en el documento de previsiones presupuestarias para 2020 que La Moncloa envió en octubre a la Comisión Europea, puesto que para su tramitación es imprescindible el RDL.
Sin embargo, según explican fuentes del Ejecutivo, aunque no haya Gobierno a tiempo y estas alzas no se puedan aprobar hasta después de empezar el año, las subidas se aplicarán de manera retroactiva.
La subida del SMI en el último año, dado lo elevada que fue, ha estado revestida de no poca polémica. Los empresarios, como ya indicó la semana pasada Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, temen una nueva alza por el impacto que puede tener, sobre todo en el coste de las cotizaciones, en plena desaceleración económica.
A esto se suma el impacto que tendría en el mercado laboral. En su momento, el Banco de España previó un importante descenso del empleo -contabilizó la destrucción de 125.000 trabajos- por el alza salarial. Sin embargo, el Ministerio de Empleo, Migraciones y Seguridad Social aseguró la semana pasada que no se está percibiendo efecto negativo alguno del alza del SMI excepto en los casos del empleo doméstico y el agrícola.
¿Quién quedará con el mérito?
La negociación del salario mínimo interprofesional (SMI) coincide en el tiempo con otro importante tira y afloja: el de la formación del propio Gobierno. La estructura del mismo estaría "casi cerrada", según fuentes de propio Ejecutivo, y todo apunta a que Unidas Podemos se quedará con el Ministerio de Trabajo, desprovisto de la Seguridad Social. En estas circunstancias, ¿qué miembro de la coalición buscará apuntarse el tanto de subir el SMI?
Lo cierto es que el anterior incremento a 900 euros, a pesar de que fue una de las condiciones de los de Pablo Iglesias para ceder al acuerdo presupuestario que Podemos pactó con Moncloa en octubre de 2018, se lo apuntó el propio Pedro Sánchez. Y a día de hoy, si finalmente se vuelve a subir el salario mínimo en 2020, podría volver a hacerlo. La negociación está siendo co-mandada por el equipo socialista, con lo cual, aunque se formara Gobierno de coalición antes de que acabe el año -una posibilidad por lo que parece cada vez más remota, dados los plazos que maneja el aliado obligatorio para la investidura de Sánchez, ERC- la subida seguiría siendo cosa del equipo de gobierno del PSOE.
Harina de otro costal son las futuras subidas que pueda tener el SMI. En cualquier caso, hay que recordar que, aunque las propuestas de nuevas alzas del SMI partan del Ministerio de Trabajo, para que se conviertan en un Real Decreto aprobado por el Consejo de Ministros que obligue a su aplicación es necesario que pasen por varios filtros, y todos ellos van a estar en manos socialistas. Este es el caso de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, que va a estar presidida por Nadia Calviño, futura vicepresidenta segunda, y de la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios, que es el órgano que prepara y decide los asuntos que se van a tratar en el Consejo de Ministros y que a todas luces estará presidida por Carmen Calvo, quien continuará como la mano derecha política de Sánchez.