
Los trabajadores autónomos españoles tendrán más complicado el mantenimiento de su poder adquisitivo una vez salgan del mercado laboral. Esta es la conclusión que se desprende de lo nota lanzada este miércoles por la OCDE -un extracto del informe Pensions at a Glance 2019 que elabora este organismo- donde se advierte de los riesgos futuros en términos de suficiencia de la pensión para los empleados por cuenta propia como producto de las menores aportaciones realizada a la Seguridad Social y la falta de obligación en nuestro país de que estos contribuyan a un plan de pensiones. En suma, este colectivo solo obtendrá un 42% de la pensión que percibirá un asalariado de similares ingresos.
"En España, al igual que en Polonia y Turquía, los trabajadores autónomos sólo están obligados a cotizar un mínimo al régimen de asalariados. Los autónomos pueden elegir libremente la base de cotización siempre que sea superior a un umbral mínimo (42% del salario medio), sin relación alguna con los ingresos reales. A continuación, pagan la misma tasa de contribución total que se aplica a los empleados. Más del 70% de los trabajadores autónomos sólo pagan cotizaciones mínimas obligatorias a la pensión en España, y la subestimación de los ingresos parece ser generalizada", recuerda la institución.
En este sentido, advierte de que en los países en los que los trabajadores autónomos no están obligados a contribuir plenamente a los planes de pensiones relacionados con los ingresos mientras que los empleados sí lo están, la pensión relativa es una de las más bajas. "En el caso de la carrera completa, la pensión teórica futura de los trabajadores autónomos en España es el 42% de la pensión de los empleados con ingresos similares; sólo Japón, México y los Países Bajos obtienen una puntuación más baja", señala el organismo.
Consecuencias de la crisis
Además, otra de las observaciones que realiza la OCDE sobre la coyuntura del sistema de pensiones español en relación a la evolución del mercado de trabajo es el impacto que puede tener en la futura cuantía de la paga la interrupción de la carrera laboral. En este sentido, de media, en los países de la OCDE una interrupción de cinco años implica una reducción de la pensión a percibir de algo más del 6%, situación habitual entre muchos de los desempleados que dejó la crisis en España que, en el medio plazo, son quienes han compuesto el amplio colectivo de parados de larga duración de nuestro país.
"Una interrupción de carrera de cinco años no influye en las prestaciones de pensión en comparación con el escenario de carrera completa, ya que las prestaciones completas en el plan relacionado con los ingresos se alcanzan después de 38,5 años de cotizaciones. Para la OCDE, por término medio, un período de desempleo de cinco años conduce a una reducción de las pensiones del 6,3% en los regímenes obligatorios".
Nos jubilamos tres años antes
El último aspecto llamativo de la nota está en la constatación de que los españoles se retiran antes de la media de los países de la OCDE, uno de principales pilares del desequilibrio que registra actualmente la Seguridad Social. Punto en el que vuelve el debate sobre la diferencia entre la edad legal de jubilación y la edad efectiva de abandono del mercado de trabajo.
En este sentido, la OCDE recuerda que la edad legal de jubilación, actualmente fijada en 65,5 años, aumentará gradualmente hasta los 67 años en 2027, aunque a partir de 2027, las personas que hayan cotizado durante al menos 38,5 años (frente a los 36,5 años actuales) podrán seguir jubilándose a los 65 años con una pensión completa, "que es, por lo tanto, la edad normal de jubilación en el caso de referencia de la OCDE de una carrera completa a partir de los 22 años". De este modo, la edad de jubilación está por debajo de la media de la OCDE de 66,1 años para los hombres y 65,7 para las mujeres, y es sustancialmente inferior a la prevista en Dinamarca (74), Estonia (71), Italia (71) y los Países Bajos (71).
"Las tasas de empleo en España disminuyen rápidamente con la edad y están por debajo de la media de la OCDE para todos los grupos de edades comprendidas entre los 55 y los 69 años", apunta el organismo. Esto se refleja en la muy baja edad media efectiva de salida del mercado de trabajo: con 62 años para los hombres y 61 para las mujeres en España, es decir, tres años por debajo de la media de la OCDE.