La banca cierra una década desde que España pidió el rescate bancario. Entonces, la rentabilidad (ROE) del sector estaba en negativo, -21%, y el ratio de mora acababa de superar el 10%. El rescate llegó y 10 años después el sector financiero español está estabilizado, pero aún quedan cuatro tareas pendientes.
1. Devolución del dinero público
Los últimos cálculos realizados por el Banco de España concluyen que el sector financiero recibió 56.679 millones del Frob y otros 21.807 millones a través del Fondo de Garantía de Depósitos. En total, 78.486 millones. Una cantidad de la que solo se han recuperado 5.225 millones. El supervisor estima que aún hay otros 9.500 millones recuperables, lo que bajaría la deuda a 65.700 millones. Un dinero ya asumido por autoridades que no se va a recuperar y que el propio Luis de Guindos, vicepresidente del BCE y quien pidió el rescate, defiende porque si no "habría sido peor".
2. Salida del Estado de CaixaBank
Bankia fue la entidad que mayores ayudas públicas recibió, hasta 24.000 millones de euros, convirtiendo al Estado en su principal accionista. La Administración, desde entonces, solo ha recuperado 3.300 millones de euros a través de dividendos y pequeñas ventas de su participación. Antes de que CaixaBank absorbiera Bankia, el Frob tenía el 68% de la entidad. Una participación que se situó en el 16% con la fusión. Un porcentaje que a día de hoy vale 4.400 millones, lo que se podría recuperar del rescate, al margen de dividendos.
3. Liquidación y cierre de Sareb
La Sareb, también conocida como el banco malo, se creó para aliviar los balances bancarios y que las entidades pudieran traspasar a esta sociedad gran parte de sus activos inmobiliarios. El BCE llegó a estimar que esta sociedad diera un rendimiento del 15% en sus quince años de vida. Lejos de eso, la Sareb, cuya misión a 2027 es devolver toda la deuda, cerró 2020 con una deuda de 35.000 millones de euros, lo que quiere decir que si nació con 50.781 millones de deuda, en estos años solo ha amortizado el 31%.
4. Salida a bolsa de Ibercaja
La Ley de Cajas obligó a las antiguas cajas a separarse entre fundaciones y entidades, exigiendo que las primeras no tuvieran más de un 50% de participación en el nuevo banco o, si no, dotar un fondo de reserva para hacer frente a posibles necesidades de recursos propios. De lo contrario, tendrían que saltar a bolsa y abrirse a terceros inversores y reducir así el control de las fundaciones. Tras el salto al parqué de bancos procedentes de antiguas cajas como CaixaBank, Bankia, Banca Cívica, Unicaja, Liberbank y la decisión de Kutxabank de dotar este fondo de reserva, solo queda Ibercaja para saltar al parqué. El banco anunció en enero su intención de salir a bolsa, aunque apenas quince días después echó marcha atrás por la elevada volatilidad de los mercados de capitales. La entidad tiene hasta fin de año para dar el paso, tras la última ampliación del plazo por parte del Gobierno.