La banca española está lista para crecer con un balance saneado y en un entorno donde la inminente subida de tipos de interés dará un respiro a los márgenes financieros. Sin embargo, ante el escollo que supone la regulación para llegar a ver fusiones transfronterizas, las alternativas factibles para las entidades pasan por la unión con negocios que le complementen y le ayuden a diversificar balance y la adquisición de fintech (compañías de tecnología financiera).
A pesar del continuo mensaje de los supervisores bancarios por promover las fusiones transfronterizas y que el BCE ve más factibles estas integraciones sobre todo entre países vecinos, los expertos financieros consultados por este diario aseguran que ese no es el punto de partida actual de las entidades. Lejos de buscar nuevas fusiones de igual a igual, los bancos ponen ahora el foco en negocios que sean complementarios como la banca privada, de inversión, la actividad de seguros o los relacionados con la digitalización.
Desde PwC, Alberto Calles, socio responsable del Área de Regulación Financiera, apunta que en las fusiones internacionales tiene que haber un equilibrio de negocio que sea complementario. "Aquí tenemos bancos muy de retail, muy de portfolio hipotecario y, en esos casos, creo que, por ejemplo, es mejor que se fusionaran con alguien que lo complemente con el negocio de empresas, independientemente de que estén más o menos cerca. Creo que el concepto de diversificación de tipo de negocio bancario también debería analizarse. Hay retail puro y duro, hay banca de empresas, hay de banca privada, banca personal y nosotros tenemos en España un sistema financiero que es bastante de retail", dice.
Conglomerados financieros
Además, Alberto Calles también apunta a la posibilidad de que podría haber fusiones entre bancos y compañías de seguros porque tienen negocios complementarios. "Uno está más ligado a los tipos de interés y el otro es diferente. Ahí hay una regulación de los conglomerados financieros de capital que podría actuar como un incentivo para las fusiones, si realmente le dan la figura de los conglomerados financieros a los fusionados", explica para añadir que ahí hay un incentivo de capital y, si realmente se abre la mano para autorizar que los grupos sean conglomerados financieros, podría haber fusiones entre compañías de seguros y bancos.
Por su parte, Ignacio Ruiz-Cámara, socio responsable de Bancario y Financiero de Allen & Overy asegura que las fusiones transfronterizas son una vieja aspiración en Europa que se han intentado en muchas ocasiones y, en general, con poco éxito. "Dada la reducción del número de bancos y la presión de los márgenes parece algo necesario. Eso sí, puede que esas concentraciones no sean de unos bancos con otros, sino que se lleven a cabo mediante la compra y venta de divisiones o áreas de negocio que sean complementarias", destaca Ruiz-Cámara.
De nuevo, los jugadores con mayor capacidad para protagonizar este tipo de compras son los grandes, dejando a los medianos y pequeños a rebufo y muy especialmente cuando se habla sobre cuestiones de digitalización. Precisamente, este es otro punto donde también se contemplan operaciones relevantes por parte de las entidades bancarias para no quedarse fuera de los negocios pujantes ni dejarse comer el terreno por nuevos jugadores entrantes. Los diversos expertos consultados aseguran que entre las operaciones con visos a llegar a buen fin por parte de la banca está la compra de fintech que hayan quedado en una posición más débil. Sin embargo, este tipo de inversiones solo puede venir de mano de entidades con capacidad para invertir.
La digitalización en el centro
Elena Iparraguirre, analista de instituciones financieras de S&P, explica que el foco de las entidades españolas no va a estar tanto en expansión como en digitalización. "Esa es la prioridad número uno, adaptar el negocio a la nueva realidad que se está imponiendo de forma rápida. Es, en cierto modo, una estrategia defensiva, el mercado está cambiando, están las fintech que aún son pequeñas pero que en una población joven están encontrando su hueco y el negocio del futuro depende del cliente joven de hoy. El foco va a esta más en transformar el negocio para poder ofrecer los mismos servicios y precios que ofrecen las fintech y mantener el negocio", asegura. Asimismo, añade que el sector financiero es de los que más afectados por el cambio tecnológico.
Respecto a la situación de los bancos medianos o pequeños apunta que van más lentos en digitalización por capacidad financiera. "Las entidades medianas tienden a ser followers (seguidores), una vez se ha visto qué funcionan se ponen a ello", dice. Además reconoce que este tipo de entidades también tiene una clientela más tradicional y para servirlos no necesitan estar liderando el cambio. Aunque matiza que no se pueden quedar atrás no tanto por el cliente de hoy sino por preparar el negocio de mañana.
Klarna es uno de los claros ejemplos de la presión que suponen las fintech para la banca. La firma sueca, dedicada al buy now-pay later (compra ahora-paga después) y con 147 millones de clientes por todo el mundo, ha tocado el botón del pánico entre las entidades movilizando a los más importantes bancos del país a lanzar sus propios servicios de pago aplazado de compras. Además, el Banco de España ya ha advertido a las entidades que, aunque ahora la cuota de los nuevos entrantes es pequeña, las altas comisiones que cobran a los clientes puede empujarse a otros proveedores.
Cuota de mercado suficiente
Tras veinte años de la expansión internacional de la banca española, especialmente de Santander y BBVA, los dos grandes grupos españoles con mayor presencia fuera, las entidades han cambiado el concepto de crecimiento y se han dado cuenta de que para optimizar y tener valor en una franquicia hay que tener una cuota mínima de mercado, según explican los financieros consultados por este diario. "Al final, compras más o vendes", dicen. Ejemplo de esto han sido las ventas de filiales que se han visto en los últimos años. En Brasil, BBVA vendió su filial a Bradesco en 2003. El banco tenía una cuota de mercado en el país del 1,4%. Por el contrario, Santander fue elevando poco la participación que tenía de su filial y en 2019 se hizo con el 40% que no tenía de Olé Consignado, firma de concesión de créditos. Ahora tiene una cuota de mercado en el país carioca del 10%. De lo contrario, la entidad cántabra vendió en 2012 su filial en Colombia, con una cuota de mercado del 2,7% a Corpbanca. En Chile, la baja cuota de mercado que tenía BBVA (un 6,1%) le llevó a vender la totalidad de su filial a Scotiabank en 2018.