Redactor de elEconomista

Si la banda británica The Buggles se reuniese para hacer una nueva gira mundial, su célebre hit “Video killed the radio star” puede ser rebautizado con un nuevo enfoque: “Streaming killed the video star”. Por primera vez en la historia, esta forma de ver televisión, que ha sustituido la programación tradicional por un menú a la carta gracias a Intenet, ya tiene más espectadores que la televisión por cable y por broadcasting (de banda ancha). El auge de las plataformas como Netflix y Youtube en los últimos años es la responsble.

La última encuesta a gestores de fondos que elabora Bank of America tiene una conclusión clara: a los profesionales de la inversión tienen claro que las políticas de Donald Trump, si continúan por estos derroteros, van a ser muy negativas para Estados Unidos, y tanto el dólar, como la bolsa del país, lo van a sufrir en sus carnes. El rechazo por los activos estadounidenses es claro: la bolsa del país se mantiene como el activo con más infraponderación de la cartera, el dólar no pesaba tan poco en las carteras desde hace 20 años, y de cara al próximo lustro, los inversores tienen claro que prefieren la bolsa internacional. De fondo las políticas de Trump se consideran muy negativas, y ahora los gestores avisan de que la ‘Big Beautiful Bill’ va a tener las peores consecuencias: un frenazo en el crecimiento junto a un repunte de la inflación.

El mundo entero mira al Estrecho de Ormuz con la esperanza de que el comercio no se paralice, en uno de los puntos estratégicos más importantes para el tránsito del petróleo y el gas. Por el momento, tanto Irán como Israel están respetando esta zona marítima, pero están empezando a surgir problemas: los sistemas de navegación han colapsado durante el fin de semana y centenas de buques comerciales han lanzado señales erróneas de su posición. Aunque el tránsito de crudo continúa, este es un ejemplo de los problemas que pueden surgir en el Estrecho, añadidos al peligro potencial de que el conflicto afecte directamente a Ormuz.

Este miércoles se reúne la Reserva Federal e, igual que en los últimos encuentros de política monetaria que ha llevado a cabo la institución, los mercados esperan que no haya ningún movimiento de tipos de interés. Aunque esta reunión tiene programada una revisión del cuadro de previsiones macroeconómicas, que en ocasiones coincide con movimientos en los tipos de interés, en esta ocasión parece muy complicado que pueda haber novedades. Como ya explicó Jerome Powell en el encuentro de mayo, la incertidumbre que genera la guerra comercial, de la que todavía no se pueden prever las consecuencias, impide a la Fed que se toquen los tipos en este momento, y más, teniendo en cuenta que la inflación corre aún muy por encima del objetivo del banco central, y que el desempleo y el crecimiento siguen siendo fuertes. A pesar de todo, Donald Trump insiste a Powell en que debe recortar los tipos, o que le forzará a hacerlo. El presidente de la Fed está esquivando el conflicto y se ciñe a los datos macro, y a su objetivo, para defender su postura.

¿Qué hacen los empleados del Pentágono cuando reciben la alerta de que va a estallar una crisis mundial y necesitan quedarse en el trabajo más de lo previsto? Pedir una pizza. O más bien un centenar, teniendo en cuenta las 27.000 personas que trabajan en la sede del Departamento de Defensa de EEUU. Esta es la teoría detrás del "Pizzómetro", un indicador que lleva usándose desde los años 80 para predecir guerras, ataques e invasiones, y que ha vuelto a triunfar este jueves, al señalar que algo estaba ocurriendo poco antes de que Israel lanzara sus ataques contra Irán.

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Nuevo incremento de la tensión geopolítica a nivel mundial. Israel ha decidido lanzar esta madrugada un ataque aéreo contra Irán en una importante escalada en el enfrentamiento por el programa atómico de Teherán que corre el riesgo de desencadenar en una nueva guerra en Oriente Medio.

El riesgo de una confrontación directa entre Israel e Irán no para de crecer. En el marco de las negociaciones nucleares entre Estados Unidos y el país árabe, Israel parece haber tomado la decisión de atacar a Irán. Según publica The New York Times, citando fuentes estadounidenses y europeas conocedoras de la situación, Israel estaría preparando un ataque de escala desconocida. La noticia llega en un momento en el que Donald Trump reconoce que es cada vez más escéptico a cerrar un acuerdo, con un encuentro cerrado este domingo entre los representantes de EEUU e Irán. El petróleo recogió el miércoles las tensiones en este frente, con la mayor subida de precios en un solo día desde octubre, aunque el jueves ha caído y modera parte de la última subida. Sin embargo, desde JP Morgan advierten el peligro de que el crudo se dispare hasta los 130 dólares, en el peor de los escenarios, que supondría el cierre del estrecho de Ormuz, uno de los principales cuellos de botella para el comercio mundial.

El fracking estadounidense sigue sufriendo el aumento de producción de Arabia Saudí y la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Los pozos operativos en Estados Unidos no dejan de caer, y ya han tocado un mínimo no visto desde 2021, con 442 pozos abiertos en este momento en el país. El problema para las empresas del sector en Estados Unidos es que sus costes de producción son mucho más altos que los del reino saudí, y ahora están sufriendo un petróleo en precios que nos les deja margen de ganancias. Así, hasta que la dinámica de precios cambie, parece que inevitable que la producción de crudo de esquisto en Estados Unidos continúe deteriorándose.

Uno de los mayores gestores del mundo de renta fija, la gestora estadounidense Pimco, ha llevado a cabo su revisión anual de perspectivas seculares, y confirma a sus clientes el atractivo que ha alcanzado la deuda en el contexto macroeconómico y de mercado actual. La oportunidad ahora es muy atractiva, tanto, que Richard Clarida, asesor económico global de la firma y exvicepresidente de la Fed, y Marc Seidner, director de inversiones de estrategias no tradicionales, no veían una situación similar en décadas. La capacidad de la Fed de bajar tipos, junto a unas rentabilidades de los bonos que son muy atractivas, y el poder de diversificación que tienen en un momento de recalentamiento de los mercados financieros, son los principales argumentos a favor de los bonos.

Desde que Trump lanzase sus aranceles masivos a comienzos de abril contra el mundo, algo ha cambiado en la mentalidad de los inversores. Aunque el republicano haya optado por dar marcha atrás y poner encima de la mesa treguas para negociar acuerdos, los inversores tienen claro que se está produciendo una gran rotación que tiene un gran ganador: la bolsa europea. Aunque también ha afectado a otros mercados como el de renta fija, las acciones europeas se han convertido en un verdadero faro para el dinero que huye de EEUU en una tendencia que ha disparado Donald Trump y que diversos analistas han etiquetado como "Make Europe Great Again" (MEGA).