
La última encuesta a gestores de fondos que elabora Bank of America tiene una conclusión clara: a los profesionales de la inversión tienen claro que las políticas de Donald Trump, si continúan por estos derroteros, van a ser muy negativas para Estados Unidos, y tanto el dólar, como la bolsa del país, lo van a sufrir en sus carnes. El rechazo por los activos estadounidenses es claro: la bolsa del país se mantiene como el activo con más infraponderación de la cartera, el dólar no pesaba tan poco en las carteras desde hace 20 años, y de cara al próximo lustro, los inversores tienen claro que prefieren la bolsa internacional. De fondo las políticas de Trump se consideran muy negativas, y ahora los gestores avisan de que la 'Big Beautiful Bill' va a tener las peores consecuencias: un frenazo en el crecimiento junto a un repunte de la inflación.
La tendencia que empezó en mayo entre los gestores encuestados por Bank of America ha tenido continuidad en junio. El pesimismo en el frente macroeconómico global sigue reduciéndose y, de nuevo, la recesión mundial queda descartada, aunque el ritmo de crecimiento se espera que continúe moderándose en los próximos 12 meses. El aterrizaje suave de la economía es el escenario más probable, con un 66% de los encuestados apuntando en este sentido.
Sin embargo, la parte negativa que se vio en mayo también se ha consolidado en junio, y los gestores (190 han participado en la última encuesta, con un patrimonio total gestionado de 523.000 millones de dólares) tienen muy claro que el camino que ha elegido Donald Trump va a resultar muy negativo para los activos estadounidenses, y también para la economía del país. Por primera vez en la encuesta, se ha preguntado por el impacto que se cree que tendrá la 'Big Beautiful Bill' que se aprobó el 22 de mayo, y las respuestas no son nada positivas.
Un 59% de los encuestados considera que los recortes de impuestos que ha presentado Trump con su nueva ley no van a ser capaces de impulsar el crecimiento durante la segunda mitad de este año, y este es uno de los principales argumentos que ha llevado al presidente estadounidense a presentar su propuesta. Por el contrario, la parte negativa de esta medida sí se sentirá en la economía del país, y así lo cree el 81% de los encuestados, que espera que esta medida incremente el déficit de Estados Unidos, el principal problema económico con el que está lidiando la nueva administración.
Con esta nueva ley de fondo, por primera vez Bank of America ha incluido una pregunta con la que tratan de averiguar qué activos son los favoritos de los gestores para los próximos 5 años. "¿Cuáles serán los que mejor se comporten?", pregunta la encuesta, y la respuesta es, de nuevo, un duro golpe para Estados Unidos: el activo favorito de los gestores es la bolsa internacional, y no la estadounidense. El 54% de los encuestados apunta a la primera opción, mientras que Wall Street solo recibe el apoyo del 23% de los gestores. No es algo común, teniendo en cuenta que, históricamente, es la bolsa estadounidense la que mejores resultados ha dejado, en el largo plazo, frente al resto del mundo. Por detrás de la bolsa americana se sitúa el oro, el favorito para el 13% de los encuestados, los bonos soberanos, con un 3%, y por último los corporativos, con un 2% de los gestores colocándolos como su activo preferido.
La bolsa europea aguanta como el activo más ponderado
El rechazo por la bolsa estadounidense también queda patente cuando se analiza la composición media de una cartera, según la última encuesta. Si bien es cierto que la tendencia de mayo se ha moderado ligeramente, y en junio ha habido compras netas, pero poco intensas, en Wall Street, y ventas de bolsa europea, esta última sigue siendo el activo más ponderado de las carteras de los gestores, mientras que, por el contrario, la bolsa estadounidense es el activo más infraponderado, de las 20 clases que se presentan en la encuesta.
El atractivo que tiene la bolsa internacional para los próximos 5 años está viéndose reflejado en las carteras actuales. Además de la bolsa europea, los emergentes siguen ganando peso en las carteras, y en junio han sido los que más han crecido en ponderación respecto al mes anterior. Ahora, en la cartera neta, se quedan como el segundo activo con más peso, por detrás de la bolsa europea.
Lo que los gestores parecen tener claro es que ahora no es momento de tener renta fija en cartera: las expectativas de que los bonos incrementen su rentabilidad a vencimiento en los próximos 12 meses son mayoría, para un 21% neto de los encuestados (el porcentaje de los que dicen que aumentarán las rentabilidades a vencimiento, menos el porcentaje de los que creen que no), y los bonos, en su conjunto, son un activo infraponderado en la cartera media de los encuestados.
No hay que olvidar que, para los gestores, el peligro de que vuelva a llegar una crisis inflacionista persiste. Es cierto que su gran temor sigue siendo una recesión global, desatada por la guerra comercial, pero el segundo mayor riesgo es ahora que "la inflación fuerce a la Fed a subir tipos", un peligro que ahora es un poco más probable que el mes pasado, en opinión de los gestores, y que sería muy negativo para los inversores en renta fija.
Eso sí, hay que tener en cuenta que la encuesta recogió respuestas de los partícipes hasta el día 12 de junio, por lo que, en esta ocasión, no recoge el impacto de la guerra que se ha abierto entre Israel e Irán. Es de suponer que en la encuesta del mes que viene los gestores incluyan la geopolítica, como lo hicieron en meses pasados, como una de las principales preocupaciones a tener en cuenta para el futuro.