José ramón iturriaga gestor de abante asesores y del fondo 'okavango delta'

Ser fiel a unas ideas no siempre es sencillo ni fácil de defender, pero, en algún momento, suele dar sus frutos. Y esto es lo que ha sucedido con José Ramón Iturriaga, gestor de Abante Asesores y al frente del fondo Okavango Delta (el mayor exponente de la inversión en bancos e inmobiliario del país), que, finalmente, está recogiendo lo sembrado después de una travesía por el desierto, de tipos al cero, que ha durado más de una década. El fondo suma en los últimos tres años una rentabilidad del 55%, aunque se haya tambaleado en las últimas semanas tras la quiebra tres bancos en EEUU y, en Europa, de Credit Suisse, que ha despertado temores de la última crisis financiera de 2008.

Los inversores se han ensañado con vender acciones de Bankinter que supera en 12 puntos la caída del sectorial europeo de banca desde que quebró Silicon Valley Bank hace tres semanas en EEUU. Cede un 22%. Y en el año sufre las mayores pérdidas del sector, con una caída del 16%. Pero, ¿por qué el mercado ha puesto el foco sobre Bankinter? Básicamente, las casas de análisis han decidido mirar con lupa todas las ratios de la banca, después de la venta a UBS de Credit Suisse, y en Bankinter se da la circunstancia de que es probable que cuente con una presión añadida, comparado con el resto de banca nacional, en la necesidad de subir la remuneración de los depósitos ante un cliente más exigente, de mayor poder adquisitivo y también de mayor calidad crediticia. Su morosidad es la más baja del sector.

La remuneración de los depósitos no despega en España a pesar de que los bancos continúan aumentando el interés que cobran por sus préstamos calcando el ritmo de la subida de los tipos de interés, que ya se han colocado en la zona euro en el 3,5%. La cuestión es que, a pesar de las críticas al sector, quizás la banca no tenga capacidad de ofrecer una rentabilidad mucho más elevada a sus clientes por depositar allí su dinero. Según cálculos elaborados por elEconomista.es acorde a fuentes financieras, la banca española podría llegar a pagar por sus depósitos un máximo del 1,15% en los próximos doce meses sin dejar de ser rentable. ¿De dónde sale esta cifra? La banca suma un 3% por el impacto que ha tenido la subida del precio del dinero en la concesión de créditos, pero a ello hay que restar 60 puntos básicos por morosidad, otros 50 por el coste de los depósitos a empresas, 15 ante el final del programa TLTRO, otros 10 puntos por el impuesto a la banca y 50 puntos menos si la banca pretende mantener su rentabilidad sobre el capital por encima del 10%.

La banca europea se ha encontrado de bruces con la catarsis propia de comienzo de los últimos años -el Covid en febrero de 2020 y en el invierno de 2021, la guerra de Ucrania en 2022 y este año lo que es por el momento un amago de crisis bancaria- y ha borrado en tres semanas de marzo el 21% que había ganado en los dos meses previos.

Empieza la cuenta atrás para diez días de vértigo en los que, previsiblemente, se decidirá el futuro del negocio de banca privada de Credit Suisse en España. Una golosina que se deshace como azucarillo en agua a marchas forzadas a la espera de que UBS mueva la ficha definitiva después de que su negocio en España fuera adquirido por Singular Bank en 2021. La filial española del gigante suizo contaba a cierre de 2022 con cerca de 12.000 millones de euros de patrimonio bajo gestión. Hoy las fuentes consultadas por elEconomista.es apuntan a una desbandada generalizada de la firma, que ya llevaría meses produciéndose (porque no es la primera vez en los últimos meses que suenan todas las alarmas con Credit Suisse). Esto dejaría a su negocio nacional con salidas por valor de unos 3.000/4.000 millones de euros solo en las últimas semanas, hasta un patrimonio más próximo a los 8.000/9.000 millones de euros. "Tanto si se vende como si UBS decide quedársela, la clave para CS es que su resolución sea rápida", señala un alto ejecutivo de una de las mayores bancas privadas de nuestro país.

Acerinox marcó un segundo año de récord en sus beneficios a sabiendas de que el ciclo vivía sus últimos compases. De cara al futuro su consejero delegado, Bernardo Velázquez, prevé una normalización de inventarios y de ventas, con un ebitda al alza gracias a la tendencia a recuperar las producciones a nivel local después de años de crisis en los suministros. La compañía aumentó su retribución al accionista hasta los 0,60 euros con cargo a 2022 y se plantea un suelo en sus pagos de 150 millones de euros por año en adelante.

El sector asegurador ha salido escaldado de una crisis financiera en ciernes tras la quiebra y posterior venta de Credit Suisse a UBS. Sus caídas en bolsa, del 7% desde que comenzó la corrección el pasado 9 de marzo, así lo corroboran, ya que solo le supera el conjunto de bancos europeos donde las ventas son del 10% aun tras el rebote visto ayer. Pero las pérdidas en mercado responden más a un pánico vendedor que a una situación crítica para las aseguradoras europeas, a pesar de que sí tienen exposición a Credit Suisse, aunque de manera muy limitada.

La compra de Credit Suisse por parte de UBS por unos 3.250 millones de euros que se cerró este fin de semana arroja muchos interrogantes y uno de ellos es el futuro de su próspero y rentable negocio de banca privada en España. Fuentes del sector estiman que Credit Suisse cuenta con cerca de 12.000 millones de euros de activos bajo gestión de grandes patrimonios en nuestro país que ahora quedan en el aire. Ahora bien, la sangría que sufren las filas de la entidad suiza es innegable ya que las alarmas para Credit Suisse comenzaron a sonar hace meses por lo que el patrimonio gestionado a día de hoy, y tras un fin de semana fatídico para el banco, podría ser sensiblemente inferior. Muchas fortunas y también banqueros privados han recalado desde hace meses en firmas como JP Morgan, Deutsche Bank y también Citi y Lombard Odier -que atesora ya 6.000 millones de patrimonio bajo gestión- aunque en menor medida, y que se ha incrementado notablemente la última semana, según apuntan distintas fuentes consultadas por elEconomista.es.