A poco más de un mes de poner punto final a la era de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, muchos líderes mundiales respiran aliviados, especialmente en Europa. No es el caso del húngaro Viktor Orbán o del brasileño Jair Bolsonaro, por mentar algunos. Aquellos afines al populismo reaccionario abanderado por el republicano consideran que su derrota elimina del escenario geopolítico global a su portavoz más enérgico y eficiente.