La infanta Cristina atraviesa un espléndido momento personal, y es que ha encontrado en Ginebra un nuevo hogar donde poder vivir alejada de las tensiones que en su momento la acecharon en España. Dejó nuestro país en 2013 con el fin de alejar a sus hijos de la presión a la que estuvieron sometidos en Barcelona por la imputación de Iñaki Urdangarin en el caso Nóos, y aunque es cierto que cada uno ha optado, con el tiempo, por elegir su camino -un claro ejemplo de ello es su hija Irene, que ha vuelto a establecer su vida en Madrid tras su voluntariado en Camboya-, la hija mediana del emérito sabe que su felicidad está en la ciudad suiza.