Redactor de elEconomista

La Reserva Federal ha publicado las minutas de la última reunión, celebrada a finales de enero, en la que decidieron mantener los tipos de interés en el nivel actual, entre el 4,25% y el 4,50%. Según la autoridad monetaria, entre los factores que pueden minar el proceso de desinflación se encuentran "los cambios en las políticas de comercio e inmigración", así como un incremento del consumo, algo que deja patente que los miembros del Comité Federal del Mercado abierto están pendientes de tener más claridad en el impacto de las políticas de la administración Trump, antes de continuar con el proceso de bajadas de tipos de interés.

Los halcones vuelven a volar una vez más y en el BCE ya se empieza a extender una idea de forma clara: los recortes de tipos tienen que parar. Hasta ahora todo parecía indicar que la institución monetaria había cedido a la idea de que el ciclo debía continuar, al menos, hasta llegar al tipo neutral que, en un informe publicado por el banco central hablaba de que este límite estaba en el 2%. Sin embargo, el viento parece estar cambiando y pesos pesados dentro del BCE hablan abiertamente ya de hacer un alto en el camino.

La última encuesta a gestores de fondos que ha lanzado Bank of America refleja un giro inesperado en el posicionamiento de los encuestados. Las perspectivas macroeconómicas siguen siendo positivas, sin recesión en el horizonte, y con una Fed que, a juicio de los gestores, continuará bajando los tipos con tranquilidad durante el año. Sin embargo, en febrero los encuestados se han abalanzado sobre la bolsa europea, a costa de la estadounidense, con perspectivas de que la primera dé más alegrías en el resto del año. De hecho, reconocen que el EuroStoxx es su índice favorito para 2025, y ya no lo es el Nasdaq. El motivo es que consideran que la bolsa estadounidense está sobrevalorada como nunca antes desde que se incluyó esta pregunta en la encuesta en el año 2001. De fondo, la guerra comercial es su gran miedo, y creen que, en caso de que se desate el peor escenario en este frente, el oro es el mejor activo para tener en la cartera.

No cabe duda de que la Unión Europea se acaba de topar con uno de los momentos más importantes de su historia. La necesidad de alcanzar una independencia defensiva y de no requerir a su socio estadounidense en esta labor ha quedado patente, en un momento en el que la administración Trump ha dejado claro que Europa debe defenderse por sí misma, porque EEUU no estará ahí siempre para hacerlo. Ahora, la vieja Europa tiene un problema que resolver: ¿Cómo se va a pagar el enorme gasto necesario para poder alcanzar el objetivo de una defensa común? Los grandes líderes de la eurozona lo están debatiendo en París esta semana, y aunque la emisión de eurobonos parece la opción que valoran como más probable, hay otros mecanismos posibles que pueden contribuir. Y hay uno especialmente llamativo que ya se ha puesto sobre la mesa: utilizar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo que se creó en 2011, que salvó al euro en aquel momento de crisis de deuda, y que, en teoría, puede inyectar hasta 700.000 millones de euros.

La OPEP está estudiando volver a retrasar el final de los recortes de producción de petróleo ante la fragilidad del mercado. La idea era que este mes de abril se añadieran ya unos modestos 120.000 barriles diarios extra, que marcarían solo el principio de una producción cada vez mayor que llevaría al grupo a bombear 2,2 millones de barriles diarios más para 2026. De momento no se sabe exactamente cuánto retrasarían el inicio de esta desescalada pero, según Bloomberg, los delegados del grupo ya están debatiendo fechas para poner en suspenso este plan nuevamente. Este sería un nuevo parche a un dique del petróleo (los recortes simbolizan ese dique en el que el petróleo ocioso se acumula mientras que los países con margen para producir más se impacientan) que parece condenado a romperse antes o después. ¿Qué pasará en los mercados?

Desde que estalló la Gran Crisis Financiera, el dólar ha viajado en una dirección clara: hacia arriba. Salvo momentos puntuales, como 2016 y 2022, la tendencia de la divisa estadounidense ha sido al alza, y no ha sido un movimiento cualquiera: el índice dólar, que recoge los movimientos de la divisa frente a sus cruces más negociados, sube más de un 51% desde que tocó los mínimos históricos en 2008. Es un movimiento muy agresivo para tratarse del mercado de divisas, e ilustra la posición dominante de la economía norteamericana en muchos frentes, en comparación con los países cuyas divisas no han parado de depreciarse. El dólar cotiza en los 1,05 dólares frente al euro, y amenaza con volver a perforar la paridad, y la subida de la divisa americana trae consigo un riesgo añadido para los países que ven como su moneda se debilita frente al billete verde: la llegada de la inflación.

Los últimos años están siendo una pesadilla para los amantes del cacao y del café. Los precios de estas materias primas han sido protagonistas en el mercado, por las rápidas subidas que se han producido, en un momento en el que las cosechas están sufriendo unas malísimas condiciones meteorológicas para estos recursos agrícolas. Las subidas que se han producido en los precios son vertiginosas: desde finales de 2023, el cacao ha pasado de cotizar en los 2.581 dólares por tonelada, a los 10.371, un avance de más del 300%. El café, por su parte, sube un 130% en el mismo periodo, pasando de los 1,88 dólares por libra, hasta los 4,34 dólares actuales. Se trata de precios que nunca antes se habían pagado por estas materias primas, y ahora, los inversores y consumidores se preguntan hasta dónde llegará la crisis de subidas en ambos alimentos.

"Quien fue periodista, será siempre periodista", reconoce Thomas Mucha, estratega geopolítico de Wellington Management. La conversación con el experto en geografía política comienza recordando su pasado en la prensa, donde pasó más de 20 años, entre 1991 y 2015, trabajando como redactor y editor en medios como CNN, Chicago Business, la revista de negocios de Time o GlobalPost. Mucha cambió las columnas y el trabajo editorial hace ya una década, cuando la gestora Wellington llamó a sus puertas para ofrecerle encargarse del análisis geopolítico para la firma. Ahora pasa buena parte de su tiempo "hablando con personal de la CIA, Pentágono, Departamento de Estado, Consejo de Seguridad Nacional...", y tratando de "entrar en su cabeza para entender cómo cambia el contexto político", algo que considera clave para los inversores. "Los políticos crean el contexto en el que vamos a tener que invertir", explica.

Su análisis actual no deja mucho espacio al optimismo, al menos en cuanto a estabilidad política y paz se refiere, de cara los próximos años. En la charla de despedida, resume su análisis de la situación: "Los ciclos geopolíticos son largos, duran unos 100 años", y reconoce que todo apunta a que estamos llegando al final de una era de prosperidad y paz, que probablemente no se parecerá en nada a lo que el mundo va a vivir en las próximas décadas. "Todo el mundo se está armando hasta los dientes", explica preocupado.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha acudido al Senado estadounidense en una de sus comparecencias frente al Comité de Banca, Hogar y Asuntos Urbanísticos, para rendir cuentas ante los senadores del país sobre sus políticas. Las señales sobre futuros movimientos de tipos quedan en el aire tras la comparecencia de Powell, quien ha mantenido el mismo mensaje que lanzó en enero, en la reunión de política monetaria de la Fed que tuvo lugar a finales del mes. Para Powell, es necesario ver más señales de caída de inflación para seguir bajando tipos, y aunque todo apunta en la buena dirección, insiste en que "no tienen ninguna prisa" por continuar con este proceso. En cuanto a Trump y las amenazas de injerencias en la política monetaria por parte de la nueva administración, Powell ha dejado ver, quizá involuntariamente, que hay una ruptura en el seno del Consejo de Gobierno: algunos miembros de la Fed ya incluyen las medidas arancelarias de Trump en sus previsiones macro económicas, algo que Powell considera "poco sabio".

La gran pregunta que se han planteado muchos inversores en renta fija europea este año ha encontrado respuesta, o, al menos, ha encontrado la respuesta oficial del Banco Central Europeo: ¿Dónde está el tipo de interés neutral en la zona euro? A ojos del BCE, se encuentra en torno al 2%. Siendo más preciso, el banco central lo sitúa en la horquilla entre el 1,75% y el 2,25%. El BCE ha publicado esta estimación sobre el tipo neutral (el nivel en que los tipos no afectan a la economía, ni estimulándola, ni frenando su crecimiento) y, si se tiene en cuenta que el propio organismo ya reconoce que el objetivo de inflación estará cumplido en torno al verano, esto implica que el precio del dinero probablemente convergerá con el tipo neutral para entonces, el 2%, desde el 2,75% en el que se mueven ahora, tras el último recorte que ha llevado a cabo el BCE, la semana pasada. Si todo encaja, esto implica que será entonces, en verano, cuando terminará el proceso de recortes en el que está inmerso el banco central. Si este escenario se cumple, al BCE le quedan tres recortes de 25 puntos básicos por delante en las cuatro reuniones que le quedan hasta julio.