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El peligro de un dólar fuerte por las políticas de Trump: una máquina de crear inflación más allá de las fronteras de EEUU

El dólar se ha convertido en un arma de exportar inflación fuera de EEUU. Foto: Dreamstime
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Desde que estalló la Gran Crisis Financiera, el dólar ha viajado en una dirección clara: hacia arriba. Salvo momentos puntuales, como 2016 y 2022, la tendencia de la divisa estadounidense ha sido al alza, y no ha sido un movimiento cualquiera: el índice dólar, que recoge los movimientos de la divisa frente a sus cruces más negociados, sube más de un 51% desde que tocó los mínimos históricos en 2008. Es un movimiento muy agresivo para tratarse del mercado de divisas, e ilustra la posición dominante de la economía norteamericana en muchos frentes, en comparación con los países cuyas divisas no han parado de depreciarse. El dólar cotiza en los 1,05 dólares frente al euro, y amenaza con volver a perforar la paridad, y la subida de la divisa americana trae consigo un riesgo añadido para los países que ven como su moneda se debilita frente al billete verde: la llegada de la inflación.

En la era de Mario Draghi al frente del Banco Central Europeo quedó claro el impacto del tipo de cambio en la inflación que experimenta un país. En un momento en el que el BCE luchaba para tratar de reactivar la inflación, las subidas del euro, que llegó a batir los 1,25 dólares a principios de 2018, cuando, apenas un año antes, estaba en los 1,04 dólares, generó una preocupación generalizada de que un euro fuerte seguiría presionando a la baja a la débil inflación. Draghi tuvo que salir al frente a reconocer el peligro del euro fuerte, aunque siempre insistiese que el tipo de cambio no era su responsabilidad.

Ahora, lo que está ocurriendo es justo lo contrario: la principal preocupación del BCE es que se produzca un regreso de la inflación para la zona euro, después de haber conseguido domarla en los últimos años, pero es el dólar el que está fuerte, en general, frente a las divisas más importantes del planeta, lo cual trae consigo la amenaza inflacionista.

Hay un motivo principal, aunque no es el único, que explica la importancia del dólar para todo el mundo en cuanto a la inflación se refiere: cuando se importa en dólares, y el dólar está caro, se genera un efecto inflacionista en la economía que compra los bienes estadounidenses. Uno de los grandes problemas en este sentido es que el mundo no sólo compra productos americanos en dólares: también compra materias primas, aunque no sean americanas, en dólares estadounidenses, ya que la mayor parte de ellas están referenciadas en la divisa americana. Es el caso, por ejemplo, del barril de petróleo europeo, el Brent, que, en lugar de comercializarse en euros, se hace en dólares.

El impacto inflacionista del dólar

El banco central de Australia (RBA) explica el impacto que tiene la inflación importada a través de la divisa. "Los movimientos de la divisa afectan a los precios e influyen en los resultados de la inflación. Una caída en el valor de la divisa doméstica incrementa la inflación de dos maneras: primero, aumentando los precios de los productos y servicios que se producen fueran, frente a los que se elaboran de forma doméstica. En consecuencia, los consumidores pagan más para comprar la misma cantidad de productos importados, y las empresas que necesitan materiales importados para sus procesos de producción deben pagar más por ellos", señala. Así, "los aumentos de precios de los productos y servicios importados contribuyen directamente a la inflación, a través del canal de aumento de costes", explica el RBA.

Sin embargo, no sólo aumentan los precios de los bienes producidos en el extranjero cuando la moneda de un país se deprecia, ya que esta subida también tiene efectos secundarios y se contagia a los productos y servicios domésticos. "Una depreciación de la divisa estimula la demanda agregada [el consumo doméstico]. Esto ocurre porque las exportaciones pasan a ser relativamente más baratas para los extranjeros, lo cual genera un aumento de demanda para las exportaciones.

Al mismo tiempo, los consumidores domésticos terminan reduciendo el consumo de los bienes importados, cada vez más caros, y rotan sus compras hacia los productos y servicios que se generan en la economía doméstica, creando, de nuevo, un aumento en la demanda agregada" señalan. En resumen, "el aumento en la demanda agregada presiona a la capacidad de producción doméstica, e incrementa la capacidad de las empresas domésticas de aumentar precios", explican desde el RBA.

De este modo, un dólar fuerte, como el que está consiguiendo Trump con sus políticas de aranceles y freno a la inmigración, puede terminar aumentando la inflación, no sólo en Estados Unidos, sino también fuera de sus fronteras. El último dato de IPC, el primero del año, que se ha publicado en EEUU y ha reflejado un aumento inesperado de los precios, confirma que ya se están viendo algunas presiones inflacionistas, y estas podrían verse amplificadas si los aranceles que está planteando la administración Trump se terminan aplicando.

Contagio en la política monetaria del BCE

José Manuel González-Páramo, exconsejero ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE) y catedrático de economía, ha explicado esta semana, en una entrevista concedida a elEconomista.es, cómo esto puede terminar trasladándose a la política monetaria del BCE en los próximos meses. "Un efecto que hemos visto con carácter inmediato y que afecta a la economía global es el fortalecimiento del dólar. En tres meses se ha revalorizado un 6% y esto tiene implicaciones para Europa de manera particular, y para el mundo en general, porque muchas materias primas fijan sus precios en dólares y el riesgo de inflación importada lo tenemos aquí", señala González-Páramo.

Así, si la inflación aumenta por esta vía (o por cualquier otra), el BCE va a tener difícil poder cumplir con la hoja de ruta de recortes de tipos que esperan los mercados, que ahora apuntan a tres recortes de tipos más, de 25 puntos básicos cada uno, después del que ya se ha llevado a cabo en enero, en lo que resta de año.

Problemas para las empresas del S&P 500

Un dólar fuerte también se está dejando sentir en los beneficios empresariales de las empresas estadounidenses, y el impacto inicial no parece estar siendo positivo. El efecto de una divisa fuerte también castiga a las empresas cotizadas del gigante norteamericano, y estas ya temen que las subidas que ha vivido la moneda norteamericana termine convirtiéndose en un problema para el crecimiento de los beneficios.

Las subidas del dólar terminan castigando los resultados de las empresas americanas, por la vía de las exportaciones. Una divisa fuerte reduce el atractivo de las ventas de productos domésticos en los mercados extranjeros, y los compradores pueden terminar optando por comprar bienes domésticos, y reducir así las compras de productos importados en dólares, que cada vez les salen más caros por el efecto de la moneda.

La última temporada de resultados empresariales en Estados Unidos es la mejor prueba de que un dólar fuerte se considera una mala noticia para las grandes cotizadas del país, ya que el 40% de las empresas del índice S&P 500, el selectivo con mayor capitalización del mundo, ha hecho referencia en su última presentación de resultados a los peligros que supone un dólar fuerte para su negocio.

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