Redactor de elEconomista

En 1997, Albania sufrió las consecuencias de una estafa piramidal avalada por el Gobierno. Después de cuarenta años de dictadura comunista y aislamiento internacional, en 1985, tras la muerte del dictador Enver Hoxha, el país inició un proceso de internacionalización y reformas con el objetivo de transicionar hacia un sistema democrático. El proceso casi termina en una guerra civil, cuando, en 1997, estalló un esquema Ponzi que se había formado durante los meses previos: colapsó todo un sistema de depósitos apoyado por el gobierno, que prometían enormes intereses y quedó en evidencia que el dinero de los partícipes no se había invertido con fines productivos.

Quince meses después de que estallase la crisis de la banca mediana en Estados Unidos, un gigante japonés del sector ha tomado el papel del canario en la mina, que recuerda al mercado que la crisis del sector financiero puede repetirse. La banca sigue expuesta al riesgo de tipos de interés, y Norinchukin Bank, el banco japonés centenario que guarda los depósitos de la industria agrícola, pesquera y ganadera del país, está siendo el mejor ejemplo. La entidad acaba de anunciar que va a vender 63.000 millones de dólares en bonos soberanos de Estados Unidos y la zona euro y que va a tener que asumir pérdidas de casi 10.000 millones de dólares en este ejercicio fiscal, tres veces más de lo que esperaba perder en este periodo hace sólo un mes. Su apuesta por un recorte de tipos en Estados Unidos que no todavía no se ha producido ha hecho que su enorme cartera de renta fija le genere pérdidas, y recuerda al mercado que la crisis todavía no es cosa del pasado.

Materias primas

Hoy se cumple una década desde que el petróleo tocó su precio más alto del año 2014 y comenzó un hundimiento de los precios del barril que, salvo en momentos muy excepcionales y por causas ajenas a los fundamentales puros de oferta y demanda, ha dado un portazo a la era de los precios del crudo por encima de los 100 dólares. Diez años después de que tocase 115 dólares, el Brent cotiza un 26% por debajo de estos niveles, a pesar de los esfuerzos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios externos para mantener los precios altos, y a la inestabilidad geopolítica en Oriente Medio. La 'culpa' la tiene Estados Unidos: el gigante norteamericano aprendió la lección de la crisis de los 70 y se ha convertido en el mayor productor de crudo del planeta, compitiendo con su aliado, Arabia Saudí, y con su gran rival, Rusia.

Encuesta Bofa

Desde finales de 2018, los fondos de deuda de corto plazo han disparado su patrimonio. Estos fondos, también conocidos como 'monetarios', cerraron 2023 con 9,9 billones de dólares bajo gestión según los datos de Fitch, un récord histórico. Se trata de los vehículos que suelen utilizar los inversores para reducir su exposición a otros mercados de más riesgo, como la bolsa o la renta fija de duraciones más largas, y una de las grandes preguntas que se plantean ahora los expertos es hacia dónde fluirá esta enorme bolsa de capital en el futuro. Los resultados de la última encuesta de Bank of America a gestores de fondos apuntan a que será la bolsa estadounidense la que más se beneficie del movimiento de capital que se producirá desde estos fondos.

Mercados

El resultado de las últimas elecciones europeas ha evidenciado el aumento de las tensiones geopolíticas, y el perjuicio potencial para la economía, y los mercados financieros lo están sufriendo. Las bolsas del Viejo Continente han sufrido un revés generalizado por el auge de la derecha populista, especialmente en Francia, donde la renta variable, y también los bonos, se están viendo especialmente castigados. Después de meses en los que las bolsas europeas se han comportado mejor que las estadounidenses, y han tenido el favor de los analistas por el panorama macroeconómico positivo, la situación está cambiando y hay expertos que están revirtiendo su preferencia por la bolsa europea.

La Reserva Federal mantiene la incertidumbre en los tipos. El banco central no toca los niveles actuales, entre el 5,25% y el 5,5%, pero rebaja sus expectativas para el resto del año: de dos recortes que preveían hasta ahora, los directivos de la Fed han pasado a apostar por una bajada sin descartar la segunda. Una respuesta que no se moja y desata la incertidumbre sobre los próximos movimientos de la institución.

Renta fija

La incertidumbre política en Francia ha sido la gota que ha colmado el vaso de los mercados con la deuda del país. El bono francés a 10 años no ha sido capaz de aguantar la presión por los resultados de las elecciones europeas, y su rentabilidad a vencimiento ya se encuentra a niveles del bono portugués, algo que no ocurría desde el año 2006. La tendencia de la deuda francesa lleva ya mucho tiempo siendo negativa frente a sus comparables europeos debido al enorme endeudamiento del país y a los problemas que está teniendo para enderezar esta situación. Francia tiene problemas económicos por no conseguir contener su gasto público ni cuadrar las cuentas presupuestarias. Ahora, ante la perspectiva de nuevas elecciones y el auge de la derecha populista, el bono ya da prácticamente el mismo interés que la deuda lusa: el título francés ofrece una rentabilidad del 3,20%; frente al 3,21% del portugués. El país luso ha seguido el camino contrario a Francia, el de la responsabilidad y la contención fiscal, y ya está recogiendo los frutos. Tanto, que parece que el acrónimo despectivo PIGS que se acuñó durante la crisis de deuda europea, en 20212 (Portugal, Italia, Grecia y España), va a ser sustituido por unas nuevas iniciales: los FIGS.

Política monetaria

La reunión de política monetaria que va a llevar a cabo la Reserva Federal esta semana llega en un momento incierto para la institución. Los repuntes inflacionistas que se están produciendo en Estados Unidos han servido para que los miembros de la Fed se replanteen su hoja de ruta para los próximos meses, y han borrado las expectativas de ver un recorte de tipos agresivo por parte del banco central estadounidense a medio plazo. La Fed sigue planeando empezar un proceso de recortes de tipos, y ya avisó hace meses de un posible repunte inflacionista durante unos meses, pero en su última reunión, a principios de mayo, algunos miembros del organismo han empezado a mostrar dudas sobre la bajada de tipos. En este entorno de alta incertidumbre, hay algunas claves que los inversores deben vigilar para descifrar el posicionamiento del organismo: la actualización del cuadro de previsiones macro, el gráfico de puntos del organismo y el discurso oficial, son los elementos más importantes en este momento.

Renta fija

Francia tiene un problema de endeudamiento evidente que la está relegando a una segunda división dentro de las economías de la zona euro. El que ha sido un motor histórico de la economía de la Unión no consigue repuntar, y depende de una enorme cantidad de deuda que, poco a poco, ha ido deteriorando el perfil de crédito del país. El mercado es consciente, y el bono francés cada vez está más cerca de superar en rentabilidad a vencimiento a los países periféricos, que hace no tanto, en la crisis de deuda de 2012, eran señalados por la propia Francia como unos socios poco fiables y económicamente débiles. El hito de esta semana es significativo: la prima de riesgo de la deuda española frente a la francesa ha tocado un mínimo que no se veía desde 2009, en los 0,25 puntos básicos.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha tenido una de esas reuniones complicadas en las que ha tenido que contestar a preguntas incómodas y difíciles de responder para cualquier mandatario. El BCE ha bajado los tipos de interés en 25 puntos básicos justo cuando la inflación parece que coge algo de impulso y el crecimiento de la economía despierta (lo que a través de la demanda puede dar fuerzas renovadas a la inflación). Lagarde ha tenido que responder a las preguntas que han puesto el foco precisamente en esto: ¿Por qué baja el BCE los tipos de interés cuando eleva las previsiones de inflación y crecimiento?