Ni España, ni Grecia, ni Portugal. El país que podría poner contra las cuerdas al Banco Central Europeo y a la zona euro en su conjunto es Francia. La segunda mayor economía del euro está sufriendo un incremento notable de su prima de riesgo (la deuda gala ya paga más que la portuguesa) en medio de un déficit público descontrolado, una deuda pública creciente y un panorama político incierto que puede terminar prendiendo la mecha de toda esa pólvora en algún momento futuro. Probablemente, no sea ni mañana ni pasado, pero la tendencia de la política fiscal gala es preocupante. No obstante, el BCE sí está dotado hoy de los instrumentos necesarios para, al menos, intentar evitar que suceda algo similar a la crisis de deuda soberana de 2010-2011. El BCE tiene dos escudos para los primeros envites y un 'arma secreta' que se anunció con la última revisión del marco operativo de la política monetaria.