Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

China sigue a lo suyo. Ni la desaceleración de su economía ni el desplome de sus mercados financieros están deteniendo el 'atracón' de petróleo que se están dando sus refinerías y empresas petroleras. Aunque la lógica económica dice que una economía que crece menos y que pierde población debería consumir menos crudo, las empresas estatales chinas han vuelto a importar una cantidad récord de petróleo en diciembre (con Rusia e Irán como grandes beneficiados), lo que podría estar ayudando a sostener el precio del barril por encima de los 80 dólares. Si China sigue los patrones de años pasados, en los primeros meses de 2024 (temporada alta de compras de crudo para Pekín) debería importar cantidades aún superiores. Las grandes preguntas son qué está haciendo con ese petróleo (almacenarlo, refinarlo...) y si Pekín va a mantener este vertiginoso ritmo de compras y cuánto cabe en sus reservas.

Cuando se habla de puntos de estrangulamiento o arterias vitales para el comercio internacional, siempre aparecen tres nombres propios: el Estrecho de Ormuz, el Canal de Suez y el Canal de Panamá. Sin embargo, hay un punto que no suele aparecer en ningún informe, noticia o previsión, y que, sin embargo, resulta vital para la economía española y europea: el Estrecho de Gibraltar. Este punto de estrangulamiento queda fuera de muchos análisis por la paz que reina en la zona, lejos de los grandes conflictos internacionales. Por ello, el colapso del Estrecho de Gibraltar solo se puede prever en un escenario muy remoto como los que analizan los cisnes negros. Una prestigiosa casa de análisis ha colocado el bloqueo del paso de Gibraltar como su principal cisne negro para este año. Por su puesto, Irán estaría detrás de este cisne que provocaría el colapso del comercio global.

Imaginen un país que, hasta hace nada, era de los más peligrosos del mundo, y que ahora es una auténtica balsa, un oasis de seguridad. Este es el fenómeno que está ocurriendo en El Salvador, una suerte de milagro que promete convertir a Bukele en el presidente más votado de la historia del país. Las últimas encuestas hablan de una intención de voto de hasta el 93%, algo inimaginable casi para cualquier país del mundo. ¿Cuál ha sido la receta?

Sin sobresaltos ni sorpresas. El Banco Central Europeo ha mantenido sin cambios los tipos de interés, con la vista ya puesta en el primer recorte que podría llegar en verano de 2024 (si atendemos a las declaraciones de Christine Lagarde, presidenta de la institución) ante la intensa caída en el ritmo de crecimiento de la inflación. El instituto monetario, con sede en Frankfurt, ha mantenido sin cambios los tres tipos de interés de referencia en la reunión de enero. Este ha sido el tercer cónclave en el que el BCE no mueve ficha desde que diera inicio el ciclo de subidas de tipos en julio de 2022. Desde entonces, el BCE elevó el precio del dinero en 10 reuniones consecutivas. Ahora ya van tres en las que no mueve ficha. ¿Cuándo llegará el próximo movimiento? Así ha sido la rueda de prensa de Lagarde pregunta a pregunta.

La Cuenca Pérmica de EEUU se ha convertido en el corazón petrolero del país. Esta cuenca, situada entre Texas y Nuevo México, presenta una formación geológica muy favorable que ha permitido a las petroleras americanas disparar su producción en 'casa'. La Cuenca Pérmica está a punto de producir 6 millones de barriles de petróleo diarios, superando a la producción conjunta de Irak y Libia, dos pesos pesados de la OPEP. Si esta región fuera un país independiente, tendría el honor de ocupar el puesto de cuarto mayor productor de petróleo crudo (no tiene en cuenta derivados ni condensados) del mundo, solo por detrás del propio EEUU, Rusia y Arabia Saudí.

La invasión de Rusia a Ucrania está metiendo a la economía rusa en un callejón sin salida. Moscú no puede seguir destinando buena parte de sus recursos económicos y humanos a mantener una costosa guerra si quiere mantener el crecimiento económico del que todavía disfruta el país. La guerra está intensificando rápidamente el creciente déficit de trabajadores. El resultado es, hasta la fecha, unos salarios disparados que amenazan con cronificar la inflación en un país cuya economía es relativamente débil.

Canadá es uno de los países más ricos en petróleo del mundo. Sus vastas reservas de crudo permiten a esta economía ser independiente en términos energéticos y exportar grandes cantidades de petróleo. Sin embargo, su principal obstáculo es la dificultad para transportar crudo desde sus zonas productoras (que no tienen salida al mar) hasta las regiones que consumen más crudo en el mundo, lo que limita, en buena parte, su producción. Sin embargo, la renovación de un gran oleoducto va a permitir que los campos de petróleo de Canadá incrementen su producción rápidamente. Tales son las expectativas de la industria, que la región de Alberta ya ha comenzado a disparar su producción de crudo para inundar el mercado el día que se inaugure este oleoducto.

Tras unos datos de inflación globalmente favorables, los mercados han empezado a especular con recortes de los tipos de interés oficiales del BCE casi inminentes. Sin embargo, en el seno del BCE no gusta nada que el mercado genere unas expectativas que no son coherentes con la realidad que ellos perciben. El desenlace de esta 'expectativa vs realidad' es siempre el mismo: el 'enfado' de los mercados cuando la realidad se impone, con el coste financiero que ello tiene. Por ello, el BCE ha vuelto a 'telegrafiar' el próximo movimiento, a riesgo de que sus palabras queden desfasadas. La propia Christine Lagarde aseguró hace unos días que los tipos de interés no bajarán en la zona euro, al menos, hasta el próximo verano. Esta reunión será una buena ocasión para que el BCE, a través del forward guidance, dé señales importantes para evitar una decepción en los mercados.

Pocas veces ha habido tanto consenso en el mercado sobre las previsiones del petróleo. Los recortes de la OPEP, la guerra en Ucrania y las tensiones/conflictos en Oriente Medio solo dejaban un vaticinio posible: el petróleo tiene que subir. Casas de análisis y organismos internacionales previeron que el precio del crudo se acercaría a los 100 dólares. Sin embargo, el petróleo cerró el 2023 por debajo de los 80 dólares. La respuesta a este 'misterio' no es única, pero a medida que se van conociendo datos va cobrando fuerza el impacto de los pozos perforados, pero no completados de EEUU. La rápida y masiva puesta en marcha de estos pozos ha generado una respuesta rápida y contundente que ha impedido que el precio del crudo se dispare.

Cuando se habla décadas pérdidas o del estancamiento que han sufrido algunos países en su economía desde el nacimiento del euro, automáticamente se vienen a la mente los casos de Italia o Grecia (España suele estar levemente mejor situada). Sin embargo, hay un indicador directamente relacionado con la prosperidad de una economía en el que España lo ha hecho incluso peor que la propia Italia desde que comenzó el siglo XXI. La 'maldita' productividad. El informe publicado por el IVIE y la Fundación BBVA revela que España presenta la mayor caída de la productividad, con diferencia, de todos los países analizados.